¿Qué debes saber del agua?
Nos encontramos en un momento en el que por fin nos hemos dado cuenta de que es importante ser conscientes de qué consumimos y, sobre todo, cuáles son sus componentes. El auge de la comida vegana, los ingredientes naturales, evitar plásticos en la medida de lo posible y la batalla contra los procesados, ha pasado de ser una tendencia de nutrición pasajera a convertirse en nuestro mantra a la hora de comprar. Sin embargo, todavía nos queda mucho por aprender, ya que cada día conocemos un nuevo alimento o bebida que hasta ahora creíamos inofensivo y del que, en realidad, importa mucho por cuál nos decantemos. Es, de hecho, el caso del agua.
Sí, estamos hablando de agua, simple y llanamente. Ni carbonatada, ni con gas, ni con sabores: el agua cristalina de toda la vida. ¿De verdad importa cuál escojamos? Pues sí, importa mucho más de lo que creemos. Lo cierto es que, a pesar de que todas parecen iguales, hay diferencias que la vista no detecta, pero que sí influyen sobre nuestro cuerpo. Hablamos, por supuesto, de la cantidad (y variedad) de minerales que incorporan y, sobre todo, del nivel de calcio y magnesio que se encuentra en su composición, aunque no son los únicos factores a tener en cuenta.
Pero aunque sepamos de memoria qué es lo que deberíamos buscar en el agua perfecta, la verdad es que una vez que tenemos ante nosotras todo el despliegue de opciones del supermercado, puede resultar complicado comparar entre todas las marcas y analizar la composición de cada botella para determinar cuál es la que cumple los requisitos ideales. Es por eso que, además de la serie de condiciones que debe cumplir (sí o sí), hay que mencionar qué no debe contener el agua.
Debes tener en cuenta que una botella de agua tiene que ser libre de nitritos, una dureza mayor a 250 p.p-m-, no debe contener más de 1.5 g de sales totales, y como es bien sabido, debe ser incolora e inodora.
Ahora que lo sabes, la próxima vez que compres una botella asegúrate de revisar bien su contenido.