Las difíciles condiciones de vida de las familias de Nombre de Dios tienen como origen la crisis económica que azota a la ciudadanía, la cual se refleja en el desempleo.
Hoy en día la vida en el medio rural les resulta más costosa que en las grandes ciudades, esto debido a que las oportunidades de trabajo cada vez son menores, por lo que los jóvenes emigran en busca de nuevas oportunidades o de plano se unen al trabajo familiar de la venta de conservas, vinos y alimentos dejando de lado el esfuerzo que realizaron para terminar sus estudios a nivel profesional, aunque les resulte poco redituable debido a la escasa afluencia de visitantes.
COMERCIO "Hay días en los que no se vende nada, pero pues tenemos que saber administrarnos y ser más racionados en dinero y la comida, porque ya no alcanza para nada"; las ventas bajaron como un 70 por ciento, lo que "se acentuó más con lo de la mentada influenza", aseveró Yolanda Contreras Cisneros, comerciante del lugar.
Desde hace ocho años ofrecemos a la gente durazno en almíbar, cajeta, vino de membrillo, de perón, de granada, cajeta, etc. La escasa afluencia de turistas ha traído como consecuencia las bajas ventas, "la gente de aquí no compra, las cosas están muy difíciles, mi marido falleció hace poco más de un año, por lo que yo me he tenido que hacer cargo de todos los gastos y pues limitarnos a comer frijoles y huevo, que es para lo que nos alcanza", agregó.
DESILUSIÓN Me dan ganas de quitar el negocio, ya no se vende y todo está muy caro, mis hijos no han encontrado trabajo, estudiaron porque aspiraban a algo mejor pero parece que fue peor". Al Gobierno le faltan ganas de trabajar, los apoyos no se los dan a quien los necesitan, nos piden proyectos y no los aceptan, comentó con desconsuelo la señora Yolanda.
AFECTACIÓN Las personas de la tercera edad manifiestan su tristeza ante la dolorosa crisis financiera ya que debido a su avanzada edad no pueden desempeñarse laboralmente como quisieran para poder percibir una entrada de dinero.
"Qué esperanzas que podamos ir a comprar a la capital, "con lo que lleva uno, qué va a hacer a Durango", exclamó doña Guadalupe Castro, de 73 años. "A veces compra uno una cosa, a veces otra, el caso es que nunca compramos las cosas al mismo tiempo porque no nos alcanza".
Está muy dura la crisis, aquí comemos cuando podemos y para lo que nos alcanza; mi hija se quedó sin trabajo desde hace dos meses por cuestiones de inseguridad. Su jefe fue secuestrado, mi esposo y yo tenemos el apoyo de 70 y Más, pero pues no nos ha llegado desde hace dos meses y pues no tenemos dinero ni para la comida, comentó Doña Guadalupe con voz quebrada.
A duras penas la pasamos, "ya no estoy en condiciones de trabajar, ya ni veo, así que no puedo ni hacer una costura o un tejido", dijo mientras por sus arrugadas mejillas se deslizaban lágrimas, "ya no se puede vivir así, la situación está durísima, ya no aguantamos", exclamó mientras seguía su camino de regreso a casa con una bolsa de mandado con escasos alimentos.