Vigilan ribera del Suchiate para evitar paso de migrantes
Dos agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) apoyados por seis efectivos de la Guardia Nacional (GN) y del Ejército Mexicano resguardan unos tres kilómetros del río Suchiate, que divide a México con Guatemala, para evitar el paso de migrantes provenientes de Centroamérica.
Durante un recorrido por la ribera del afluente se observó una frontera abierta, donde un agente migratorio apostado en el paso informal de Palenque y otro conocido como El Coyote, revisaban la documentación al azar de quienes llegaban a la orilla a bordo de las balsas construidas con neumáticos de tractor y tablas.
Las actividades en este punto informal de la frontera sur de México no paran; productos de todo tipo como papel sanitario, galletas, dulces, sopas instantáneas, pasta dental, huevo, harina de maíz, azúcar, arroz, frijol, refrescos, cervezas, entre otros, son cruzados a Guatemala,lo que deriva en una importante derrama económica.
Para los agentes migratorios, el flujo de migrantes es casi nulo, debido a las fiestas decembrinas y de fin de año.
"Ahora está tranquilo, no hay tránsito de migrantes, puesto que por estas fechas quieren pasar las fiestas con sus familias, a mediados de enero vamos a ver un incremento; por ahora está tranquilo", aseguran.
Abundan que desde hace varios meses no se ha visto la llegada de migrantes provenientes de Haití, África, Cuba, Centroamérica o de otros países como a principios del año pasado.
Sin embargo, las balsas cruzan llenas de hombres, mujeres y niños con mochilas en la espalda, pero aseguran que son comerciantes de Guatemala que llegan a este poblado a surtirse de abarrotes, ropa y calzado, aprovechando que el tipo de cambio de la moneda les favorece.
Por ahora, el río Suchiate que divide a México con Guatemala, presenta un nivel muy bajo, por lo que se puede cruzar hacia ambos países caminando.
La casa del migrante Belén reporta un alojamiento de más de 300 personas, el doble de su capacidad, informó el director del lugar, el sacerdote César Cañaveral, quien refirió que, a pesar de la pandemia por el coronavirus, el refugio ha mantenido ese número de migrantes alojados casi todo el año.
Cañaveral indicó que en el último mes de diciembre se incrementó la llegada de extranjeros, pero sobre todo de familias con menores de edad.
"Siguen llegando muchos migrantes, sobre todo familias completas con menores de edad; ahora tenemos alojados a más de 300, el doble de la capacidad, pero no podemos cerrarles las puertas", explica el sacerdote.
Detalló que la mayoría son de Honduras, El Salvador, Guatemala, pero también de Cuba y otros países.
Asimismo, explicó que el albergue es apoyado por la Diócesis de Tapachula y "algunas familias de buen corazón" que realizan donaciones para alimento, pero aun así es escaso.