¿QUIÉN PUEDE CUIDAR MEJOR A LOS HIJOS: LA MADRE O EL PADRE?

Hace algunos días se dio a conocer un caso en el que tuvo que intervenir la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en el que los padres se disputaban la guarda y custodia de su pequeña hija de 10 años de edad. Lo interesante de este asunto es que en primer lugar, en el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil, con sede en el Estado de México, se concedió la guarda y custodia a la madre sólo por el hecho de ser mujer, con el argumento de que la madre es más apta para cuidar a la menor porque comparten el mismo género.

Sin embargo, el padre, no conforme con esta resolución judicial, recurrió a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuya Primera Sala determinó que el hecho de ser mujer no le da a la madre más derechos sobre el padre para obtener la guarda y custodia de un menor de edad, aunque se trate de una niña, con lo que se revocó la anterior sentencia y el padre resultó beneficiado con esta determinación que, en lo personal, me sorprendió y que aplaudo, por varias razones, que a continuación trataré de explicar.

Tradicionalmente, en la sociedad mexicana, siempre se ha pensado que la madre es la persona que mejor puede cuidar a los hijos, quien está mejor capacitada para proveerles todos los satisfactores, tanto materiales como espirituales, para su desarrollo, en todos los sentidos.

Y por supuesto que, en principio, estoy completamente de acuerdo con esta imagen, con este concepto que los mexicanos nos hemos forjado con respecto a las cualidades excepcionales que les conocemos a nuestras madres, cuya abnegación y sacrificio van más allá de sus fuerzas. Además, lo podemos afirmar, sobre todo, quienes fuimos criados y cuidados por una progenitora que nos protegió (y todavía lo sigue haciendo) cuando la ausencia del padre era frecuente por las actividades propias de este (el mío, que en paz descanse, era militar).

Por todo lo que nos tocó vivir en un hogar en el que la madre era el pilar más fuerte que sostenía la existencia de cuatro hijos, podemos afirmar con argumentos contundentes que la figura materna era lo máximo, sin detrimento de lo que nuestro padre hizo en su momento para sacar adelante a su familia, que también fue muy importante, a pesar de su ausencia, por la naturaleza propia de su trabajo.

Retomando el caso que llamó la atención de la sociedad, me parece interesante que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación hayan coincidido en que el padre y la madre están igualmente capacitados para atender y cuidar a los hijos, por lo que señalaron que en los juicios de guarda y custodia es obligación de los jueces y magistrados analizar el principio de igualdad entre el hombre y la mujer.

El objetivo, según el máximo tribunal del país, es que se eliminen los prejuicios de género que ponen a la madre por encima de los derechos que también tiene el padre sobre sus hijos, con lo que le otorga al varón la igualdad con respecto a la mujer en ese sentido, aunque también le impone la obligación de brindarles a los menores todos los satisfactores que requieren para su desarrollo integral, no obstante que para ello tenga que sacrificar tiempo y algunas otras actividades que realizaba cuando el cuidado de los vástagos era exclusivo de su pareja.

Si bien habrá mujeres y hombres que no estén de acuerdo con la mencionada resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, porque aún está muy arraigada la creencia de que la madre está mejor capacitada para cuidar a los hijos en caso de que se presente un caso de divorcio, habría que considerar que así como existen mujeres excepcionales cuando se trata de darles lo mejor a los vástagos, también hay casos en que las féminas no son precisamente el mejor ejemplo de abnegación, entrega y sacrifico con que comúnmente se les asocia, por lo que tal vez estarían mejor al lado de su padre, quien se esforzaría por sacar adelante al menor o a la menor que se pusiera a su cargo en todos los aspectos.

Los hombres, sin lugar a dudas, también tenemos una gran capacidad que ponemos todos los días al servicio de la familia, por lo que, llegado el momento, entregaríamos nuestro mejor esfuerzo para hacernos cargo de uno o varios hijos, con todo lo que implica su atención, cuidado y manutención, dándoles el amor que les prodigamos a manos llenas cotidianamente, aunque también subrayo que, en una percepción muy personal, no hay nadie como la mujer, su madre, para brindarles todo aquello que sólo se encuentra en el seno materno, pues finalmente ellas los cargaron y protegieron durante nueve meses.

Podríamos estar o no de acuerdo en que hombres y mujeres tenemos la misma capacidad para hacernos cargo de los hijos, pero lo cierto es que, mientras tanto, nos corresponde luchar, juntos, por su bienestar.