El artista robótico de la salud
La utilidad del sistema Da Vinci ha quedado más que demostrada en cirugías de tipo renal, de vejiga y de cáncer de próstata. También se usa en la extirpación de la vesícula biliar y del útero, así como en la atención de cánceres de colon y de recto, entre otros procedimientos.
Una herramienta para salvar vidas y a la vez, un módulo que trae a la mente aquel juego infantil del Operando mezclado con una consola de videojuegos en realidad aumentada.
Es la cirugía robótica o cirugía asistida por una máquina que permite a los profesionales del quirófano llevar a cabo acciones complejas (extirpar un tumor, por ejemplo) con mayor precisión, flexibilidad y control en comparación con la técnica convencional mano a mano con el agente nocivo en el cuerpo del paciente.
La cirugía con recursos robóticos se inscribe dentro de las intervenciones de invasión mínima, asistencia médica que llega al interior del paciente a través de pequeñas incisiones. También puede utilizarse en los procedimientos tradicionales, esos que implican una abertura de consideración en el cuerpo del enfermo.
El referente de este avance tecnológico en el ramo de la salud es el sistema quirúrgico Da Vinci. Sus promotores lo definen como el instrumento quirúrgico más sofisticado en la actualidad. No es un actor automatizado, tiene a un cirujano a los mandos. Su contribución consiste en aumentar la capacidad y precisión del especialista. Sus ventajas empiezan con reducir el temblor de la mano humana y proporcionar una visión clara de la anatomía del paciente.
PASADO Y PRESENTE
La escena del doctor de pie junto a la mesa de operaciones en larga, fatigosa y dificultosa faena no es necesaria cuando el Da Vinci está disponible.
El galeno se sienta frente a una consola con diseño ergonómico y opera desde ahí, es decir, manipula los mandos del asistente artificial. El sistema le permite observar en tres dimensiones el interior de la persona. También puede acceder a información complementaria como visualizar mientras opera las pruebas de imagen realizadas antes de la cirugía que le ayuden a comprender mejor las características físicas del tumor a extraer. Además, Da Vinci dispone un sistema de fluorescencia que ayuda al especialista a ubicar los vasos sanguíneos.
Foto: seclaendosurgery.com
La consola se conecta a un ordenador y despliega la imagen de lo que el cirujano observa y de lo que hace; de ese modo, los ayudantes interaccionan con el doctor al mando, incluso pueden hacer un dibujo o señalar algún punto en la pantalla para llamar la atención del médico sobre algún aspecto de la intervención o bien seguir sus instrucciones con exactitud.
Al paciente anestesiado se le colocan los puertos de acceso a través de orificios hechos en la piel, los agujeros miden unos ocho milímetros. El robot se acopla a estos puertos y, montados en sus brazos, se introducen los instrumentos quirúrgicos en el organismo. Estos obedecen al especialista, una de sus ventajas es que dotan a quien opera de una gran libertad de movimiento, y ayudan al aumento en la precisión y la reducción del temblor.
La visión tridimensional es posible gracias a un sistema de visualización estereoscópico de alta definición, que permite ampliar la imagen de aspectos anatómicos microscópicos.
VENTAJAS
La utilidad del sistema Da Vinci ha quedado más que demostrada en cirugías de tipo renal, de vejiga y de cáncer de próstata. También se usa en la extirpación de la vesícula biliar y del útero, así como en la atención de cánceres de colon y de recto, entre otros procedimientos.
El robótico auxiliar facilita la remoción de tejido tumoral y esto conlleva beneficios en la etapa postoperatoria. Cuando se ha utilizado en cirugías prostáticas, por ejemplo, se ha documentado que la recuperación de la función sexual es más rápida y hay más posibilidades de conservar la continencia urinaria.
Las ventajas generales de ser operado con brazos robóticos incluyen una menor pérdida de sangre, se reduce la necesidad de transfusiones, y una reducción significativa de las complicaciones y las infecciones quirúrgicas; estos factores se traducen en estancias más cortas en los hospitales, menos días de catéter en cirugía prostática, y un tiempo de recuperación menor. Se regresa a las actividades cotidianas más rápido. En el plano de la estética, deja cicatrices más pequeñas y menos perceptibles.
Sistema Da Vinci explora una sola entrada para operar; esto disminuye el sangrado durante el procedimiento. Foto: YouTube
Operar con el apoyo del sistema Da Vinci fue aprobado en el 2000 y desde entonces, se ha utilizado en el tratamiento de una amplia variedad de padecimientos.
SIMPLIFICAR
Se ha vuelto un elemento frecuente en las salas de operación, sus brazos mecánicos, en los que trae montados los instrumentos, permiten siete ángulos de movimiento y 90 grados de flexión dentro del cuerpo del paciente, es decir, en los espacios reducidos dentro del organismo el material quirúrgico tiene un mayor rango de movimiento que la mano humana.
Aspecto que destacan los galenos que lo utilizan es que pueden ver mejor al objetivo de la intervención y que, gracias a la asistencia robótica, es factible llevar a cabo procedimientos considerados como imposibles de realizar con métodos tradicionales.
No obstante, en sitios como la Clínica Mayo, institución estadounidense dedicada a la investigación y práctica médicas, advierten que la cirugía robótica no es una opción para todos. Es indispensable, señalan en esa entidad, consultar a un médico de confianza acerca de los beneficios y riesgos que conlleva, las diferencias entre ella y otras técnicas y tipos de cirugía de invasión mínima y con respecto a la cirugía abierta tradicional.
Se estima que a nivel mundial existen poco más de 2 mil 500 robots quirúrgicos brindando sus servicios en quirófanos.
Los hospitales que han desarrollado o tienen un programa con asistencia de estas máquinas tienden a mejorar los resultados y la seguridad de los pacientes. Se trata de un avance destacado en las salas de operación, uno que requiere equipo de vanguardia y personal entrenado y certificado en su uso.
La cirugía robótica asociada a programas informáticos le muestra al galeno la ubicación de estructuras vasculares y biliares en campos quirúrgicos sumamente complejos; le ofrece información sobre el grado de perfusión (riego sanguíneo) de tejidos; identifica las posibles afectaciones metastásicas; asegura la obtención de márgenes adecuados en materia de cánceres.
Un brazo robótico tiene mayor rango de movimiento que una mano humana. Foto: YouTube
Aporta pues, una significativa reducción de complicaciones al momento de la intervención y en la estancia postoperatoria, lo que acarrea beneficios desde los puntos de vista médico y económico.
No obstante, no debe perderse de vista que se trata de una máquina y que su rendimiento depende del especialista que está a los mandos.
DESARROLLO
A principios de esta década se informó que la cirugía laparoscópica en el páncreas podía realizarse con la asistencia robótica de un modo seguro y eficaz.
Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos realizaron un estudio en el que repasaron los casos de una treintena de operados con asistencia de vanguardia tecnológica. Concluyeron que las intervenciones eran menos invasivas que la cirugía abierta pero, reducían las opciones del cirujano cuando se trataba de un órgano que requiería de una destreza especial.
La intervención laparoscópica, señalaron, acotaba el rango de movilidad del material quirúrgico, minaba la ergonomía del cirujano, dependía de imágenes en dos dimensiones y reducía la destreza. El desarrollo del sistema Da Vinci permitió superar esas barreras sin necesidad de recurrir a formas más invasivas de cirugía.
El páncreas, por ejemplo, se resistía a alinearse con los términos de las intervenciones mínimamente invasivas. Ese órgano presentaba dos complicaciones de calado: el sangrado de vasos sanguíneos y la reconstrucción de los conductos del hígado y páncreas. Tras comenzar a utilizar el Da Vinci en él, los resultados de mortalidad y complicaciones severas fueron los esperados, pero se observaron diferencias sustanciales en la calidad de vida de los pacientes.
EXPERTOS
Médicos certificados en el uso del sistema han comentado que pueden hacerse operaciones combinadas, procedimientos híbridos en los que se realizan por laparoscopia convencional los pasos más sencillos de la operación antes de dar paso al robot en el momento de la cirugía que requiera mayor control y precisión.
Cirugía laparoscópica. Foto: Gettyimages
El Da Vinci, además, sigue en proceso de perfeccionamiento. Se desarrollan mejoras para ampliar sus aplicaciones como nuevos diseños para sus brazos. Los científicos exploran alternativas como diseñar una sola extremidad que entraría por un orificio único hecho en el cuerpo del paciente. Una vez en la cavidad desplegaría múltiples brazos robóticos para llevar a cabo la cirugía.
Un complemento adecuado, aunque no tan novedoso, es que permite la opción de consultar a un colega durante la operación, es decir, que otro especialista, sin importar el lugar del mundo en que se encuentre, asesore al cirujano durante el procedimiento.
Otra adecuación reciente es la de disponer dos consolas robóticas, esto es especialmente útil pensando el adiestramiento de otro galeno.
Si bien las innovaciones tecnológicas suelen ser asimiladas más fácilmente por los cirujanos jóvenes, la edad no es limitante para sentarse al mando de la consola. Entre los profesionales de la salud se considera que para sacarle provecho al Da Vinci debe cubrirse el requisito de tener habilidad previa en cirugías poco invasivas, así como haber acumulado una experiencia, de preferencia amplia, en procedimientos oncológicos realizados por cualquier vía, cirugía tradicional incluida.
ARTISTA
A la hora de emprender una operación de mínima invasión, el sistema aporta un perfeccionamiento técnico y permite innovar a la hora de suturar en sitios de difícil acceso o bien cuando toca plantear nuevas técnicas quirúrgicas.
Como favorece una recuperación más corta, tras extirpar un cáncer por ejemplo, puede plantearse con más celeridad el inicio de un tratamiento complementario. Esto es importante porque la base teórica del tratamiento con quimioterapia o radioterapia tras la operación extractiva radica en tratar las células tumorales que pueden haber quedado en el paciente.
Futuras intervenciones quirúrgicas serán con más de una consola robótica. Foto: Intuitive Surgical
Da Vinci representa una forma distinta de entender la cirugía: el cirujano, separado físicamente del paciente, puede hacer su trabajo de un modo más seguro, preciso y menos invasivo.
Algo que ya se avizora es la posibilidad de que un paciente pueda elegir ser intervenido por un cirujano radicado al otro lado del mundo.
El doctor José Manuel Mier Odriozola, egresado de la Facultad de Medicina por la Universidad Anáhuac, con especialidad en Cirugía General en la Universidad Nacional Autónoma de México y con estudios de posgrado en Europa y en Estados Unidos, considera que el futuro de las operaciones quirúrgicas estará en manos artificiales.
Certificado en el uso de la asistencia robótica, Mier Odriozola ha realizado más de 2 mil procedimientos de cirugía de tórax, incluidos trasplantes de pulmón. También fue el primero en realizar cirugías de tórax en México con la asistencia del sistema Da Vinci.
En entrevistas a medios nacionales ha declarado que en los próximos quince años podría haber robots que operen solos a los pacientes. El papel del médico, anticipa, se reducirá a introducir las coordenadas quirúrgicas en el sistema.
CONTACTO: Twitter: ivanhazbiz