Uno de los postres más en boga de los últimos tiempos es en realidad algo muy típico en muchos países, sobre todo en aquellos con temperaturas más cálidas. Se desconoce cómo se originó el gran invento de las uvas congeladas, pero lo cierto es que, además de originalidad, tiene casi todos los beneficios de la fruta, lo que hace del postre un plato muy recomendable, que toman mucho en Latinoamérica y en Italia. Su textura se parece mucho a la de los helados de hielo, puesto que el interior de la uva está compuesto casi en su totalidad por agua.
El proceso es muy sencillo: tras lavarlas y secarlas, se aconseja congelarlas extendidas en un plato, para que se peguen entre ellas lo menos posible. A continuación, es más adecuado ponerlas en una bolsa, para que no ocupen tanto espacio dentro del congelador, donde deberán estar entre media y una hora, tras lo que tendrán un fecha de caducidad de una semana, aproximadamente.
Esta fruta es rica en compuestos fenólicos, los que tienen una fuerte acción antioxidante. Además, algunos de los que están presentes en las uvas negras y rojas impiden el crecimiento de hongos en la piel y colaboran a la hora de bloquear el crecimiento tumoral. Esta fruta, con la que se celebra la llegada del nuevo año en varios países, tiene un ligero contenido en fibra, por lo que es un laxante suave, así como en magnesio y potasio, lo que previene enfermedades del corazón. Sin embargo, las uvas no se recomiendan para aquellas personas con insuficiencia renal o para las que necesitan reducir su nivel de potasio.
Las uvas congeladas son un alimento óptimo en cualquier momento del día, tanto como postre, aperitivo o bocado entre platos más contundentes, tal y como a veces se sirve un sorbete para refrescar el gusto. De hecho, uno de los sorbetes más sorprendentes es el que se hace mezclando uvas ya congeladas con cava o agua de Valencia y azúcar, una delicia de lo más simple. Además, la uva previamente congelada es la base de un tipo de vino Chardonnay que empezaron a producir en Alemania y Canadá, debido las bajas temperaturas que hacían que se congelaran sus uvas, aunque ya se lleva a cabo también en Chile, donde se congelan las uvas artificialmente.