Ciudad de México.- En la Glorieta de Insurgentes se registró un segundo enfrentamiento entre “emos” y jóvenes que están en contra de este movimiento.
La presencia de unos 200 granaderos impidió que la agresión creciera. El problema se limita a una diferencia de ideologías, en la que algunos chavos acusan a los “emos” de robarse la cultura de otros.
“Ellos se apropian de la vestimenta e ideas de punks, metaleros y góticos”, se quejaron algunos de los jóvenes que están en contra de los llamados “emos” y quienes fueron amenazados y contra quienes se hizo una convocatoria a través de mensajes de internet y de celulares para agredirlos.
Personal de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal lamentó la intolerancia entre jóvenes, “porque lo único que están logrando es cerrar los espacios públicos en su propio perjuicio”.
Luis Rosales Gamboa, subsecretario de Seguridad Pública encabeza el operativo que concluirá hasta que el último joven abandone la Glorieta de Insurgentes.
Para evitar más enfrentamientos, granaderos han montado una valla en torno a los llamados “emos”, en tanto que un grupo de Krishnas, iniciaron una serie de cantos y bailes, rompiendo con la tensión en la zona.
ALERTA MÁXIMA
La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) solicitará medidas cautelares y precautorias a las autoridades del Sistema de Transporte Colectivo Metro para evitar en lo posible se realice una reunión de jóvenes en la Glorieta de Insurgentes, a la cual se está convocando mediante, Internet para actuar en contra de los emos, señaló el presidente del organismo, Emilio Álvarez Icaza.
Expuso que a lo largo de la semana la CDHDF se enteró de que se habían hecho llamados por correo electrónico para realizar encuentros en la ciudad de México, similares a los de Querétaro y Jalisco, donde se protagonizaron agresiones contra grupos de muchachos conocidos como emos.
Comentó que la situación es preocupante, “porque no solo son manifestaciones de intolerancia, sino de violencia”, por ello reiteró que no es un acto de autoridad, sino un llamado para que se intervenga, “para que se esté muy vigilante y pueda haber capacidad de respuesta inmediata”.
Álvarez Icaza comentó que no cree que sea un asunto generalizado en la ciudad, “pero lo pongo en términos de alarma por el significado que trae. Son practicas muy intolerantes de otras ciudades que se escurren a la capital”.