Aprende a conservar la lechuga fresca

A lo largo de todo el año disfrutamos de suculentas ensaladas en nuestras comidas a base de lechuga, un ingrediente muy común que podemos tener siempre fresco.

El propósito es evitar guardar la lechuga húmeda, ya que se echará a perder mucho más rápido. Así que sigue estos procedimientos para tener lechuga fresca, crujiente y deliciosa a cualquier hora.

Deshoja con cuidado la lechuga. Corta hoja por hoja para que salga completa.

Lava la lechuga. Hazlo remojando cada hoja en agua fría. Deja que repose de 15 a 30 minutos en el agua.

Arma un par de filas largas de servilletas multiusos ligeramente humedecidas. Saca hoja por hoja del agua, agitando con mucho cuidado para quitar el exceso de agua.

Acomoda cada hoja en una sola capa sobre las servilletas. Cuando las filas se hayan completado enrolla cuidadosamente.

Guarda los rollos de lechuga con servilleta en una bolsa de plástico resellable, sacando tanto aire como te sea posible.

Almacena las bolsas de plástico en el refrigerador. ¡Y listo! Tendrás lechuga fresca hasta por 2 semanas.