A punto de cumplirse un mes del lanzamiento mundial de Windows 8, llegan las dudas. Varios analistas aseguran que la acogida inicial está siendo tibia; las grandes cadenas de almacenes que el interés de los consumidores, comparado con Windows 7, es mucho menor y las empresas que se tomarán con calma sus planes de migración. Aún es pronto para sacar conclusiones, pero los primeros indicios parecen claros: la euforia brilla por su ausencia.
Chris Whitmore, analista de Deutsche Bank, achacó esta semana la rebaja en la previsión de ventas de PC este trimestre a la floja adopción de Windows 8. Mientras el mercado de ordenadores cae un 15% en Europa, el de tabletas se dispara un 50%. Tom Evans, de Canalys, coincide. “La explosión de ventas que se esperaba no se está produciendo. Las grandes tiendas de electrónica y distribuidores con los que hablamos nos confirman que el despegue está siendo bastante lento. Eso no quiere decir que sea un fracaso, pero a Microsoft y a los fabricantes les hubiera gustado otro comienzo”, explica.
Los motivos que ofrecen para este lento despegue apuntan a un cóctel de obstáculos: la difícil situación económica, especialmente en Europa; el amplio inventario de ordenadores con Windows 7 que aún debe venderse y cuyos precios rebajados compiten con los nuevos; la fuerte curva de aprendizaje que supone utilizar Windows 8; la competencia del iPad y tabletas Android o el escaso interés inicial de las empresas, son algunos de los factores. La promesa de Windows 8 como revitalizador del mercado de PC de momento parece ser solo eso, pura promesa.
Microsoft niega rotundamente el escaso tirón de su producto estrella. Steve Ballmer anunció recientemente que en los tres primeros días tras el lanzamiento más de cuatro millones de consumidores habían adquirido una copia. “Estamos muy contentos con los resultados hasta ahora. Más del 11% de los ordenadores que se vendieron en España tras el lanzamiento eran Windows 8. En la segunda semana, un 22%. Son cifras que superan nuestros objetivos iniciales”, explica Fernando Calvo, responsable de Windows 8 en España.
Microsoft, sin embargo, no ofrece de momento datos totales más allá de los cuatro millones de copias iniciales. Que el 22% de los ordenadores vendidos en España lleve Windows 8, cuando el mercado de PC se derrumba, no aclara la situación. Para fabricantes como HP, que acaba de confirmar una caída del 12% en los PC distribuidos durante el último trimestre, será difícil que Windows 8 maquille el problema en noviembre y diciembre.
“La gente llega preguntando cada vez más por tabletas en lugar de portátiles y de momento las tabletas con Windows 8 son escasas y caras. Con Windows 7 la expectación y las ventas a estas alturas fueron mucho mayores. La promoción de Microsoft también fue más potente, había hasta colas. Esta vez no”, explica el portavoz de una de las principales cadenas de electrónica de nuestro país. Lo mismo confirman otras cadenas en EE UU, como NewEgg, de venta por Internet. “Todo hay que verlo en su contexto. Es cierto que aún hay mucho inventario con Windows 7, pero a nivel de equipos nuevos o actualizaciones, Windows 8 está funcionando muy bien”, insisten en Microsoft.
Lo que más desconfianza está generando entre los analistas es el interfaz del nuevo sistema operativo, a mitad de camino entre el mundo táctil y el escritorio tradicional. Asus, Samsung, Lenovo y demás fabricantes están en pleno lanzamiento de ultrabooks y tabletas con teclado físico que, gracias a Windows 8, se pueden utilizar tanto de forma táctil como con el ratón. Microsoft lo intenta por su cuenta con Surface (de momento no disponible en España). La idea es buena pero la ejecución no convence a todos.
El último en sumarse a las críticas ha sido el especialista en usabilidad Jakob Nielsen. “Windows 8 es decepcionante tanto para usuarios avanzados como para novatos”, escribe en su web vintage que, todo sea dicho, para muchos es la antítesis de la usabilidad. La dualidad entre pantalla táctil y ratón en un mismo equipo, la imposibilidad de hacer multitarea con más de dos ventanas o aplicaciones abiertas a la vez en la pantalla o los gestos táctiles enrevesados y escondidos, dice Nielsen, complican el uso. “Entiendo la razón de la estrategia de Microsoft “un Windows para cualquier pantalla”, pero es equivocada para los usuarios”, añade.
El otro foco de duda está en las empresas: ¿necesitan realmente actualizar a Windows 8?; ¿cuán rápido lo harán? Las grandes compañías no tienen prisa: el 36% a nivel mundial aún utiliza XP y un 40% Windows 7, según la medidora Net Applications. “De momento no vamos a hacer nada con Windows 8, ni lo hemos empezado a analizar, aún estamos con XP. Dada la fama que tiene Windows con sus actualizaciones, queremos probar y requeteprobar todo hasta que sepamos que funciona todo al 100%”, explica un portavoz del BBVA. En Endesa, más de lo mismo: “No hemos probado Windows 8 ni creo que lo hagamos pronto, quizás a mediados o finales de 2013. Ahora tenemos Windows 7 y es tan estable que no vemos necesidad”, dice un portavoz.
Según Microsoft, el Ayuntamiento de Barcelona o Avanade ya se han decidido a implantar Windows 8 en España. A nivel internacional, el operador británico BT o la aerolínea Emirates, que ha entregado tabletas HP con Windows 8 a su tripulación, están entre los primeros en adoptarlo. “Creemos que las ventajas en movilidad, seguridad y productividad justifican el cambio, pero solo acabamos de empezar”, dice Calvo. En 2009, Microsoft logró vender más de 240 millones de copias de Windows 7 durante el primer año. Le quedan 11 meses para superarlo.