Para Mayela del Carmen
Gracias al entusiasmo del señor canónigo Felipe Arellano, dio inicio la construcción del templo de Nuestra Señora del Refugio, mismo que se ubicaría justamente al centro del populoso Barrio de Tierra Blanca.
El pequeño santuario se erigió como una capellanía de cercana Parroquia de San Juan Bautista de Analco, y sería un auxiliar importante para atender a la vasta comunidad de Cantarranas y Tierra Blanca, que se encontraba relativamente aislada del centro de la ciudad por el cauce de la antigua Acequia Grande, ya que los puentes más cercanos estaban justo en la cercanía del templo de Analco.
Con el apoyo de toda la feligresía, se pusieron en marcha los trabajos para levantar esta iglesia. Las labores avanzaron con relativa prontitud, puesto que justamente tres años más tarde, el 2 de febrero del año 1908, se procedió a la bendición formal de la iglesia por la que tanto trabajara el Pbro. Felipe Arellano.
La torre del templo, aún sin concluir, fue encomendada al maestro Benigno Montoya, quien realizó el diseño y ejecutó las obras ese mismo año de 1908. La torre de un solo cuerpo es sumamente esbelta, lo que permite dar, con el remate piramidal, una sensación mayor de amplitud y altura a la construcción de la que realmente goza.
PRIMERA CAPILLA
Desde un principio el templo se estableció como una capellanía de Analco, concebido originalmente como una capilla de dimensiones modestas, con dos pequeñas capillas laterales; el visitante podrá reconocer con cierta facilidad el espacio que ocupaba la primera construcción.
Las dos pequeñas capillas estaban dedicadas entonces una a San José y la otra a San Felipe de Jesús. De acuerdo con un inventario levantado en 1917, al que hace referencia Rodolfo Villanueva, existían otras esculturas más en las capillas de pequeñas dimensiones, tal era el caso de un San Isidro Labrador que acompañaba al monumento del santo jesuita, y otra de Santa Rita de Casia en la capilla del Señor San José. De estas capillas laterales se conservan aún los modestos altares de cantera con que fueron labradas.
El altar mayor es el mismo que se conserva en la actualidad, aunque fue desplazado de lugar para permitir la ampliación del templo. Este altar, de un fino acabado en cantera, con esbeltas y bien logradas columnas pareadas, se convierte en un nicho de gran belleza para recibir el óleo de Nuestra Señora de El Refugio. La placa conmemorativa, que daba testimonio de los artistas que realizaron la obra, lamentablemente desapareció al reubicarse el altar, sin embargo, éste mantiene su belleza.
LA PARROQUIA
Cuando don Antonio López Aviña recibió el palio arzobispal el día 8 de julio de 1963, para convertirse en Arzobispo de Durango, de inmediato inició una profunda revisión a la administración de la Iglesia. De ella determinó la necesidad de redistribuir las parroquias de la Arquidiócesis y crear las que fueran necesarias para una mejor atención de la comunidad.
En el caso de la ciudad de Durango, determinó en 1966 la necesidad de crear tres nuevas parroquias: la del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, la de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús y la de Nuestra Señora del Refugio.
Para el efecto dictó los decretos eclesiásticos necesarios, y el 29 de mayo de 1966 signó el que creaba la Parroquia de Nuestra Señora del Refugio, que fue ejecutado el 4 de julio de ese mismo año en el marco de la festividad de Nuestra Señora, presidiendo el acto el propio señor Arzobispo, en el que dio posesión al primer cura de esa parroquia, el señor presbítero Francisco Parra.
SEGUNDA IGLESIA
El segundo párroco designado para esta parroquia fue el Pbro. Benjamín Arellano, quien, con el apoyo del padre Antonio Delgado, se abocó a ampliar la iglesia, pues la pequeña capilla resultaba ya insuficiente.
A principio de los años ochenta se dio a la tarea de realizar una obra transformadora de la iglesia, con la que adquirió la fisonomía que ahora tiene. Concluida la tarea emprendida unos años después, tuvo el tiempo suficiente para ver terminada su tarea, pues al poco tiempo, en 1985, fallecería, siendo sepultado en la propia Parroquia por la que tanto se esforzó.
La ampliación consistió en prolongar la nave original del templo un poco más, trasladando el altar de cantera hasta el fondo; al mismo tiempo, la dos pequeñas capillas laterales se modificaron, abriendo un gran vano o puerta hacia el Oriente para construir a partir de ellas dos angostas naves laterales, con lo que el templo cambió por completo su fisonomía y casi triplicó su capacidad para recibir a la feligresía.
Para ampliar el templo hubo necesidad de derruir unos antiguos cuartos que se encontraban en el solar posterior de la iglesia, para dar la amplitud requerida a la nueva construcción. Junto con las obras de ampliación se edificó también la casa cural, pues se habían utilizado como tal las accesorias que, para el servicio de la capilla, se habían construido desde 1936.
VIRGEN DE LA ENCINA
Según la tradición, alrededor del año de 1690, en una colina llamada Cerro Prado, en Italia, había una extensa y boscosa región arruinada por los salteadores de caminos y los malos espíritus.
Un campesino llamado Antonio Rossi, buscando la manera de ahuyentar a aquellos que impedían el libre y seguro tránsito, recurrió al auxilio de la Virgen y colocó, en el tronco hueco de una encina, una imagen de ella con el niño Jesús en su regazo. Su fe no quedó frustrada, cesaron los asaltos y desaparecieron los espíritus satánicos del bosque. Desde entonces los viajeros detenían su paso para orar ante la Virgen.
Era tan pobre la imagen que comenzaba a recibir culto, que los viajeros y vecinos del lugar decidieron colocar otra “más presentable”. Se intentó remover la otra, pero esto no fue posible pues parecía que era parte del mismo tronco del encino que la cobijaba.
Este suceso corrió la fama y creció el culto a la Virgen de La Encina, como se llamó a aquella imagen. En ese lugar pronto se construyó un templo para su veneración, sustituyendo la humilde capilla.
AMPARO DE LOS PECADORES
En el siglo XVIII, el misionero jesuita Antonio Baldinucci obtuvo una copia de la Virgen de la Encina, la que, cuidadosamente enmarcada, llevó en su trabajo evangélico, designándola patrona de sus misiones, e invocándola con el título de Refugio de los Pecadores.
De esta manera nació la advocación de la Virgen del Refugio. El propio padre Baldinucci solicitó al papa Clemente XI su coronación, que fue delegada al cardenal Aníbal Albani, quien la coronó solemnemente el 4 de julio de 1717 en Frascati. Otro padre de la Compañía de Jesús, Juan José Giuca, que había asistido a la coronación, consiguió una copia y la llevó a Puebla dos años después, en 1719.
Según una popular leyenda surgida en el centro del país, fue la misma imagen de la Virgen del Refugio la que reveló al padre Guica que la cediera a los misioneros franciscanos del Colegio Apostólico de Zacatecas de Propaganda Fide, poco antes de la expulsión de los jesuitas de los dominios españoles.
El fraile franciscano Guadalupe Alcibia recibió del padre Guica aquella imagen y la llevó a su convento en las inmediaciones de la minera ciudad de Zacatecas. Allí fue proclamada Patrona de las Misiones, por lo que se reprodujeron numerosas copias que se llevaron por toda la Nueva España, difundiendo y propagando así el culto de esta advocación de la Virgen.
CELEBRACIÓN
Fiesta patronal
El 4 de julio de cada año, recordando la fecha de coronación de la Virgen, se celebra en la Parroquia de Nuestra Señora del Refugio la tradicional fiesta patronal.
Esta fiesta es una de las pocas celebraciones religiosas en la zona urbana de la ciudad que aún conservan un auténtico sabor popular.
La fiesta, acompañada de diversas celebraciones litúrgicas, reúne además las populares danzas de matachines y hay que decir que los danzantes de esta parroquia se distinguen por el apego a las tradiciones y formas más antiguas de danzar a la Virgen.
La fiesta reúne en el pequeño atrio del templo y en la calle frente al mismo una gran cantidad de puestos de antojitos y juegos populares, además de algunos juegos mecánicos que se instalan en la víspera.
DETALLES
Para muy observadores
En el templo de Nuestra Señora del Refugio hay algunos elementos que debe observar.
*Pasadizo bajo el altar. Bajo el altar mayor hay un estrecho pasadizo, diseñado, como en los santuarios, para que los fieles pudiesen acercarse a los pies de la imagen de Nuestra Señora y desde allí hiciesen sus oraciones. El pasillo, actualmente en desuso, aún permite su tránsito.
*Corona de la Virgen. La imagen de Nuestra Señora del Refugio, aun cuando se trata de una pintura al óleo, se encuentra investida con una bella corona tridimensional que le ciñe sus sienes. El trabajo está perfectamente logrado.
*Vitrales de la antigua capilla. El primer templo fue adosado en sus vanos por vitrales emplomados de muy buena factura, los cuales se conservan íntegros. Identifique los dos que corresponden a los ángeles que acompañan a Nuestra Señora, en los muros laterales. En las linternillas de las antiguas capillas laterales podrá descubrir dos vitrales de motivos florales geométricos, de clara influencia Nouveou. En el coro se ubica tal vez el mejor de los vitrales del templo: se trata de la representación de Nuestra Señora del Refugio.
*Escudo. En la fachada podrá encontrar una bella talla sobre la puerta principal y por debajo del óculo –ventana circular- del coro. Se trata de un anagrama de Nuestra Señora del Refugio, con su inscripción en latín. ¿Podrá leerla?
*Imágenes religiosas. En el templo se conservan diversas imágenes de santos, entre ellas podrá encontrar, en una capilla lateral, una curiosa y pequeña talla en madera de fines del siglo XVIII del santo agustino San Juan de Facundo o San Juan de Sahagún.
FUENE: Investigación de Javier Guerrero Romero.
CÓMO LLEGAR
El Templo de Nuestra Señora del Refugio se encuentra en el Centro Histórico de la ciudad de Durango, en uno de sus barrios más populares: Tierra Blanca, en la calle de Bravo casi esquina con Valentín Gómez Farías.
Para llegar desde la Plaza de Armas debe caminar al Sur por la calle Juárez, hasta cruzar la Plazuela Baca Ortiz; siga en la misma dirección, pasando el bulevar Dolores del Río. Continué por la calle Luna, siga dos cuadras más por esta calle, cuesta arriba. En el cruce de la calle Gómez Farías dé vuelta a la izquierda y avance dos cuadras más; al llegar a la esquina de Bravo, a la izquierda podrá descubrir la inconfundible torre del templo.
¿SABÍAS QUE...?
... La devoción mariana de la Madre Entronizada, en la que aparece la Virgen María con el Niño Jesús, tiene su origen en el siglo III y de ella han surgido numerosas devociones, como la Virgen del Refugio de los Pecadores, en el siglo XVII.
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