La manera correcta de conservar los huevos
El huevo, al ser un elemento que no falta en la mayoría de hogares es importante saber manejarlo, limpiarlo y conservarlo adecuadamente.
Aunque el huevo cuenta con una capa protectora, es decir, su cascarón, si no se maneja adecuadamente podrían entrar microorganismos y causar ciertas enfermedades. "Un huevo fresco y sano proviene de gallinas ponedoras sanas, sin embargo, es fundamental saber seleccionar, manipular, conservar y preparar huevo en condiciones adecuadas para evitar enfermedades como la salmonelosis", explica Alberto Estrada, Gerente Técnico de la Unidad de Avicultura de MSD Salud Animal en México.
Un huevo contaminado con salmonelosis puede causarle a las personas síntomas como náuseas, vómitos, calambres abdominales, diarrea, fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y hasta sangre en las heces.
¿CÓMO SE PUEDE CONTAMINAR UN HUEVO?
El cascarón del huevo contiene entre 7,000 a 15,000 poros que permiten el intercambio gaseoso entre el interior y exterior. Los poros están recubiertos con una membrana orgánica o cutícula cuya principal función es formar una barrera física e impedir el acceso de microorganismos. Además de ser una capa de protección, también evita la pérdida del agua y le da un aspecto brillante al huevo. De ahí que no es tan recomendable lavar o tallar los huevos para así evitar que esta cutícula se pierda.
Ojo, esto no significa que no haya maneras de poder desinfectar nuestros huevos por lo que a continuación, te damos algunos tips para que los puedas limpiar adecuadamente y seguir disfrutando.
-Si es posible lavar los huevos con agua a temperatura ambiente, sin embargo, te recomendamos hacerlo justo antes de consumirlos y no antes de que los almacenes.
-Antes de manipular un huevo, así como cocinarlo, es importante que laves y desinfectes tus manos.
-Guarda el huevo en su empaque original o en un recipiente cerrado. Si decides guardar los huevos en un recipiente házlo con la parte ancha hacia arriba y la angosta hacia abajo
-Evita tener los huevos a temperatura ambiente, así como cerca de una fuente de calor o al lado de la estufa. De igual manera, evita que estén expuestos a la luz del sol. Se recomienda tenerlos en refrigeración. Lo ideal es mantenerlos entre 1 y 10ºC, sin llegar nunca a la congelación.