Vive Reino Unido semana de luto
El Reino Unido afronta una semana de luto nacional tras la muerte este viernes a los 99 años del príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II, un periodo en el que las banderas ondearán a media hasta, el Parlamento no aprobará nuevas leyes y el Gobierno suspenderá los anuncios públicos no esenciales.
Las cámaras de los Comunes y los Lores han convocado hoy lunes sesiones extraordinarias en las que los parlamentarios rendirán homenaje a la memoria del duque de Edimburgo, cuyo funeral tendrá lugar el próximo sábado 17 en la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor.
Hasta que se hayan celebrado las exequias, los presentadores de las principales cadenas de televisión del Reino Unido vestirán de negro, los ministros cancelarán sus actos públicos y se suspenderán las ruedas de prensa rutinarias sobre la lucha contra la pandemia.
El primer ministro, Boris Johnson, no asistirá mañana, como estaba previsto, a uno de los pubs que abrirán sus terrazas por primera vez desde hace tres meses, el primer paso importante de la desescalada del estricto confinamiento que se decretó en Inglaterra el pasado 6 de enero.
El jefe de Gobierno conservador tampoco estará presente en el funeral de Felipe, al que solo pueden asistir 30 personas debido a las restricciones todavía vigentes por el coronavirus.
Su despacho oficial de Downing Street informó de que Johnson ha renunciado a estar presente en la ceremonia que oficiará el arzobispo de Canterbury para permitir que más miembros de la familia real puedan despedirse de Felipe en su funeral.
UN "ENORME VACÍO" PARA ISABEL II
Los dos hijos menores de Isabel II y el duque, los príncipes Andrés y Eduardo, asistieron ayer domingo a una misa en una capilla cercana al castillo de Windsor, donde ambos respondieron a preguntas de los medios.
Coincidieron en agradecer los "extraordinarios" tributos que está recibido la figura de su padre y subrayaron el duelo que atraviesa su familia ante esa pérdida.
Andrés, de 61 años, explicó que Isabel II ha descrito a sus allegados que la muerte de su esposo, con quien estuvo casada 73 años, deja un "enorme vacío en su vida".
"La familia más cercana estamos con ella para asegurarnos de que tiene nuestro apoyo", expresó el príncipe, que calificó a su madre, de 94 años, como "una persona increíblemente estoica".
Eduardo, de 57 años, dijo por su parte que la muerte de Felipe ha supuesto para él "una conmoción". "Por mucho que uno trate de prepararse para algo como esto, es una conmoción terrible. Estoy todavía tratando de asumirlo", afirmó.