@@ADSSCRIPTS@@

Editoriales

La Rosa de Tokio

Adriana Mota

Probablemente nunca hayas oído hablar de Iva Toguri, pero talvez sí de Anita la Huerfanita o de La Rosa de Tokio; es sobre aquel programa de la estación Radio-Tokio llamado la Hora Cero, una transmisión que se usó como arma de guerra psicológica empleada por el gobierno japonés en contra de los soldados combatientes norteamericanos. Lo que hacían era difundir mensajes en contra de ellos, teniendo como presentadores a compatriotas descendientes de japoneses, lo que hacia todavía más ofensiva la transmisión.

La verdad es que la Rosa de Tokio nunca existió, es una leyenda, fue inventada por soldados jóvenes que estaban llenos de miedos y de frustraciones al estar en un lugar tan lejos de su hogar en una guerra que no era la suya.

Se preguntarán: ¿qué hacía una estadounidense en territorio enemigo? Cuando ella viajó al Japón aún no estallaba la Segunda Guerra Mundial; Iva fue en representación de su familia a visitar a su tía Shizo que se encontraba muy enferma. Partió sin pasaporte, lo hizo únicamente con un certificado de identificación que indicaba que era estudiante de pre-médicas; cuando su permiso se venció lamentablemente ella no pudo volver a su país, debido a la oposición de las autoridades japonesas, porque para ellos no existían las suficientes señales de que fuera norteamericana, por lo que permaneció en Japón.

Iva fue considerada y además tratada como enemiga por el gobierno japonés; incluso, le ofrecieron que renunciara a la nacionalidad norteamericana y a cambio adoptara la japonesa, situación que rechazó de inmediato. Consiguió un trabajo de mecanógrafa para poder sobrevivir y aprender el idioma; también laboró en la agencia de noticias Domei como transcriptora; poco después los directivos de Radio-Tokio le pidieron a un locutor llamado Charles Cousens que preparara a una mujer para un programa de radio que llamó Hora Cero, existiendo más de una docena de locutoras que trabajaban en ese programa, todas con el mismo pseudónimo, el de Anita la Huerfanita, incluyendo a Toguri, que pronto llegó a convertirse en colaboradora de redacción y después en redactora del programa. Es en ese momento cuando cambia el formato.

Toguri logró adaptar el esquema del programa para que únicamente los "gringos" entendieran sus frases y así poder animarlos, contrario a la finalidad que perseguían las autoridades japonesas; uno de los guiones en poder del FBI que más me llama la atención y que me permitiré compartir con usted es el siguiente:

Ana la Huérfana: Hola, ¿qué tal, enemigos?... ¿Qué tal las trampas? Aquí está Ana de Radio-Tokio y nosotros estamos justamente para comenzar nuestro programa regular de música, noticias y la Hora Cero, para nuestros amigos? quiero decir, nuestros enemigos? en Australia y el Pacífico Sur? ¡Así que estén en guardia, y quieran que los niños no estén escuchando!... ¿Todo listo?... O.K., y aquí está el primer ataque a su moral? La Boston Pops? tocando Strike up the band.

En realidad lo que Iva redactaba subía el ánimo y divertía un poco a los combatientes; se nota en este pequeño guión cómo introdujo con mucho talento expresiones que sabía que los japoneses no entenderían pero los norteamericanos sí.

Después de terminada la guerra y proclamándose ganadores los Estados Unidos de Norteamérica, se inicia una búsqueda frenética por encontrar a La Rosa de Tokio y lograr obtener una entrevista con ella; una de las más de veinte Anitas las Huerfanitas mencionó el nombre de Iva Toguri, por lo que los periodistas le ofrecieron a Iva dinero para que les concediera la entrevista. Ella aceptó debido a la gran dificultad económica por la que estaba atravesando; le pidieron además que firmara una declaración en donde aceptaba que era "La Rosa de Tokio", pero nunca se imaginó que esos reporteros fueran a utilizarla como pruebas en su contra ante el gobierno norteamericano, al cual le había sido tan fiel, y sería acusada de traición, siendo capturada y encarcelada.

Nunca pudo demostrarse su traición, puesto que no hubo ninguna, a pesar de las campañas emprendidas en su contra, utilizando el racismo como herramienta, siendo uno de los juicios más caros en la historia de Norteamérica; el costo fue de nueve millones de dólares, considerándola inocente de casi todos los cargos, debiéndose en gran medida a las declaraciones hechas por sus compañeros prisioneros de guerra que abogaron en su favor. Fue condenada a diez años de prisión y multada con diez mil dólares por el delito de hablar frente a un micrófono, además de ser despojada de su nacionalidad; tiempo después fue liberada por haber sido prejuzgada, se le devolvió la multa y obtuvo de manera incondicional el perdón presidencial por el presidente Gerald Ford en 1977.

Iva Toguri nos enseña cómo sobrevivir a la pesadumbre y al sufrimiento, porque a pesar de las dificultades por las que pasó, nunca dejó de confiar en sí misma; visualizó siempre un futuro mejor y querer empezar a vivir una nueva etapa. Ella se ganó una apología alrededor del mundo.

La historia muchas veces llega a ser irónica; después de vivir en la sombra de una leyenda, de estar en situaciones de las que nunca se quejo y las aceptó con humildad, nunca habló mal de su país. Pasó de traidora a camarada; la lección de Iva Toguri es que, al igual que los tigres, ella nunca cambió sus rayas.

Escrito en: nunca, Rosa, programa, guerra

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas