17 de Agosto de 2004
Albuquerque, Nuevo México (AP). El humo blanco y acre del incienso se eleva en volutas desde un quemador de barro mientras María de Lourdez Gonzáles Ávila inicia con sus estudiantes una ceremonia de purificación, o una limpia, como se le conoce en algunos países latinoamericanos.
Mientras sopla suavemente el humo perfumado sobre sus cabezas, brazos, piernas y bocas, Ávila trata de purificar la mente y el cuerpo de los estudiantes, anulando toda energía negativa. Ahora pueden comenzar la clase.
Gonzáles Ávila es una curandera mexicana que fue invitada por la Universidad de Nuevo México (UNM) para participar en un curso de dos semanas sobre la práctica de la medicina folclórica indígena, también conocida como curanderismo tanto en México como en otros países de América Latina.
Un continuo flujo de inmigrantes latinoamericanos ha incrementado la demanda por el curanderismo en el suroeste de Estados Unidos. A menudo calificado erróneamente como brujería, la práctica también ha captado el interés de los médicos, que tratan de aprender sobre las diversas maneras de acercar la medicina y el curanderismo.
El curanderismo es una concepción holística y espiritual de la medicina que se vale del mundo natural para curar la mente, el cuerpo y el alma. A menudo, las curanderas preparan brebajes, cremas y tinturas de hierbas y plantas y dan masajes terapéuticos para tratar una amplia variedad de males.
"Los mexicanos, y en general los hispanoamericanos, han venido practicando este tipo de medicina durante siglos", afirmó Eliseo Cheo Torres, vicepresidente de asuntos estudiantiles de la UNM, que organizó el curso. "El curanderismo es una mezcla de conocimiento y rituales y de medicina indígena. No sólo es una manera de curar, sino también una fuente de orgullo para los latinoamericanos. Forma parte de nuestra cultura".
Además de crear remedios derivados de plantas, los curanderos son venerados dentro de la cultura latinoamericana como dotados con el don de curación e intuición sobrenatural. Se considera que tienen en sus manos la vida de sus pacientes.
Uno de la mayores atractivos del curanderismo y de la medicina folclórica en general es que es barato y accesible, especialmente para los pobladores de las zonas rurales.
Elva Heredia es fundadora y presidenta de Promotoras Al Alcance, de Nuevo México, una organización que trabaja con inmigrantes latinos de la comunidad de Albuquerque, a fin de explicarles sobre los servicios médicos en EU. Señaló que muchos inmigrantes no pueden solventar el costo de la medicina occidental.
Por ello, decidió asistir al curso de curanderismo de la UNM, para aprender qué remedios naturales son efectivos para dolencias menores a fin de recomendarlos a sus clientes.
Lydia López Vandiver, enfermera certificada, tenía una actitud escéptica hacia la medicina alternativa, pero después se dio cuenta de que la medicina tradicional sólo trata el aspecto físico del paciente, excluyendo el factor mental y espiritual del proceso de curación.
"En la medicina occidental, cuando uno acude a una cita, el médico te habla un par de minutos y en seguida te receta una píldora. Es rápido e incompleto", comentó Vandiver. "No se establece conexión con el espíritu, no se toca al paciente, ni se conversa con él. Creo en la medicina occidental, pero hay muchas cosas que deberían integrarse".
Sin embargo, conforme crece el interés por la medicina folclórica, a algunos médicos les preocupa cada vez más que la gente que acude a los curanderos reciba el cuidado adecuado.
"Tenemos que estar conscientes de los límites del curanderismo porque no existe evidencia que demuestre que los tratamientos son efectivos y la gente puede ser engañada", destacó Ben Daitz, médico y profesor emérito del Departamento de Medicina Común de la UNM. "Cuando usa hierbas medicinales, la gente tiene que saber cuándo un tratamiento es efectivo y cuándo no lo es. Me preocupa que pacientes de diabetes, hipertensión y artritis no tomen los pasos necesarios para recibir un tratamiento adecuado"