El Siglo de Durango
¿Qué hacer cuando el amor de tu vida se encuentra tan lejos y tan cerca de la vez, y sólo un escrito rescata la relación cada vez que hay problemas?
La imaginación es, sin duda, el personaje principal en la obra ?Cartas de amor?, que ayer se presentó en dos únicas funciones a las 6:00 y a las 8:30 de la noche en el Teatro Ricardo Castro de esta ciudad.
Angélica Aragón y César Évora resumen la vida de Melissa y Andy en aproximadamente 60 minutos, tiempo más que suficiente en el que el espectador se enamora de la trama, de los personajes; aprende a sufrir sus bajas y a gozar sus altas y jocosas experiencias.
Todo comienza con la invitación a una fiesta infantil. Andy le responde porqué ama escribir y, a partir de entonces utiliza esta forma de comunicación como su refugio emocional, mismo que ve un complemento en su eterna amiga Melissa.
La obra completa fue un verdadero deleite para los asistentes. No importó si se estaba lejos o cerca del escenario, pues con sólo cerrar los ojos y escuchar a los protagonistas, las imágenes comenzaron a narrar la historia a un ritmo personal.
El talento de los histriones fue evidente. El proceso del cambio de voz, la evolución de las pláticas y la variedad de temas hicieron no sólo creíble la historia, sino también lógica y añorable.
En la vida de estos seres se presentan diversas experiencias que los acercan y alejan al mismo tiempo. Ella, una chica liberal, acaudalada y con ganas de dedicarse al arte, contrapone sus opiniones a un joven recto, bien educado, de familia de clase media y un futuro prometedor.
Conforme pasan los años, ambos se dan cuenta del gran amor que sienten por el otro pero nunca se atreven a confesarlo... por lo menos en palabras claras.
Cuando cada quien logra hacer su vida y su camino lejos del otro, resurgen el sentimiento y la dependencia anímica y es cuando las letras vuelven a rescatar su extraña relación.
Al crecer se dan cuenta de que no pueden vivir aparte. Tantas pláticas, anécdotas... vivencias que aunque lejos no los separaron, los mantienen pegados como imanes incluso cuando ambos se encariñan con otras personas.
Los años pasan veloces y lentos al paso de cada carta. Algunos días son muy divertidos pues Melissa es rebelde y no tiene pelos en la lengua; sin embargo, hay años en los que la comunicación no es recíproca y sólo uno mantiene vivo este nexo especial. Llegan entonces pruebas difíciles a su vida. Melissa cae en el alcoholismo y Andy en la superficialidad debido a que se convierte en un político en asenso.
Sólo ellos saben la realidad del otro que es compartida con la audiencia, en la cual ella se queja del desprecio de sus hijas y marido por su problema y él de su falta de decisión en casa.
El final es bastante emotivo. El respetable de pie no hizo más que llevarse las manos a la cara y limpiarse las lágrimas cuando Andy escribe la última carta dirigida a la madre de Melissa, cuando ésta muere. Le confiesa que le hubiera dicho muchas cosas que sólo por escrito se atreve y que siempre fue el amor de su vida.
Los actores, una vez que regresó la iluminación total, recibieron una ovación de pie que se prolongó algunos minutos.
Al salir, los ojos vidriosos de los asistentes revelaron la tierna experiencia que les dejó un mensaje muy claro y que seguro llevarán a cabo.
Los actores agradecieron grandemente al IMAC por haberlos invitado y así desaparecieron entre bambalinas para prepararse y dar la segunda y última función de la noche, en la cual lució un Teatro Ricardo Castro más lleno pero que a final de cuentas logró causar el mismo efecto en los duranguenses.