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Retos de ser mujer en el siglo XXI

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Estephany Bañales Luna

A lo largo de la historia de la humanidad el papel de la mujer ha tenido distintos matices y se ha enfrentado a cambios radicales en su estilo de vida, en su rol en la familia, en la sociedad, en sus relaciones interpersonales, pero especialmente en su identidad <>. Esto puede estar representado y definido de manera distinta en cada persona; sin embargo los movimientos culturales, las tendencias sociales, son radicalistas, tajantes, condicionantes, limitantes y especialmente prejuiciosas; no porque la mujer deba ser vista como víctima de estos hechos, sino porque en el afán constante de sentirse reconocida y aceptada no logra fortalecerse y en la búsqueda agotadora por definirse se pierde en los estereotipos sociales que la forman y definen, estos discursos internos que habitan en la mente de muchas mujeres:

"Debes ser fuerte siempre", "debes ser bella", "la belleza cuesta", "debes ser exitosa", "no debes estar sola". "¿Por qué no te has casado?". "¿No piensas tener hijos?", "subiste de peso", "la dejó el marido porque se descuidó", "es una mujer fácil", "es madre soltera", etc.

El síndrome de la mujer maravilla, "ser" a costa de lo que sea lo que se espera de ella.

Los retos de ser mujer en el siglo XXI no solo es ser buena, noble, paciente, amorosa, la incondicional tal como lo canta Luis Miguel en su más famosa canción "La que no espera nada" y de la que el mundo espera todo. "El reto de ser la Mujer Maravilla".

Los movimientos en favor de los derechos de la mujer o en favor de posicionar el rol femenino en la sociedad ha cobrado mucha fuerza, quizás en las leyes, en lo que está escrito y está obligado que se cumpla, pero la cosificación de la mujer, la manera en cómo se le percibe, en cómo se le vive y describe es otra realidad, el nivel de agresión es más sutil, casi se podría decir que imperceptible ante los ojos y oídos de muchas personas que están habituadas a ver la agresividad en redes sociales, en letra de canciones, en comerciales totalmente sexualizados para obtener mayor propaganda, sigue siendo objeto de burlas como el famoso "mamá luchona" que hacen referencia a una madre soltera que hace alarde de que no necesita de un hombre para sacar adelante a sus hijos. Sin embargo, detrás de este humor negro, sigue existiendo la mujer que está enojada, que tiene miedo de estar sola en la crianza de los hijos, pero que se vive como "mujer maravilla".

La mujer quizás ha obtenido en términos jurídicos un mayor posicionamiento, pero quizás eso ha dejado en descubierto y descuido la dignidad de la mujer en la crianza. Finalmente, no es algo que se pueda exigir: es algo que se debe enseñar, en lo que se debe creer.

Quizás podríamos pensar que estos son otros tiempos, que la tecnología ya avanzó y nos ha hecho evolucionar, pero la evolución de la mente es distinta. Primero, hay que ser consciente de que algo ocurre; las experiencias, la crianza son resguardadas en los recuerdos, como heridas del alma.

Que si bien es cierto que son otros tiempos la mente no funciona así, no evoluciona a la par de la tecnología y los avances científicos, la mente necesita ser guiada, ser conocida, escuchada y por lo tanto orientada. Los recuerdos emergen en los momentos más esenciales y significativos de la vida y pueden actuar en favor o en contra.

Ser la Mujer Maravilla no garantiza el reconocimiento, pero sí el agotamiento, el desgaste de energía que te aleja de ser ella misma.

El camino a tener identidad no es ser perfecta, sino equivocarse; es no rendirse, pero NO a través del sacrificio que no lleva a nada, sino tomar los caminos que conducen a dónde quieres ir, es no dejar de intentarlo, es sentirte cómoda con quien eres, es descubrir qué te define, qué sueñas, qué deseas, qué te asusta, qué amas, qué odias. Es estar en sintonía contigo misma; es danzar a tu propio ritmo con tu propia melodía, reconocer tu esencia, pero sobre todo sentirte y disfrutar ser mujer por el solo hecho de existir y sentirte humana.

Escrito en: LA BARRA mujer, mente, estar, favor

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