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San Juan del Río, tierra de abundancia

Javier Guerrero Romero

Para Mayela del Carmen

Levantado al margen de una corriente otrora caudalosa, bajo la fronda cerrada de los legendarios ahuehuetes, San Juan del Río surge a la vista de los visitantes como un oasis inesperado.

Entre las agrestes colinas de las sierras de Coneto y de Gamón, es una de las más bellas y pintorescas poblaciones de Durango, con numerosas huertas aún en plena producción, bañada de incontables vegas.

Tierra de misiones, tierra de conquista, según la tradición, precisamente desde estos lares, desde San Juan Bautista del Río, Cristóbal de Oñate partiría para emprender la fiera conquista de Nuevo México a fines del siglo XVI. Según la tradición, desde aquí partieron las peregrinaciones de los Frailes Menores de San Francisco, que emprendieron la evangelización de los desiertos.

Desde aquí emprendieron su paciente tarea los misioneros que habrían de fundar San Diego del Peñón Blanco, San Antonio de Cuencamé, Santiago de Mapimí y muchas otras misiones que se convertirían en prósperos y florecientes minerales.

UN POCO DE HISTORIA

Los orígenes históricos de esta población son un tanto inciertos. Algunos historiadores afirman que este lugar es al que se refiere Francisco de Ibarra en sus exploraciones que realizara hacia 1561, lo cierto es que para 1575 se encontraba ya fundada la misión franciscana de San Juan Bautista del Río, con 300 indígenas viviendo en su derredor. Ya se había empezado a construir iglesia y convento para fortalecer las labores misioneras de la región entre los indígenas tepehuanes y zacatecos que habitaban la región.

Durante la rebelión de 1616, la pequeña villa fue abandonada y repoblada unos años después. Para mediados del siglo XVIII, de acuerdo con el informe del obispo Tamaron y Romeral, el asentamiento ya se había consolidado.

La población española y mestiza se estableció en este lugar desde los primeros tiempos coloniales, por las buenas perspectivas que significaba la agricultura, pues su abundante y constante agua permitía cultivar las tierras y abastecer de alimentos frescos a los minerales que se encontraban en su cercanía.

San Juan del Río se convirtió en el granero de las prósperas haciendas de beneficio minero de la región, puesto que desde de aquí se abastecieron durante toda la época colonial los minerales de Avino, Coneto y San Lucas.

UN EPISODIO CURIOSO

El 25 de enero de 1801, Francisco Antonio de la Bastida y Araziel, alcalde ordinario de San Juan Bautista del Río, se entrevistó con un indio que se había presentado con el nombre de capitán Cuerno Verde, quien de diversos interrogatorios terminó diciendo llamarse José Bernardo Herrada, y solicitaba licencia para poder actuar como “toreador” en las festividades del pueblo.

Unos días después, el alcalde De la Bastida recibió informes de que Cuerno Verde estaba alborotando a la población con ideas sediciosas e inquietaba a los indígenas asentados en la población, por lo que fue ordenada su detención, sometiéndosele a un intenso interrogatorio.

José Bernardo Herrada había dicho a los indígenas de la región que era su deber defenderlos de las autoridades españolas, y anunció acontecimientos extraordinarios para los próximos días.

Durante el proceso de interrogación, causó gran conmoción entre las autoridades de la Corona española porque descubrieron que había estado recorriendo numerosos pueblos de la región para promover la entronización de un rey indígena, su propio padre, que debería ser coronado el 29 de marzo de 1801 en Tlaxcala.

Según el propio capitán de indios, había salido desde 1799 de Tlaxcala, acompañado de otros indígenas, viajando hacia el Norte con destino a San Luis Potosí, para promover entre los indígenas de allá la entronización de su padre, pues los españoles “habían oprimido y esclavizado a los indígenas y su padre tenía ‘comora’ y poder, y era necesario expulsar a todos los españoles, como se había hecho con los jesuitas”, 34 años antes.

Esta noticia, mezclada con los rumores de los posibles ataques ingleses y las denuncias de sublevaciones indígenas impulsadas en Tepic por un indígena de nombre Mariano, así como diversas conspiraciones contra la Corona, hizo que las autoridades de la Nueva Vizcaya consideraran en serio las declaraciones de Herrada, por lo que fue trasladado a la cárcel en Durango y en 1805 se decidió llevarlo a La Habana, donde debería cumplir su sentencia, pero el 14 de diciembre de 1805, cuando era llevado a su nueva prisión, escapó cerca de la Hacienda de Tlacotes en Zacatecas y no se supo más de él.

A DÓNDE IR

En San Juan del Río hay varios lugares que no se deben dejar de visitar, entre ellos están:

-Iglesia de la Inmaculada Concepción. Frente a la Plaza de Armas podrá conocer una bella iglesia del siglo XVIII, que conserva en sus interiores una hermosísima colección de imágenes, entra las que sobresale la escultura encarnada de la Inmaculada Concepción. Observe el detalle de los bellos pisos de madera de mezquite. Esta iglesia, por su estructura, parece que se trató de una construcción que posiblemente estaba destinada a ser parte de un convento de religiosas, aunque desconocemos si realmente tuvo esta función.

-Templo y convento de San Francisco. Ubicado al sur de la población, este majestuoso templo muestra parte de la grandeza de la población. La fachada, única en la región, conserva parte del decorado de estuco. La torre majestuosa está rematada con un cupulín en forma de campana, que recuerda los remates de las torres de la Catedral de México. Lamentablemente sus interiores, severamente modificados en fechas recientes, no corresponden al esplendor de su fachada. El convento franciscano anexo conserva algunos vestigios de su esplendor; fue uno de los más grandes de la Nueva Vizcaya. El templo conserva restos de uno de los pocos panteones atriales que subsisten en Durango.

-Plaza de Armas y Presidencia Municipal. La Plaza de Armas, ubicada en el centro de la población, es un jardín frondoso, espeso, denso y bien cuidado, que lo convierte en un verdadero edén, un vergel rodeado de construcciones muy bellas, entre ellas la Presidencia Municipal, que permitió rescatar una de las casas típicas de la población; la Cárcel Municipal ocupa la antigua casa que sirvió desde la Colonia para la alcaldía ordinaria de la villa. El reloj público de la época porfiriana complementa el espacio.

-Casa de la Cultura. Conozca esta hermosa y típica casa, con su característico patio sevillano. Sostenida por la Presidencia Municipal en su interior, alberga al Museo Comunitario de la población.

-Museo Comunitario Francisco Villa. Este museo, cuidado con sumo esmero, está localizado en los interiores de la Casa de la Cultura y reúne diversos testimonios históricos de la Revolución Mexicana y particularmente de la vida de Francisco Villa, recreado con bien logradas imágenes y reproducciones; es un espacio que no debe dejar de conocer.

-Escuela Primaria Profr. Benito Acosta. Ubicada a espaldas del Convento de San Francisco, fue levantada en las huertas de este recinto religioso. La escuela es uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura Art déco que se conservan en el interior del estado.

-Alameda. Levantada a las orillas de río que cruza la población, la Alameda es un espacioso y amplio parque donde pasear y disfrutar de una exquisita nieve de garrafa. En ese lugar encontrará, además de los majestosos álamos y frondosos fresnos, centenarios e imponentes sabinos. Es un paseo realmente para disfrutar con la familia.

COMENTARIOS: jguerreroromero@prodigy.net.mx.

HECHICERO

Tradiciones y leyendas

El profesor Everado Gámiz en su insustituible libro “Leyendas durangueñas”, reproduce un breve relato que tituló “El hechicero de San Juan del Río”, que aquí referimos. Dice el relato que hacia el año 1780 en esa villa vivía un indio apache llamado Manuel Valles, que se había hecho famoso por sus curaciones “milagrosas”.

Un buen día el hechicero fue denunciado a las autoridades de la población, por lo que el alcalde ordinario empezó a realizar las investigaciones e indagatorias correspondientes. De las diligencias efectuadas, resultó que el hechicero aseguraba curar toda clase de enfermedades; entre ellas, se decía que había logrado sanar a un anciano que padecía de los riñones, de los que le extrajo una sanguijuela y un largo ixtle de lechuguilla; a otro le había extraído un par de sapos de los pulmones, e incluso se aseveraba que había sacado de la nuca de un joven una víbora de cascabel.

El hechicero se hizo muy temible en la región, pues así como curaba las más extrañas enfermedades, era también capaz de producir el mal a su entero capricho, e incluso a petición de otras personas, causando daños muy serios a los vecinos.

El proceso contra el hechicero no se concluyó, unos dice que fue porque el mismo brujo se protegió con un conjuro; otros dicen que en realidad el alcalde ordinario de la población no se quiso arriesgar a que sobre él o su familia se ejerciera alguna venganza.

ATRACTIVOS

Tips y recomendaciones

En San Juan del Río hay atractivos adicionales, por ejemplo:

-Dulces y comidas típicas. San Juan del Río es famoso por sus diversos productos de nuez. No deje de probar los exquisitos y tradicionales pescaditos de pasta de nuez o las deliciosas nueces encaneladas; disfrute de la nuez garapiñada, es simplemente excepcional. Para paladares exigentes, deguste un suave y afrutado vino de nuez, es un licor original, extravagante y único. El vino de membrillo elaborado con la pula fresca de esta fruta, es otra bebida popular para concluir las comidas.

-Dónde comer. En la población podrá encontrar diversos restaurantes y fondas para comer. El cocido de res, acompañado del insustituible arroz rojo, es un paltillo realmente fabuloso. Los chiles pasados rellenos de queso, capeados con huevo son otra alternativa para un gusto delicado. -Callejones y huertas. San Juan del Río es una población para caminar, es un lugar para descubrir su infinidad de rincones y espacios, para encontrar los detalles arquitectónicos que recuerdan un pasado glorioso, o los intrincados y angostos callejones que de cada visita un momento especial. Ascender por callejones como el de San Francisco, le permitirán obtener una panorámica muy bella de la población.

-La Coyotada. Muy cerca se encuentra este caserío, donde nació el personaje mexicano más famosos de la historia: Francisco Villa, el célebre y popular revolucionario. En este lugar encontrará un museo del sitio, que recuerda los orígenes humildes de Doroteo Arango; es un terreno en el que se respira la historia viva de México.

FUENTE: Investigación de Javier Guerrero Romero.

CAMINO

Cómo llegar

Existen dos carreteras para llegar a San Juan del Río desde la ciudad de Durango.

-Primera ruta (107 kilómetros): por la carretera federal número 45 con destino a Parral, al llegar aproximadamente al kilómetro 102, encontrará una desviación a su derecha de unos cinco kilómetros que le lleva directamente a San Juan del Río.

-Segunda ruta (117 kilómetros): salga por la carretera federal número 40, con dirección a Torreón, al llegar al kilómetro 55 encontrará la población de Francisco I. Madero. Aquí dé vuelta a la izquierda, para tomar la carretera estatal 137; siga unos 60 kilómetros para llegar al entronque a San Juan del Río, aquí vire a la derecha dos kilómetros más para llegar a la población.

FUENTE: Investigación Javier Guerrero Romero.

¿SABÍAS QUE...?

... En la Cárcel Municipal de San Juan del Río estuvo preso en 1894 Doroteo Arango, quien a la postre se convertiría en el célebre Francisco Villa.

Escrito en: Juan, población, Francisco, indígenas

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