Desde siempre, dar un buen beso se ha considerado un arte y éste sólo se aprende con la práctica. No hay de otra. Y como sería de imaginar, los jóvenes que se inician el amor no sólo tiemblan de miedo al imaginar su primer beso, sino que desconocen la manera adecuada de proporcionarlo.
No deberían preocuparse mucho, porque hay infinidad de hombres y mujeres que jamás han aprendido a besar, para frustración, sobre todo, de sus respectivas parejas.
Los que saben aseguran que existe un sinnúmero de formas de hacerlo y que no sólo se debe conocer el repertorio, sino elegir el beso adecuado para el momento indicado. Porque el beso es el primer contacto con nuestra flamante pareja y puede llegar a ser tan importante como para dar lugar, o no, a una segunda cita.
Viendo que existe un “mercado” de adolescentes y jóvenes, incluso de mayores de 30 que reprueban al besar, William Cane, un estadounidense de 32 años, escribió un libro de título muy trillado pero de contenido útil; “The art of kissing” (“El arte de besar”), en el que clasifica los besos por su intensidad e intención.
Describe cada uno, desde el más inocente, como el beso en los ojos, hasta un invento muy adecuado para los chicos tecnológicos de hoy: el beso eléctrico.
Para “la primera vez”, Cane aconseja dos besos simplones, aunque tiernos, para entrar en confianza:
De presión
Trata sólo de tocar los labios de tu pareja con los tuyos. Míralo (o mírala) a los ojos y haz una pequeña presión.
De ojos
Besa a tu pareja en la frente y las mejillas hasta que se sienta relajada y ya cuando esté en un estado receptivo, esto es, cuando cierre los ojos, besa suavemente un ojo primero y el otro después, de allí pasa a los labios.