'El Chapo', casi analfabeta
A un año de la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán, la operación del Cártel del Pacífico, en la actividad relacionada con el crimen organizado del trasiego de drogas, no se ha visto afectada.
Hace más de un año, la madrugada del 22 de febrero de 2014, fue detenido en un complejo de condominios en Mazatlán, Sinaloa, el hombre que durante 13 años de fuga llegó a ser considerado el más peligroso del país y uno con las fortunas más importantes, según la revista Forbes.
Desde entonces Guzmán Loera se encuentra en una de las celdas de la planta baja del Cefereso 1 de Almoloya de Juárez, junto con algunos de sus enemigos históricos.
Fuentes del Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social (OADPRS) de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), revelaron algunos detalles de la estancia del capo, en su primer año de regreso a prisión, con la petición de no revelarse su identidad.
Guzmán Loera, como todos los delincuentes de máxima seguridad, cuenta con una vigilancia personal las 24 horas del día. Son un grupo de custodios que se van rotando por cuestiones de seguridad y que tiene prohibido establecer contacto verbal con el detenido.
Su celda está iluminada, también las 24 horas del día, y tiene derecho a una hora de luz solar, al salir a un patio que lo conecta directamente con su celda.
Las fuentes consultadas explicaron que en lo que lleva detenido no ha solicitado un solo libro de la biblioteca de la prisión y que prácticamente es analfabeto. “Le lleva siete minutos escribir su nombre cuando firma un documento”, comentan. Cámaras del sistema de seguridad lo vigilan permanentemente, excepto en los momentos de tomar el baño o de visita íntima.