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HABLEMOS DE... AUTOESTIMA. (CONCLUSIÓN)

MARÍA DE LOURDES SOLÍS CARRERA

En virtud de que no es posible vivir y realizarse sino a través de la relación social, es fácil intuir que necesitamos aprender a relacionarnos para obtener y brindar más y mejores beneficios para todos. Ése es el destino del "animal político", del que habla Platón al referirse al hombre.

La autoestima es un recurso psicológico que permite que las personas se orienten hacia el bienestar y no hacia la autodestrucción. Sin embargo, de manera automática y poco consciente, acostumbramos desarrollar comportamientos que afectan y reducen de manera significativa nuestra calidad de vida. Envidiar, criticar, maltratar, celar, quejarse, negarse a aceptar las cosas como son, evitar los cambios necesarios, trabajar compulsivamente, fumar o beber en exceso y actuar tímidamente o con apatía, entre otras conductas frecuentes, revelan desamor por uno mismo, pérdida de equilibrio de la mente y del cuerpo y, por consiguiente, Ia urgente necesidad de restablecer la autoestima, que es la pieza clave para todo tipo de relación en nuestras vidas: familiar, amorosa, de trabajo o simplemente social. La primera relación trascendente en la vida de todo individuo es la relación familiar, ya que la familia es el inicial y más importante contexto que permite al ser humano desarrollar su autoestima. La familia es el espejo en el que nos miramos para saber quiénes somos, mientras vamos construyendo nuestro propio espejo; el eco que nos dice cómo actuar con los demás para evitar que nos lastimen.

La interacción de una familia autoestimada se basa en el amor más que en el poder, por lo que las expresiones negativas tienen cabida y son respetadas siempre que se expresen adecuadamente con la intención de encontrar soluciones, y no de manera irresponsable y anárquica, como simple catarsis. Se considera que cuando la comunicación es adecuada satisface las necesidades reales de las personas y se sienten comprendidas, motivadas para involucrarse sin traumas; se benefician, aprenden y crecen del apoyo mutuo. Por lo que la forma de proceder de la familia autoestimada es nutritiva porque se orienta a partir del deseo de triunfar y no del miedo a fracasar. La calidad de las experiencias que el individuo ha tenido desde su infancia determinarán en definitiva lo que piensa y siente acerca de sí mismo; la persona que se siente amada y que ha tenido experiencias enriquecedoras a lo largo de la vida podrá aceptarse tal cual es, con sus habilidades, cualidades y defectos; en cambio, la que no recibió estímulos de valor respecto de su persona se enjuicia a sí misma generalmente en forma negativa. Una elevada autoestima, vinculada a un concepto positivo de sí mismo, potenciará la capacidad de persona para desarrollar sus habilidades y aumentará el nivel de seguridad personal, mientras que un bajo nivel de autoestima enfocará a la persona hacia la derrota y el fracaso.

Los psicólogos están de acuerdo en que para eliminar nuestro miedo al fracaso es necesario liberarnos de la exigencia de una perfección "no humana" y darnos la oportunidad de cometer errores. Pero esto exige antes algo que parecería natural pero es quizá una de las cosas más difíciles en la vida. Amarnos a nosotros mismos sin condiciones, es decir, tener una elevada autoestima, a prueba de éxitos o fracasos. ¿Es posible? La respuesta está en una sola palabra: sí, aunque el proceso implica muchas cosas más. Con frecuencia prestan mayor atención a las personas y situaciones que les "restan" valor para que su autoestima no aumente, cuando lo más favorable sería minimizar los sentimientos y pensamientos negativos y a aquellos individuos que los humillan, al tiempo que suman puntos positivos a su valor aceptando los elogios que otros les hacen, enviándoles mensajes de amor y optimismo y rodeándose de gente sana que reafirme su estima personal. La asertividad es la única forma que responde a una autoestima desarrollada y se caracteriza por un diálogo respetuoso y frontal, para expresar y defender nuestros derechos a través de comportamientos adecuados con voz firme, contacto visual, postura recta y uso de expresiones verbales que reflejan autorrespeto. Creer en nosotros mismos nos permite disfrutar de respeto, seguridad y una perspectiva positiva de la vida; por eso, cuando conseguimos autoconfianza, los demás también son capaces de confiar en nosotros. Esto puede ser difícil de conseguir si sólo nos pasamos la vida de brazos cruzados y lamentando nuestra situación; en cambio, cuando nos decidimos a hacer algo por nosotros mismos, el resultado suele ser más favorable de lo que imaginábamos. Muchas personas han descubierto que el simple hecho de comprometerse con cualquier actividad que les resulte atractiva, fuera de las de compromiso de trabajo, puede hacer maravillas por su autoestima; además, se mantendría en buen estado de salud. Tal vez al principio resulte difícil habituarse a esa nueva actividad extra, pero con el tiempo será parte de la vida personal, mejorarán las relaciones sociales y hasta es posible descubrir que tenemos cualidades que jamás habíamos imaginado. De hecho, se ha comprobado que cada vez que aprendemos nuevos conocimientos, incluso, sobre nosotros mismos, comprendemos mejor cómo funcionan nuestras emociones y descubrimos cómo controlarlas. "El conocimiento de uno mismo es la puerta que lleva a la autoestima".

Escrito en: personas, autoestima, nosotros, relación

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