En lugar de celebrar hoy el Día de la Libertad de Expresión, recordamos que últimamente en esta tierra de Francisco Zarco han sido asesinados los periodistas Carlos Ortega Melo Samper, corresponsal de un diario local, y Eliseo Barrón Hernández, de La Opinión-Milenio. Otro comunicador, Enrique Rodríguez Lozano, del periódico El Correo de la Montaña, de circulación en la zona serrana de esta entidad, se encuentra desaparecido desde hace más de un año.
Desde tiempos inmemoriales, cuando se está de luto, nada puede festejarse. La pena y la alegría nunca irán de la mano, al menos en el mismo momento ante un determinado acontecimiento.
Tras estos atentados a la libertad de expresión ocurridos aquí, Durango lidera a todas las regiones del país en cuanto a periodistas ultimados. Es muy difícil encontrar a un estado del país que tenga registrado en el curso de su historia dos arteros asesinatos contra periodistas en un lapso no superior a las tres semanas.
Como se sabe, durante el pasado mes de mayo, Carlos Ortega y Eliseo Barrón fueron acribillados a tiros en Santa María del Oro y Gómez Palacio, Durango, respectivamente. Hasta el momento, nada se sabe de sus victimarios, ni tampoco del paradero de Enrique Rodríguez Lozano, editor del Correo de la Montaña, quien dio a conocer, antes de su desaparición, andanzas de criminales organizados en la región de Las Quebradas del estado.
Ahora, las investigaciones de los dos homicidios de los comunicadores están a cargo de la Procuraduría General de la República; sin embargo, en el caso de la muerte de Carlos Ortega, hasta hace muy pocos días fue la Procuraduría General de Justicia del Estado quien tuvo la responsabilidad de la investigación y no logró avances sustanciales, pese a que el propio comunicador ultimado dejó constancia de que si algo le pasaba, podía adjudicarse su muerte a tres funcionarios de los que dio nombre y cargo, quienes por cierto hasta el momento no han sido investigados.
En este escenario de sangre, muerte y desapariciones contra responsables de la tarea informativa, resulta muy difícil celebrar en buen ánimo. Tal vez, lo que corresponde ante tan significativo momento es demandar una y otra vez el esclarecimiento de estos crímenes y exigir que no ocurra ni uno más.
La ocasión también es propicia para lanzar un "ya basta" en este país a fin de que deje de enviarse este tipo de crímenes al inmenso cajón de la impunidad. La indolencia de las autoridades correspondientes para esclarecer estos ilícitos no ayuda a que transitemos hacia mejores niveles de sociedad justa e igualitaria. En México nos seguirá siendo muy difícil presumir de libertad de expresión mientras se siga atentando contra periodistas y no únicamente desde las entrañas de las organizaciones criminales organizadas, sino también desde las esferas del poder político, tal vez con más frecuencia e intensidad que en otros tiempos. Los comunicadores vinculan a la sociedad con sus autoridades, cuentan los hechos, transmiten el andar social y si esta tarea se pierde, entonces el paso y rumbo de una nación entera también quedan sin dirección.
RESULTARON EMPLEADOS municipales los encobijados de anteayer. La investigación del caso debe ser más que exhaustiva para que se transparente ante la sociedad la función que desempeñaban estos ahora ejecutados en el ayuntamiento de esta capital.
LA VIOLENCIA ACTUAL no ha afectado la organización del actual proceso electoral, según asegura David Alejandro Delgado Arroyo, máxima autoridad en Durango del Instituto Federal Electoral. Por lo pronto en este inicio de semana llegarán los paquetes electorales, cuya papelería será usada el día de la elección, el domingo 5 de julio
POR EL "MODUS OPERANDI" de los asaltos bancarios en esta capital, da la impresión que no se necesita mucha planeación para cometerlos y llevarse el dinero. A últimas fechas han sido parejas de maleantes o individuos solitarios, según testigos presenciales, las que han cometido estos delitos sin reacción oportuna de las instancias policiacas.