Se cumplen 205 años de la muerte de Miguel Hidalgo
El llamado “Padre de la Patria”, Miguel Hidalgo y Costilla, es recordado a 205 años de su muerte, ocurrida el 30 de julio de 1811, cuando fue fusilado en Chihuahua debido a su participación en la lucha de Independencia de México en 1810.
Nació en la Hacienda de San Diego Corralejo, al noreste de Pénjamo, en el estado Guanajuato, el 8 de mayo de 1753, siendo el tercer hijo del administrador de haciendas Cristóbal Hidalgo y de Ana María Gallaga.
Su vocación por los estudios se debió a su familia, ya que a la edad de 12 años fue traslado junto con su hermano a Valladolid, hoy ciudad de Morelia, para estudiar en el colegio jesuita de San Francisco Xavier, donde cursó las materias de gramática y retórica.
En 1767 decidió su vocación por la religión, por lo que ingresó al Colegio de San Nicolás Obispo para iniciar su carrera eclesiástica; estudió filosofía y teología, así como francés, griego latín e italiano. En 1770 se graduó como Bachiller en Teología, de acuerdo con el portal “mnh.inah.gob.mx”.
Enseguida laboró como profesor en el Colegio de San Nicolás, donde figuró como amanuense y rector hasta 1792; un año después fue trasladado como cura al de San Felipe Torresmochas, donde inició su preocupación por mejorar las condiciones de vida de sus seguidores.
El trabajo para orientar a una mejor vida a su pueblo radicó en crear e instalar una fábrica de loza y otra de ladrillos, así como introducir el cultivo de la vid y la tuna, además de las moreras para la producción de seda.
Otro eje fundamental para el desarrollo de su sociedad fue promover la expresión artística a través de la producción de obras teatrales y espectáculos musicales, también numerosas actividades literarias y artísticas; el cura era amante de las artes ya que tocaba el violín.
Hidalgo y Costilla tenía más actividad del tipo de trabajo social que en ejercer como sacerdote, por lo que fue denunciado ante la Inquisición.
En 1803 murió su hermano, el sacerdote Joaquín Hidalgo y Costilla, por lo que Miguel fue promovido a cura principal de la Parroquia de Dolores, en Guanajuato. Empezó a tener conflictos debido al régimen de gobierno de la Nueva España, por lo que perdió las haciendas que eran de su familia.
Debido a las injusticias y agravios que los conquistadores realizaban en sus habitantes, en 1808 iniciaron las conspiraciones en el estado de Querétaro para independizar a la Nueva España, hoy México, de la corona española, actividades a las que fue invitado el cura.
Las discrepancias y malas acciones llevaron a los conspiradores a realizar el levantamiento de independencia la madrugada del 16 de septiembre; Miguel Hidalgo hizo repicar las campanas de la iglesia para convocar a la gente al movimiento que tenía como fin acabar con el mal gobierno español y la opresión.
Iniciaron entonces las batallas a las que encabezó acompañado de un estandarte de la virgen de Guadalupe. El cura Hidalgo dirigió un ejército de más de 20 mil hombres, acompañado con otros líderes independentistas como Ignacio Allende, Juan Aldama y José Mariano Jiménez.
Sin embargo, los líderes rebeldes fueron traicionados y capturados en Acatita de Baján, Coahuila, por las fuerzas del militar Ignacio Elizondo el 21 de marzo de 1811; el cura Hidalgo fue trasladado al estado de Chihuahua para someterlo a juicio, de acuerdo con el portal “sep.gob.mx”.
Para el 29 de julio de 1811 se procedió a su degradación sacerdotal y al día siguiente el caudillo fue sacado de su celda y llevado a un patio para su ejecución, junto con otros rebeldes.
De acuerdo con investigadores, con una mano en el corazón para indicar el sitio exacto a donde debía disparar el pelotón, recibió tres descargas y el tiro de gracia; posteriormente su cadáver fue expuesto en la plaza y luego decapitado por un indio tarahumara al que se le pagaron 20 pesos.
Como símbolo de represión se mandó a Guanajuato para ser exhibida junto a las de Allende, Aldama y Jiménez. Hoy en día sus restos se encuentran en la Columna de la Independencia de la Ciudad de México.