Invertir en la restauración y el mantenimiento de los ecosistemas ayuda a preparar mejor a las economías vulnerables al cambio climático, informaron este miércoles en Berlín los expertos que trabajan en el estudio "The Economics of Ecosystems and Biodiversity" (TEEB) , un proyecto financiado por el gobierno alemán y la Comisión Europea.
Se trata de una de las últimas conclusiones incluidas en TEEB, que tiene como objetivo valorar el impacto económico que tiene la pérdida de la biodiversidad, y que nació en 2007, tras la cumbre de ministros de medio ambiente del G8 + 5 celebrada en Potsdam.
El líder de TEEB, Pavan Sukhdev, explicó que un ejemplo muy claro sería la pérdida total de los arrecifes de coral, que desempeñan un papel fundamental a la hora de proteger a las costas contra los desastres meteorológicos debidos al calentamiento de la Tierra.
“Los servicios que proporcionan los arrecifes de coral están valorados en 170 mil millones de dólares estadounidenses al año, y se calcula que cerca de 500 mil personas dependen de estos ecosistemas para subsistir, además de una cuarta parte de las especies animales marinas”, señaló Sukhdev.
Los científicos descubrieron que se producen daños irreversibles en los arrecifes de coral a consecuencia del aumento de la temperatura de los océanos y los cambios en la acidificación de las aguas, fenómenos que aparecen cuando las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) superan las 350 partes por millón (ppm).
De hecho, las concentraciones de CO2 se encuentran ya por encima de esas cantidades, concretamente en torno a las 450 partes por millón, lo que puede suponer la extinción de este ecosistema en un par de décadas, con sus correspondientes consecuencias económicas, sociales y humanas.
Pero los arrecifes de coral son sólo un ejemplo, y otros ecosistemas que están en peligro y en los que hay que invertir son los ríos, los humedales o los bosques, señala el informe de TEEB.
Cada año los bosques de todo el mundo, además de ser una importante fuente de recursos naturales y económicos con vistas al turismo, absorben cerca de 5 gigatoneladas, o lo que es lo mismo el 15%, de las emisiones de CO2 que genera la Tierra, el principal gas de efecto invernadero.
Por lo tanto, invertir en iniciativas como la "Reducción de Emisiones derivadas de la deforestación y degradación de bosques" (REDD, por su siglas en inglés) no sólo ayuda a luchar contra el cambio climático, sino que también constituye una herramienta para afrontar los daños que ya se han producido.
En general, la gran biodiversidad con que cuenta el planeta en la actualidad, así como la denominada "infraestructura ecológica" se encuentran cada vez más en situación de riesgo.
Según el estudio, invertir en esa infraestructura ecológica de la Tierra y en sus ecosistemas resulta de gran interés económico: por ejemplo, por cada 45 mil millones de dólares que se destinan a las áreas protegidas, se están garantizando unos recursos naturales por valor de 5 billones al año.
Por este motivo, TEEB insta a los gobiernos a que valoren los beneficios y que adopten medidas que estén dirigidas a establecer políticas claras en cuanto a biodiversidad, con vistas a la convención de Naciones Unidas sobre cambio climático que tendrá lugar el próximo diciembre en Copenhague.
El Comisario Europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas, insistió en que los últimos avances en este sentido "demuestran que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son problemas que hay que afrontar de forma conjunta, y que requieren apoyo de la Unión Europea" .
Por su parte, el ministro alemán de Medioambiente, Sigmar Gabriel, indicó que "lo que necesitamos es un giro total en Copenhague. Tenemos que reconocer que la biodiversidad en la Tierra es pieza clave en las agendas de mitigación y adaptación" .