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4 poemas a mi ciudad (fragmento)

Durango, calles bajo una lenta

-de ahí tu magnitud a la distancia

Y el vértice de luz en que te ardes-:

Sabes a aguamiel,

Hueles a geranio,

Tu voz es el cantar de las esquilas

...y cuando hundo mis manos en tu carne

-rojo polvo; arcilla

Dura y resaca-

Siento el rotundo golpe de tu sangre

Como un chorro de acero

Entre mis venas!

Ciudad en pretérito remoto

Donde la vida es tan tranquila

Que da vértigos de ozobra.

Donde el aliento de provincia

Es cotidiano

Como la misa en catedral,

La limosna en el atrio,

La algazara de zanates en las huertas,

Y el sopor de antigüedad en tus amarillas y labradas

Canteras.

Durango, ¡Vértice del día!:

Qué dolor tan querido es la dolencia

De respirar tus aires;

De beber con angustia milagrera

Los millones de astillas de cristales

Que destrozan por siempre los pulmones

¡y el corazón, los huesos, las arterias...!

...¡Oh santa gangrena la de ser tu hijo!

Padre:

Tu nombre es la raíz de nuestro emblema.

Tus siete letras, como siete llagas.

Son el tatuaje

Que tus hijos llevamos,

Para reconocernos

En todos los abordajes

A que las olas nos lanzan,

Marineros que hemos zarpado de tu puerto:

Balcón de tierra sobre el mar del tiempo;

Rompeolas y faro de la vida;

Última escala del obligado viaje

Del fondo de la tierra

Al corazón del viento.

  ALEXANDRO MARTÍNEZ CAMBEROS

Escrito en: siete, Durango,, gangrena, hijos

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