Madrid, España EFE. Mala suerte de “Frascuelo”, que a los sesenta años de edad y treinta y cuatro de alternativa todavía tiene cosas importantes que decir en los ruedos. Y en el intento de decirlas, lección de entrega y pureza, ha caído herido grave. Nada menos que dos cornadas, una de ellas con dos trayectorias. El toro no le ha perdonado.
Aunque en otro contexto, mala suerte también del confirmante Israel Lancho, todavía inexperto pero que ha querido mucho en los tres astados que tuvo que matar, y que después de acoplarse en buena medida con “el toro de la corrida”, el sexto, ha estropeado con la espada un triunfo seguro.
El tercer contratiempo de la función fue, exceptuando el mencionado sexto, las nulas posibilidades del ganado. Iván García, el gran derrotado moral de la tarde, las solventó con escaso ánimo y, si cabe, menos recursos.
Poca suerte. Del herido, decir que apenas tuvo tiempo para una artística apertura de faena por abajo, en la que dos pases de trinchera fueron auténticos carteles. Una tanda más por el derecho, con el toro rebrincado y descompuesto, tuvo asimismo aroma muy torero. Y ya al intentar el natural, la voltereta y las cornadas.
Todas las ilusiones de “Frascuelo”, y de sus seguidores -que en Madrid son legión, como lo prueba la cariñosa ovación que saludó tras el paseíllo- acabaron en el quirófano. A ver si sanan pronto las heridas para que pueda volver donde tanto se le quiere y se le espera, esta plaza de Las Ventas, donde sus argumentos toreros son casi dogma de fe.
Se hizo cargo del toro agresor Iván García, quitándoselo de encima tras ligero macheteo. Un Iván García que en los dos de su lote tampoco se confió. Reservón y frenándose el primero, y sin emplearse el quinto; no obstante, nada justifica tanta inseguridad.