En estos tiempos, en que la delincuencia se ha desatado en forma superlativa, afectando de manera increíble a la sociedad, rebasando la fuerza y el poder del Estado que se ve imposibilitado para combatirla, mucho se habla en las esferas oficiales que tienen qué ver con la seguridad pública acerca de un tema del que muchos opinan pero que pocos conocen su real significado y es el tema de la prevención del delito. A veces, las autoridades realizan actividades que consisten en elaborar folletos, trípticos o algún otro tipo de propaganda que hacen llegar a un sector muy reducido de la población en los que se le dan al ciudadano algunos consejos para su propia seguridad, consistentes en cosas que éste debe hacer y otras que no debe hacer para no caer en situación de riesgo y ser víctima de los delincuentes. Otras acciones consisten en organizar pláticas en las escuelas a los educandos, dándoles orientación para evitar la drogadicción y algunas otras acciones aisladas como la "Operación Mochila"; algunas reuniones con padres de familia, en que la mayoría de las veces pocos asisten a las mismas; se producen algunos spots en radio o algunos videos en la TV de campañas contra el uso indebido de drogas, etc. Se anuncia luego que se está realizando una gran campaña de prevención del delito y con ello se pretende hacer creer a la población que con estas acciones se van a reducir sustancialmente los índices de criminalidad. Cosa más alejada de la realidad; la prevención del delito constituye una de las tareas más importantes que los gobiernos, en sus tres niveles, deben realizar permanentemente, y no consiste simplemente en acciones como las que se mencionan líneas arriba, que aunque son recomendables en algunos casos, no se llevan a cabo en función de una política criminológica en la que se haya cumplido previamente con la aplicación de todos aquellos conocimientos proporcionados por la investigación científica del crimen, del criminal y de la criminalidad, así como de la reacción social hacia ellos, en el intento de evitarlos preventivamente. Si la política criminal se define como el conjunto de medidas prácticas que el Estado debe tomar para prevenir la criminalidad, entonces, una política criminológica es la aplicación de los conocimientos criminológicos en la prevención general y especial de las conductas antisociales. Para comprender el significado de la prevención del delito, es preciso saber que por prevenir debe entenderse prever, conocer de antemano un daño o perjuicio, así como preparar, aparejar y disponer con anticipación las cosas necesarias para un fin. En materia criminológica, prevenir es el conocer con anticipación la probabilidad de una conducta criminal, disponiendo los medios necesarios para evitarla. No pasa desapercibido que nuestros gobiernos han dispuesto estrategias para prevenir el delito, a partir de la creación de corporaciones policiacas como la Federal Preventiva, (que dentro de poco habrá de desaparecer para dar cuerpo a otra que se pretende llamar Policía Federal, a secas), o las Estatales Preventivas; la pregunta es: ¿han servido realmente estas policías como verdaderas entidades de prevención del delito, es decir, que realicen trabajo o acciones efectivas que eviten que se produzcan las conductas antisociales que se traducen en crímenes, a veces atroces que afectan terriblemente a la sociedad? La respuesta la encontramos cuando nos enteramos cómo mismos elementos pertenecientes a dichas corporaciones, que son mandos medios o superiores, se involucran en actividades criminales, o bien, simple y sencillamente llegan después de que ya se cometió el delito, convirtiéndose en policía reactiva y sus acciones son puramente represivas.Julio Peña Núñez, en su obra La Prevención de la Delincuencia, tomo I, pag.231 sugiere cinco pasos consecutivos que deben darse para planificar la prevención; posteriormente, hacer una evaluación de los programas preventivos, sus métodos y finalidades que puedan llevar a la consecución del objetivo deseado: que no se produzcan las conductas antisociales. Estos pasos son los siguientes: 1.Actividades previas, a) Fijar objetivos, b) Establecer el personal técnico que se encargará de realizar y dirigir el planeamiento, c) Información. Despertar el interés y buscar la participación de la opinión pública. 2. Elaborar el proyecto del plan. a) Determinar las necesidades de asistencia, b) Evaluar la capacidad asistencial (y el déficit asistencial), c) Determinar las causas principales a las que el déficit puede atribuirse, d) Formación del proyecto de plan. 3. Consulta y adopción del plan. 4. Ejecución del plan con objetivos a tres plazos, largo, mediano y corto. Ésta es la fase de los centros piloto de demostración y experimentación. 5. Evaluación, replaneamiento y adopción del plan definitivo.
Por su parte, Luis Rodríguez Manzanera considera que la única forma de hacer un plan de éstos es con base en: 1.Conocimiento integral del problema, 2. La formación de comisiones intersecretariales, 3. Participación de la comunidad, principalmente: a) Participación de las familias (Sociedad de Padres), b) Participación de las organizaciones privadas que en cualquier forma tienen contacto con los jóvenes, (clubes, sociedades, escultismo, iglesia, etc.), c) Participación de las escuelas, talleres, sindicatos, etc. Como puede observarse, la prevención no puede hacerse de manera improvisada, aunque es común en todo el mundo que los programas de prevención son inorgánicos y que las técnicas más modernas se encuentren parcial y escasamente desarrolladas, es deseable intentar un modelo preventivo del delito en el que se privilegie aquel principio filosófico-criminológico que dice: "No hay mejor delito que el que no se comete", porque en la actualidad, no hay un plan bien definido de prevención; la actividad es puramente represiva, ya que se espera que el individuo cometa un delito para castigarlo, es decir, que se ataca el hecho delictuoso, no las causas que lo producen, o los factores que lo favorecen. Ciertamente, no es sencillo, tampoco es barato; el signo de los tiempos y la sociedad lo exigen. El Gobierno tiene en sus manos la decisión.