Para Mayela del Carmen
Todavía hoy, no se sabe con certeza cuándo se fundó la misión de San José del Tizonazo en el Partido de Indé, aunque se piensa que posiblemente para 1603 se encontraba funcionando la misión jesuita.
Su ubicación, en la zona limítrofe entre diversos pueblos indígenas, hizo de este asentamiento una misión muy importante en la frontera cultural del centro de la Nueva Vizcaya, entre los tepehuanes, salineros, cabezas y tarahumaras.
Para 1563 ya se había fundado el mineral de Indé, ubicado a unos cuantos kilómetros al sur de este punto; no hay certeza de que la misión sea de estas fechas.
Según la tradición, el sitio fue fundado por frailes franciscanos, por lo que, de ser así, la capilla debió de instalarse antes de 1596, pero tal parece que su creación ocurrió a principios del siglo XVII, bajo la administración de los padres de la Compañía de Jesús.
Esta misión fue uno de los pocos asentamientos españoles que no fueron alcanzados por la rebelión general de los tepehuanes de 1616, debido principalmente a que en él se encontraban indígenas salineros, que no secundaron a los insurrectos.
El repoblamiento de la Nueva Vizcaya, luego de terminada la rebelión en 1619, permitió que durante algunos años del mismo siglo XVII los jesuitas establecieran en El Tizonazo el Rectorado de San Ignacio, para la administración de las misiones de la tepehuana alta y la tarahumara baja. Para 1641, de acuerdo con la inscripción que se conserva en la puerta lateral de la capilla, la obra de construcción había terminado.
Tres años después, en 1644, un nuevo levantamiento indígena, ahora de los salineros, destruyó la misión de El Tizonazo y puso en riego la seguridad de los asentamientos de la región. Sofocada en muy poco tiempo, el Rectorado de San Ignacio se trasladó a El Zape y más tarde a Guachochi, conservándose en El Tizonazo solamente la misión que entró en decadencia con la paulatina conversión de los nativos, desplazados por el florecimiento de los minerales de oro y plata que se fueron descubriendo en las cercanías. A fines del siglo XVIII fue secularizada y pasó a la administración de la Parroquia de Indé.
EL SANTUARIO
Después del levantamiento salinero de 1644, la misión fue nuevamente reconstruida, alcanzando las dimensiones actuales del edificio.
Del siglo XVII se conserva la fachada lateral y los contrafuertes del presbiterio, que son recios y macizos muros de adobe para dar rigidez y solidez al inmueble. El techo de dos aguas actual, aunque reciente, parece que sustituyó la cubierta del mismo carácter del siglo XVIII.
En el siglo XIX se construyó el actual retablo de cantera dedicado al Señor de los Guerreros y vino a suplir al antiguo retablo de madera que se encontraba en el lugar. Posiblemente el retablo de San José que se conserva en una capilla lateral del Templo de Indé haya sido el de este templo, ya que sus dimensiones son similares a los de la capilla del Tizonazo, y justamente está dedicado a la veneración del Señor San José, patrono del pueblo del Tizonazo.
A mediados del siglo XX el templo fue remodelado, la torre fue mandada realizar por el cura de Indé, el Pbro. Reinaldo González, y fue concluida en 1945; luego se integraría la fachada realizada por el maestro cantero Manuel Barrón en 1947. También, a partir de 1946, se inició la costumbre de llevar, en junio de cada año, en peregrinación al Señor de los Guerreros al templo de Indé.
El retablo del Señor de los Guerreros fue adecuado y recubierto con mármol en su parte inferior, para facilitar la peregrinación de los miles de fieles que acuden a este lugar. La casa cural fue completamente reconstruida y más recientemente se inició la construcción de un nuevo y muy amplio templo, a un costado del actual santuario.
La escultura de la imagen del Señor de los Guerreros recientemente fue restaurada por Lourdes Rodríguez, especialista de la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis de Durango, y ahora luce con todo su esplendor.
SUDOR MILAGROSO
El jueves 26 de junio de 1958, al término de la peregrinación anual a Indé, una vez colocada la imagen en su nicho del retablo principal del templo del Tizonazo, ocurrió un suceso excepcional.
De acuerdo con la crónica del párroco Reinaldo González, una vez colocada la imagen del Señor de los Guerreros en su lugar, pasado el mediodía, comenzó a aparecer en la imagen un brillo muy luminoso y gotas de sudor empezaron a resbalar por su cuerpo, por lo que le limpiaron con una toalla; sin embargo, la imagen continuó sudando por más de cinco horas.
Se llamó al cura de Santa María del Oro, el Pbro. Agustín Guillén, quien llegó justo cuando el sudor era más intenso, por lo que levantaron un testimonial que comunicaron al Arzobispado.
Los testigos del suceso se calculan en unas mil personas, muchas de ellas habían acompañado a la imagen en su peregrinación de Indé a El Tizonazo. Otras más llegaron tan pronto se difundió la noticia del milagro que estaba sucediendo, incluso, el Presidente Municipal de Indé levantó un acta con la firma de 318 testigos.
La prensa de la época dio testimonio del suceso. Primeramente, el 30 de junio El Siglo de Torreón publicó un amplio reportaje y pronto lo secundaron El Correo de Parral y La Opinión.
La difusión de este suceso, que no fue investigado más, propició que la adoración por el Señor de los Guerreros se transmitiera aún más y se fortaleciera la devoción y la religiosidad de los pueblos del norte de Durango y sur de Chihuahua, que le reverencian y glorifican con fervor.
LA TRADICIÓN
El salón de retablos del santuario del Señor de los Guerreros nos habla de la larga tradición que tiene la veneración de esta imagen. En los retablos se narran las diversas intercesiones de la imagen en el favor y milagros otorgados para los fieles que se encomiendan bajo su protección.
Se desconoce realmente desde cuándo se han venido dejando estos testimonios populares al pie del crucifijo, pero, a juzgar por algunas de estas evidencias que se conservan hace más de un siglo, la tradición está muy arraigada.
Los devotos a esta imagen han venido llevando sus demostraciones y pruebas de agradecimiento al pequeño templo. En la actualidad, los retablos ocupan un pequeño anexo y varios cuartos de la casa cural.
Los testimonios de agradecimiento, cada día mayores, suman en la actualidad tal vez varios cientos e incluso miles. Muchos de ellos son el testimonio de migrantes que, ante los peligros del desierto y de la captura de la Patrulla Fronteriza, se han puesto bajo la protección del mismo Señor de los Guerreros.
Uno de los retablos, fechado en 1881, narra cómo el señor Francisco Aliciano Cordero, afectado por diversas enfermedades nerviosas que paulatinamente se iban agravando a pesar de la intervención de los médicos, logró la cura milagrosa luego de que su madre lo pusiera bajo la protección del Señor de los Guerreros.
Los retablos que se conservan en este templo muestran cómo se ha extendido la devoción de esta imagen y muchos de ellos, tal vez cientos, provienen de poblaciones más distantes, incluso de los Estados Unidos. Uno de ellos, fechado en 1901, describe el testimonio de Pedro Rubio, vecino de Nuevo México, quien, al padecer una enfermedad incurable, acudió a todos los médicos, quienes hicieron todos los esfuerzos posibles por restablecerle la salud. Al saber de los milagros de la imagen de El Tizonazo, con toda la fe imploró el auxilio del Señor de los Guerreros, logrando recuperar su salud, por lo que se trasladó hasta su santuario en Indé para dejar allí prueba de su evidencia en una sentida representación que narra el suceso.
PARA CURIOSOS Y OBSERVADORES
En la fachada lateral del templo podrá reconocer la inscripción en cantera donde se indica el año de construcción de esa fachada, y corresponde a 1641. ¿Observa la forma curiosa de los números de esa época?
En la fachada principal se encuentran dos inscripciones en la cantera: una corresponde a la de remodelación de la fachada en 1947, y la otra se encuentra en la torre. Podrá identificarla, ¿cuántos años antes de la fachada se intervino la torre?
LEYENDAS
La Bruja del Tizonazo
Una de las leyendas, recabadas por Everado Gámiz, relata la historia del levantamiento que destruyó la población en 1644.
Dice el relato que uno de los dirigentes de la rebelión era una hechicera de los indios cabezas, quien al ser atrapada fue sentenciada a muerte, por lo que se le condenó a morir envenenada.
Tres veces intentaron intoxicarla pero resistió a todas las pócimas, por lo que decidieron ahorcarla y de nuevo tuvieron hacerlo por tres veces para poder cumplir la sentencia de muerte.
Desde entonces se le conoce a este personaje anónimo como la Bruja del Tizonazo.
PARA CONOCER MÁS
La fiesta del Señor de los Guerreros se celebra el primer viernes de marzo. La celebración dura seis días de fiestas continuas, y durantes estos días se realiza una gigantesca romería para visitar a la milagrosa imagen, llegando numerosas procesiones y danzas tradicionales.
A un costado del templo del Señor de los Guerreros se encuentra un par de pequeñas tiendas, en las que se pueden adquirir recuerdos de su visita al santuario. Aquí mismo puede encontrar dos pequeñas publicaciones. La Novena del Señor de los Guerreros, que incluye información histórica sobre el lugar, y la oración Visita al señor de los Guerreros, publicada por la Parroquia de Indé.
Existe un pequeño libro de Erasmo Sáenz Carrete, titulado “San José del Tizonazo: el Santuario de la Migración”, publicado en el año 2002 por la Presidencia de Indé y Potrerillos editores. Este libro se puede obtener en la Presidencia Municipal de Indé, o en Santa María del Oro en el domicilio de la editora Emilio Carranza número 10, es un interesante estudio sobre la tradición de la imagen venerada.
CAMINO
Cómo llegar
-Desde Durango (aproximadamente 337 Km.). Siga la carretera federal 45 con destino a Parral, hasta el kilómetro 293, donde encontrará el crucero de la carretera a Santa María de El Oro. En este lugar dé vuelta a su izquierda, con dirección a esa población; aproximadamente 32 kilómetros más adelante llegará al crucero a Indé y Puerta de Cabrera. Voltee a la izquierda en dirección a Indé y en el kilómetro 12 estará en San José de El Tizonazo. Aquí tiene que bajar a la izquierda del camino unos cuantos metros, por una terracería de regulares condiciones. La otra ruta, de unos 367 kilómetros, es por una bella carretera escénica, vía Santiago Papasquiaro. (Siga la ruta indicada desde Santiago).
-Saliendo de La Laguna (cerca de 259 Km.). Siga la carretera 49 con destino a Jiménez, Chih. Casi 40 kilómetros más adelante encontrará Bermejillo, aquí tome la carretera 30 y circule 126 kilómetros con dirección a La Zarca. Al llegar al crucero con la carretera 45 con destino a Parral, gire a la derecha por esa carretera y avance por 49 kilómetros hasta el crucero en dirección a Santa María del Oro; vire a la izquierda, y continúe por unos 32 kilómetros hasta llegar de nuevo al crucero con la carretera a Indé. Gire a su izquierda 12 kilómetros más hasta llegar a San José del Tizonazo.
-Desde Parral (aproximadamente 171 Km.). Tome la carretera federal 45 con destino a Durango. Aproximadamente a los 127 kilómetros encontrará el crucero a Santa María del Oro; gire en este punto a la derecha y siga otros 32 kilómetros hasta el crucero a Indé; dé vuelta a la izquierda por 12 kilómetros más para llegar a El Tizonazo.
-Desde Santiago Papasquiaro (unos 195 Km.). Salga por la carretera federal 39 en dirección a Tepehuanes, luego siga hacia Guanaceví. Al pasar Ciénega de Escobar, tome la carretera en dirección a Santa María del Oro. Se trata de una carretera escénica de inigualables paisajes, al llegar a Santa María, cruce toda la población hasta la carretera federal; dé vuelta a la derecha en dirección hacia La Zarca. En el crucero a Indé voltee a la derecha doce kilómetros, después llegará a San José de El Tizonazo.
FUENTE: Investigación de Javier Guerrero Romero.
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