@@ADSSCRIPTS@@

Editoriales

Sin Esperanza

No Hagas Cosas Buenas

ENRIQUE IRAZOQUI

Cuando mis padres llegaron a vivir a La Laguna, el fraccionamiento de la jabonera La Esperanza en Gómez Palacio fue el sitio donde compraron su casa recién desempacados de la ciudad de México. Somos un montón de hermanos y yo, siendo el menor que vivió allí, porque el miembro restante llegaría a este mundo cuando ya la familia se había mudado, apenas recuerdo entre sueños lo que era aquello. Pero en cambio tengo mucho más presente anécdotas de oídas del lugar por todo lo que mis papás y hermanos platican de todo aquello. Sé que era el vecindario cerrado y que había una alberca para el uso de todos los habitantes; hablan de una acequia que por ahí corría y de muchos árboles; las higueras me suenan un poco más familiares. También en vago recuerdo tengo presente que ciertamente La Jabonera era la empresa que había propiciado el surgimiento del aquel barrio tipo campestre y que allá en los setenta, la calidad de vida de ahí era realmente valía la pena para la estadía familiar. No cabe duda que en familias numerosas, la infancia y adolescencia de la mayoría de los hermanos son el cenit de la responsabilidad de los padres y en el anecdotario de la familia en esta etapa es la que utiliza más páginas, y en La Esperanza mis hermanos y mis papás sin duda llenaron cientos hojas. Todas ellas ocurridas precisamente en La Esperanza. En cambio, yo apenas si puedo rememorar ciertos detalles, a no ser de la rebanada de talón que me di montado en una bicicleta con mi hermano Miguel. Todo esta historia viene a cuento por la información publicada de que el proyecto para hacer el parque La Esperanza está detenido. El año pasado, con bombo y platillo se anunció que se había llegado a un acuerdo con los trabajadores del predio en cuestión, que tenían en posesión por una huelga que se había prolongado por años. El gobernador del Estado, Ismael Hernández, y el entonces presidente municipal, Ricardo Rebollo, con beneplácito y satisfacción comunicaban a la ciudadanía que una vez conjurado el conflicto laboral, el Gobierno planeaba darle a Gómez Palacio un parque de recreo y esparcimiento. Hoy ya se han gastado tres millones de pesos para la elaboración del proyecto, pero el mismo está empolvado en los archivos gubernamentales, sencillamente porque, para este ejercicio, han reconocido que no existe partida presupuestal para esta obra de desarrollo social. Es una verdadera pena lo que con La Esperanza están haciendo. En Durango, todavía pasan cosas como éstas y parece que nadie dice nada. Tal vez la carencia de alternativa partidista contribuya a ello y a las autoridades simplemente les vale madre. Ricardo Rebollo, presidente municipal que con su trabajo estaba transformado Gómez Palacio y parecía sacarlo de su letargo versus la infraestructura de su vecina Torreón, tuvo que dejar la chamba para buscar un diputación federal, cosa que no hace sentido si no se le observa en mera aspiración de ascenso político. Manuel González Margain, director de Obras Públicas del municipio de Gómez Palacio, señala que la obra constaría de tres etapas y el monto rondaría los cien millones de pesos. Para dar un orden de la magnitud, por ese dinero Gómez Palacio tendría un parque polifuncional que contempla mariposario, aviario, jardines temáticos, museo, torre fuente, zona deportiva, cuerpos de agua, entre otras; y su extensión sería poco menos de la mitad del bosque Venustiano Carranza de Torreón, y el recurso sería apenas la tercera parte aproximada de lo que costó el ya derrumbado Distribuidor Vial Revolución que, entre edificación, dictámenes, reparaciones y demoliciones, anda por los 300 millones. Pero este año no se hará nada porque simplemente no se presupuestó, pero como en el estado de Durango se hace lo que se quiera, este año así se va a quedar. Qué lastima no tener Esperanza.

Escrito en: Gómez, Esperanza, Palacio, hermanos

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas