Por su ensayo publicado en la revista electrónica Círculo de Poesía sobre la "estética cuántica", Reneé Acosta es la ganadora del Premio María Elvira Bermúdez de Ensayo Literario, convocado por la Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras 2011 (AMMPE).
"Crítica óntica a una estética cuántica" es el título de este trabajo, inscrito en una categoría profesional y premiado con el monto de 50 mil pesos.
"Es una crítica a la última vanguardia del siglo XX surgida en España en el 1999 a los supuestos fundamentos de este manifiesto. Propicia la búsqueda de una auténtica estética cuántica", comenta Acosta en entrevista.
Descrita por su autora como "una crítica muy aguda", este ensayo es un trabajo de un año de investigación que se desglosa a lo largo y ancho de 15 cuartillas para ofrecer al lector su punto de vista sobre la estética cuántica.
El texto está disponible en internet en la revista "Círculo de poesía" y el premio será entregado el próximo viernes en el Aula magna "Olga Arias", ubicado en el Centro de Convenciones, en punto de las 13:00 horas.
Esta poeta y ensayista, graduada con honores de la carrera de Filosofía de la Universidad Autónoma de Chihuahua realiza una nueva investigación socioantropológica del tema de la estética en el narcotráfico.
"Estoy buscando el impacto de la violencia del narcotráfico en la cultura y en las costumbres y qué hacer para que el impacto no llegue a los niños y jóvenes", describe.
La idea de este ensayo es adelantarse los pasos que vivió Colombia, para que la reintegración del sentido social no sea tan tardada, explica Reneé Acosta, convencida de que es a través de la cultura que se puede hacer este proceso de saneamiento del tejido social.
Luego de cuatro libros publicados (poesía) y de ser becaria del FONCA con su proyecto poético Metafísica del Ojo, actualmente imparte seminarios de filosofía en la Instituto Municipal del Arte y la Cultura (IMAC).
'Crítica óntica a una estética cuántica'
No hay edificación vanguardista más triste que la que está fundamentada sobre cimientos tan sólidos como una torre de barajas. Peor resulta cuando los principios que sustentan padecen de la argumentación que Tarski llamaría contrastabilidad de verdad; es decir, cuando los objetivos están elevados por encima de los resultados corroborables. Babel no cayó por el lenguaje, sino por los deficientes cimientos que llevaron a la pérdida de la lengua adánica. Así es el nacimiento mal logrado de la última vanguardia que tuvo su parto en febrero de 1999 en Granada.
Ante los reveses de la literatura española de finales del siglo XX, aparece el manifiesto de la estética cuántica abanderado por el poeta Gregorio Morales; como anunciación de la equivocidad de las tendencias, un manifiesto cuya apócrifa acta de natalidad se vincula con la persistencia neo edificadora de las vanguardias; dando a luz a la última de su casta que, por cierto, nació muerta. Pero, si bien Octavio Paz arrojó su hipótesis acerca del fin de la tradición de la ruptura, desde México donde el estandarte estridentista aturdía en gran alarde su sumatoria de las vanguardias italianas y dadaístas, con el grito de ¡viva el mole de guajolote!; en suma, desde un país que no tuvo realmente sino que tradición y poca tradición de la ruptura...