Karla Verónica Castro Bernadac fue entregada por su hermano Jorge Enrique y su mamá, María del Rosario Bernadac, en representación de su papá Enrique Castro Quintero, a su prometido Eduardo Ramírez Portillo, quien la esperaba ante el altar de la Catedral Basílica Menor junto a sus padres, Eduardo Ramírez Narciso y Rosa María Portillo de Ramírez, procedentes de la Ciudad de México.
El sagrado sacramento fue concedido por el presbítero Ladislao Reyes Sandoval, mediante un emotivo sermón. Como padrinos fungieron: David Bernadac Quezada y Yolanda Nevárez de Bernadac, Víctor Manuel Ríos Valles y Luz María Galindo de Ríos, Julio Smithers y señora, los papás y familiares del novio provenientes de la capital del país.
Al concluir la misa se ofreció una elegante recepción en los jardines de un conocido recinto social; las mesas fueron cubiertas con manteles de tono aperlado con toques en amarillo tenue especialmente para la ocasión.
Reunidos los invitados el papá del novio dirigió unas emotivas palabras a Karla Verónica y Eduardo durante un emotivo brindis. Enseguida, la pareja bailó el vals y compartió una pieza más con sus seres queridos.
Los asistentes deleitaron su paladar con una exquisita pierna en salsa de champiñones, complementada con pastas italianas y verduras al vapor, a la hora del postre se sirvieron deliciosas rebanadas de pay de diferentes preparaciones.
Después de la cena los presentes bailaron los temas ofrecidos por un grupo de música en vivo. Al evento acudieron invitados de la localidad, de diversas ciudades y del extranjero como: México, Mérida, Monterrey, Guadalajara, Ciudad Juárez, Tijuana, Querétaro y Cuernavaca, Estados Unidos y Venezuela.