Aldo Rossi

Aldo Rossi nos reta a escudriñar su obra completa, de donde emanan constantes significados como de una fuente inagotable de conocimiento. Con proyectos poéticos y casi metafísicos nos ha hecho ver con otros ojos la arquitectura, llevándonos de la mano a un mundo de sueños y de fantasía.

Teórico, autor, artista, profesor y arquitecto italiano de clase mundial. Este tipo de personajes a veces abarcan varios campos del conocimiento. Rossi es un arquitecto pintor y para otros fue un arquitecto poeta. Las fronteras no se ven, no se perciben claramente cuando hablamos de arquitectura.

El padre de Rossi fabricaba bicicletas y el negocio llevaba su apellido, una empresa fundada por su abuelo. Su infancia la pasó cerca del lago Como y en Lecco. Después de la Segunda Guerra Mundial se matriculó en la Universidad Politécnica de Milán, de donde se se graduó en 1959. Después se desempeñó como director de una revista de arquitectura, Casabella, de 1955 al año de 1964.

El drama y el cine siempre influyeron su trabajo, su arquitectura por tanto es muy teatral, emocional, poética y extremadamente simple. En 1979, para la Bienal de Venecia, diseñó el Teatro del Mondo, un teatro flotante que para Rossi era “un lugar donde la arquitectura terminó y el mundo de la imaginación comenzó”.

Un lenguaje simple como de un niño: la torre, la columna o la fuente, su arquitectura destila imágenes sintéticas y duraderas, es arcaica, es eterna, es inmóvil, es básica y aparentemente simple y fácil de copiar.

Lucha en contra de los estragos de la historia y contra el funcionalismo, lo empuja, se diferencia. Obras con una extraña aura de totalidad, con una presencia irreal que genera silencio, es una arquitectura callada, atemporal, que surge del recuerdo olvidado, del tiempo que se ha ido, son objetos y volúmenes que reactivan la memoria, son experiencias superadas y que se mantienen intactas a los pensamientos de los adultos.

El poder de su imaginación y de la eternidad lo podemos percibir claramente en el proyecto del Teatro del Mondo de 1980, por dar un ejemplo. Sus obras son rompecabezas de componentes antiguos, vernáculos, con un toque de neoclasicismo, con cierto patetismo, Chirico está presente también.

CEMENTERIO DE SAN CATALDO

La horrible experiencia de sufrir un accidente de tráfico en 1971 fue un punto de inflexión en la vida de Aldo Rosi. Fue durante su período de recuperación cuando empezó a pensar en que los cementerios deberían de ser ciudades de vivos y no de muertos. El Cementerio de San Cataldo en Módena, Italia refleja algunas de estas reflexiones con respecto a la muerte y a su etapa de su juventud, que finalizó según él con este amargo suceso.

Esta ciudad de 'vivos' donde habitan los 'muertos' se encuentra en un predio rectangular y su diseño sorprende por su orden, proporciones, escala y estructuración. Todo está en su sitio a partir de un eje cartesiano que pasa por el edificio principal del conjunto y que llega hasta el edificio de tronco cónico u osario. Este eje de simetría es el eje principal del proyecto y sugiere una marcada circulación en el interior. No es común encontrarse con un proyecto tan limpio y tan higiénico, sin adornos y sin ornamentos, es fácil orientarse y recordar el conjunto. Los colores son café claro, naranjas y grises propuestos sin ninguna complejidad aparente.

Evoca un cementerio histórico, antiguo o hasta vernáculo, recuerda también el racionalismo francés del siglo XVIII. Es un proyecto que refleja una cierta memoria histórica pero también una cierta contemporaneidad simultáneamente, es increíble. Es una ciudad fortificada de edificios en tres etapas. La primera, dos largos edificios perimetrales de tres niveles en forma de 'U' y con techumbres en dos aguas que alberga urnas y que es prácticamente igual a las viviendas comunes de las personas vivas. La segunda, dos edificios alargados, uno en forma de 'C' y otro en forma de 'L', diseñados especialmente para urnas pero colocados un poco más dentro del predio. Y por último la tercera, un par de edificios alargados en forma de 'L', invertidas y que a partir de ellos se inicia el ascenso en escala del resto de los componentes hasta llegar a la fosa común.

Los volúmenes que componen el proyecto son muy básicos, prismas rectangulares, cubos, conos, entre otros que son complementados con planos inclinados, penetraciones y perforaciones en sus masas iguales o muy similares entre sí. Para acceder al cementerio hay dos amplias puertas dobles. La puerta principal nos coloca inmediatamente enfrente de un edificio casi cúbico de cuatro niveles sin techo que también contiene urnas y que tiene una importante carga simbólica y metafísica. Este cementerio y toda la obra de Aldo Rossi nos recuerda los cuadros del pintor Giorgio de Chirico, también italiano. Esta ciudad de los muertos es una serie de espacios llenos de espiritualidad, de silencio, de tiempo detenido.

Al circular por la columna vertebral del proyecto algunos metros, y que es como nuestra calzada de los muertos, rematará finalmente en un edificio también muy importante del conjunto que fue duramente criticado por parecer un crematorio de la Segunda Guerra Mundial por su forma de tronco cónico y que es la fosa común. Durante este recorrido nos encontraremos en forma perpendicular con una serie de edificios que van creciendo conforme nos acercamos al final generando una perspectiva invertida. Esta parte del proyecto visto desde arriba nos recuerda a un esqueleto humano, siendo el eje principal la columna vertebral, los edificios ascendentes las costillas y la fosa común representa el cráneo humano. Tiene un impresionante simbolismo. Todos están interconectados por galerías, corredores y ambientado con amplios jardines que embellecen el entorno. Estos edificios que parecen edificios de vivienda dentro de una ciudad y no edificios de un cementerio, es la traducción arquitectónica de Rossi que usó un nuevo lenguaje que juega con un diseño analógico y a veces contradictorio. Es un proyecto imaginado, pero real.

FIGURA NOTABLE

Aldo Rossi nació en Milán el 3 de Mayo de 1931 y en 1941 se trasladó con su familia al lago de Como y después a Lecco. En 1949 se inscribió en la Facultad de Arquitectura del Politécnico de Milán. Era militante del partido comunista italiano y en 1951 viajó a Moscú. Desde muy joven comenzó a escribir en diversas publicaciones. De 1962 a 1964 ganó el concurso para la renovación del interior y la disposición de las exposiciones del Museo de Historia Contemporánea de Milán, la realización de los cuales terminó en 1963 con la creación de los llamados "pabellones de la habitación". En 1963 comenzó su carrera académica como asistente de Ludovico Quaroni en la Escuela de Urbanismo Arezzo y con el investigador Carlo Aymonino en IUAV-Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia, además de ser profesor del Politécnico de Milán de 1965 a 1970.

En 1965 inició sus viajes a España con Salvador Tarragó Cid y un grupo de arquitectos catalanes con los que mantuvo intercambios culturales cercanos. En octubre del mismo año fue nombrado profesor de características y distribución de los edificios de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Milán y la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Pescara le confía la materia de diseño arquitectónico en 1966.

PUNTO DE INFLEXIÓN

En enero de 1971 comenzó a preparar el proyecto del concurso internacional para la construcción del Centro Georges Pompidou de París, pero unos meses después, durante un viaje a Yugoslavia, tuvo un accidente en Slavonski Brod y fue admitido en el hospital local, y se vio obligado a abandonar la competencia por el museo de París, ganado por Richard Rogers y Renzo Piano.

Mientras se recuperaba no podía dibujar, pero leyó y escribió sus impresiones sobre escritos de Pierre Drieu La Rochelle, Louis-Ferdinand Céline y James Joyce, William Shakespeare y James Stephens.

En 1976 en el Instituto de Arquitectura y Estudios Urbanos en Nueva York se inauguró la exposición "Aldo Rossi en América", con un catálogo con textos de Peter Eisenman, se publicó en la segunda edición de la exposición en 1979.

En enero de 1983 el Instituto de Artes Contemporáneas en Londres abrió la exposición "Aldo Rossi. Proyectos y Dibujos".

En junio de 1990, en el Palazzo Grassi, fue galardonado con el Premio Pritzker de Arquitectura y la motivación para entregar el premio que tuvo el jurado que lo formaba, J. Carter Brown, Giovanni Agnelli, Ada Louise Huxtable, Ricardo Legorreta, Kevin Roche y Jacob Rothschild; tuvo en cuenta el talento y la sólida base teórica de Rossi junto con su influencia y "contribución a mejorar el mundo a través de su práctica de la arquitectura".

En 1991 continuaron los premios, le conceden el premio American Institute Architects Honor Award por el Hotel Il Palazzo junto con el premio de la mejor arquitectura de la ciudad de Fukuoka en Japón. En 1992 obtuvo dos nuevos premios: la Medalla Thomas Jefferson en Arquitectura de Facultad de Arquitectura de la Universidad de Virginia y el título de Campeón Mundial de Italia de Arquitectura por la Presidencia de la República Italiana.

Aldo Rossi murió repentinamente en Milán el 4 septiembre de 1997 a los 66 años de edad.

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