
Características del yogur griego
El yogur griego destaca por su cremosidad. El paladar queda extasiado ante su suave textura y ese toque ácido, además sacia mucho más que un yogur normal debido a su alto contenido en proteínas y se digiere mejor dado que incluye menos lactosa.
Lo cierto es que los yogures griegos suelen tener el doble o el triple de proteínas que los convencionales, aunque existen diferencias importantes entre las múltiples marcas que encontramos en el mercado. Es aquí donde el consumidor debe hacer un alto para leer las preciadas etiquetas, que le permitirán comparar y elegir en consecuencia.
¿CÓMO ELEGIR EL MEJOR?
Al día de hoy su consumo convence por su sabor y porque puede incluso considerarse una opción más saludable, ya que aporta muchos nutrientes y estos, además, se pueden absorber mejor. Se estima que una ración de 170 gramos nos proporciona entre 15 y 20 gramos de proteínas, pocos carbohidratos y grandes cantidades de potasio, calcio, vitamina B12, vitamina B6 y magnesio.
Un buen yogur griego debe tener muy poca grasa o preferiblemente, nada. Actualmente hay una diversidad de productos y marcas, por lo que te será fácil encontrar uno alto en proteína (de 9 gramos en adelante), cero grasa y sin azúcares añadidos.
Y es que la primera elección debe ser un yogurt griego natural ya que además de ser más versátil, los yogures saborizados contienen mucha azúcar (hasta 25 gramos por porción, igual que un vaso de refresco). Si lo consideras un tanto ácido puedes agregarle fruta fresca o una cucharada de miel de abeja.
De preferencia, que sus ingredientes sean leche y cultivos lácticos. Algunas marcas contienen almidones modificados, grenetina... para imitar la textura espesa y el contenido de proteínas, sin respetar la forma tradicional de elaboración que es eliminando el suero.
En resumen, un yogur griego verdadero debería contener únicamente leche y cultivos lácticos, alta proteína y nada de azúcar.