Hernán Gómez Bruera, sin miedo al qué dirán

Desde que inicio el presente sexenio, para nadie fue un secreto que el desarrollo del mismo causaría las más variopintas reacciones entre simpatizantes y detractores.

Ante tal situación y como era natural, los grupos que se formaron -a favor y en contra-, comenzaron a fortalecer sus discursos y a esgrimir una lucha mediática en ocasiones, sin más argumentos que la pasión y la efervescencia provocadas por la multitudinaria elección de 2018.

De entre todas las voces que se ostentaban como los dueños de la verdad absoluta sin dejar espacio para el dialogo y la reflexión, siempre fue refrescante escuchar la opinión calificada y experta de quienes con un respaldo académico, administrativo y vivencial, emitían algún juicio acerca del recién inaugurado gobierno de la Cuarta Transformación.

Entre esos personajes estaba Hernán Gómez Bruera; investigador del fenómeno social del combate a la pobreza en América Latina, autor connotado sobre los mismos temas y poseedor de un impresionante curriculum académico y en el ejercicio público que se hace notar en sus participaciones en diversos medios impresos y digitales en los que colabora.

Sus opiniones han sido ampliamente tomadas como referente por quienes buscan estar actualizados en temas políticos y son notorias su autoridad e influencia gracias a la viralización de la mayoría de las participaciones que tiene en distintos medios.

Hernán nunca ha tenido empacho en manifestar su simpatía por el proyecto de esta administración. No obstante, es al mismo tiempo uno de los principales impulsores de que es necesario no descuidar un constante ejercicio de autocrítica que le permita no solo al Gobierno, sino también al partido que lo llevo al poder, consolidar su presencia y aceptación entre la ciudadanía.

Cuando el pasado mes de julio Hernán estuvo en Durango para compartirnos su más reciente libro, advirtió que la tarea de transformar al país requeriría de la organización, el compromiso y la visión a largo plazo de aquellos interesados en ceñirse a los principios de la 4T.

Por supuesto que estas y otras opiniones de Hernán generan polémica incluso hasta en aquellos que simpatizan con él. Y es que fiel a su estilo, formación y experiencia, lo mismo se expresa sobre las bondades de esta administración, que suelta cual balde de agua fría y basado en datos duros y experiencias de otros gobiernos, dosis de realidad y de objetividad que aunque no demeritan su simpatía con el Gobierno, dejan claro su compromiso con la necesidad de poner los pies y en la tierra y señalar las deficiencias y las áreas de oportunidad.

Estoy seguro que Hernán tiene claro que no es dueño de toda la verdad como muchos intelectuales creen tenerla, y que en el difícil camino del periodismo objetivo, irá lo mismo ganando seguidores que acumulando detractores que harán hasta lo imposible por descarrilarlo. Ejemplificando lo anterior, hace apenas unos días uno de los rotativos de presencia nacional suspendió de manera unilateral la publicación de su aporte editorial.

Hernán solo hizo su trabajo: exponer lo que a su juicio parecía un freno a la transparencia y al avance de la transformación.

Sin miedo al qué dirán, hizo pública su inconformidad y evidenció aún más los intereses de algunos cuantos para que las cosas sigan como antes.

A estas alturas del partido es poco probable que puedan silenciar una voz como la de Hernán, mi solidaridad y mis respetos para él, esperando que su brújula siga tan atinada como siempre.