
Antecedentes al eclipse del 10 de septiembre de 1923 en Yerbanis y Pasaje, Dgo.
(Primera de tres partes)
Para las grandes expediciones de instituciones americanas y alemana que nos visitaron, su significado lo dieron los datos que arrojaron en sus mediciones.
El eclipse de Yerbanis y Pasaje significó, para la población en general, un asombro por el oscurecimiento total, por unos minutos, del entorno en estas poblaciones, así como en cada una de las comunidades por donde cruzó a lo largo de nuestro país la sombra total del eclipse; para nuestra comunidad astronómica y científica fue un gran aprendizaje, así como una gran prueba para demostrar la capacidad lograda de conocimientos astronómicos en muy pocos años y, sobre todo, mostrar la solidez lograda en una evolución continua y dinámica en sus inicios, hasta llegar a la década de los años veintes.
Encontrar quien pudiera organizar y coordinar la llegada de las expediciones astronómicas, para el eclipse del 10 de septiembre de 1923, era algo difícil de lograr.
Tendría que ser alguien en el entorno de la astronomía local que contara con experiencia, capacidad e inteligencia para enlazar al mundo astronómico y científico mundial con un país que apenas comenzaba a formar las primeras raíces sólidas en la primera década del siglo XX al inicio de la planeación del eclipse, así como en la segunda década siguiente, la cual atravesaría una agitación política y social en una revolución que duró más de diez años y que afectaría no solo a México, sino al entorno mundial de las expediciones que estaban interesadas en viajar a nuestro país.
La oportunidad única que ofrecía para la astronomía nacional y mundial el paso de la sombra total por gran parte de nuestro país en 1923, provocó un gran reto a nuestros escasos astrónomos.
El desarrollo que esta profesión tenía en países más avanzados en estos tópicos mostraba las carencias y pocas oportunidades que México tenía y que se venían arrastrando desde mediados del siglo XIX.
Este eclipse se podría comparar en el presente al desarrollo de un campeonato mundial de cualquier deporte, donde se demanda infraestructura, conocimiento y planeación total para que éste fuera un éxito.
Las condiciones en México se fueron dando rápidamente y la astronomía se encarriló en una serie de situaciones y eventos que enriquecieron el entorno en pocos años; los lazos internacionales se fueron tejiendo, los ingenieros y geógrafos mexicanos se fueron formando y, gracias al esfuerzo de varias personas, se fue gestando para lograr una reputación internacional con una gran capacidad intelectual y de experiencia que se demostró en la anfitrionía para el eclipse de 1923. Fueron cuatro personas principalmente quienes siguieron una línea de crecimiento y cada uno heredó sus conocimientos y lazos formados que comenzaron con el Ingeniero Miguel Ángel Anguiano, el Ingeniero Federico Valle, el Ingeniero Valentín Gama y el Ingeniero Joaquín Gallo.
¿Cómo era la situación de la astronomía en México para finales del siglo XIX?
Un parámetro con el que se puede comparar la situación de la astronomía en México en el siglo XIX lo era el país vecino de los Estados Unidos de Norteamérica, quien tenía un número significativo de instituciones dedicadas a la astronomía y/o que en las carreras incluían materias específicas en estos tópicos, situadas en diferentes estados de este país. Existían varios tipos de instituciones, un tipo de Universidad llamado de Artes Liberales, donde su plan de estudios de origen estaba dedicado a la investigación en esencia y a las ciencias entre otras áreas que cubrían; otras instituciones en las que se formaban astrónomos era en las universidades privadas, universidades estatales, escuelas de ingeniería y colegios estatales. El año 1876 fue un momento auspicioso para la ciencia estadounidense, debido a que se estableció la primera escuela de posgrado estadounidense: la Universidad Johns Hopkins, la cual estableció el estándar para la educación avanzada en los Estados Unidos; para esta fecha la investigación astronómica ya era una profesión establecida en los observatorios gubernamentales y privados. La astronomía en general recibió un gran apoyo económico, en diversas instituciones les fueron otorgados una gran cantidad de fondos y apoyos para la investigación, así como también en infraestructura en el caso de observatorios.
Sin embargo, la astronomía mundial era dominada por Europa, principalmente por los alemanes, provocando que un gran número de astrónomos universitarios norteamericanos viajaran a perfeccionarse a este país, dando como resultado al paso del tiempo al regresar a sus instituciones un incremento en el nivel técnico, científico y cultural con maestrías y doctorados, provocando que el liderazgo mundial alemán y europeo, cambiara hacia esta nación norteamericana.
Mientras todo esto sucedía en el país vecino del norte, la astronomía en nuestro país se encontraba en una forma muy básica, centrada en la geografía y la topografía: pocas eran las personas que se dedicaban a esta área, así como en la parte institucional el apoyo era muy reducido, los avances y las aportaciones eran escasos, los antecedentes a estos momentos estaban centrados en ingenieros geógrafos y topógrafos que dentro de sus conocimientos tenían conceptos de astronomía de posición, es decir una rama de la astronomía que era utilizada para obtener la posición geográfica con cálculos y posicionamiento astronómicos, muy necesaria para formar los primeros mapas y de éstos, el entorno como poblaciones, ríos, caminos y en especial límites.
Sin embargo, a lo básico de su trabajo en función a lo que demandaba la astronomía, esta práctica realizada por los ingenieros geógrafos y topógrafos les fueron dando una especialización y maestría en sus áreas. Al paso del tiempo, sus constantes trabajos y especialidades les llevaron a ser parte de las sociedades científicas nacionales, y con la aportación de sus publicaciones, comenzaron el intercambio con sociedades y astrónomos en diferentes países.
La revolución industrial llegó a México en los años de gobierno del presidente Porfirio Díaz, en esos años de su mandato, la ciencia, la educación y la cultura recibieron grandes apoyos. A través de las asociaciones científicas también se logró el desarrollo de la ciencia en nuestro país: agrupaciones como la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, la Sociedad Mexicana de Historia Natural y la Sociedad Científica Antonio Alzate, aunque se habían creado varios años atrás, a su mandato recibieron un impulso económico significativo, potencializando su extensionismo a la sociedad en general. En este periodo se tuvo la creación de la Sociedad Astronómica de México, del Observatorio Astronómico Nacional, el sismológico nacional, y varias instituciones que en el presente algunos son parte de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Algo similar recibió la Escuela Nacional Preparatoria, la cual había sido fundada en 1868 y su vocación se reforzó en las áreas técnico científicas; el plan de estudios partía de la base de una matemática sólida y de la enseñanza sistemática del método experimental, además de que se impulsó la interacción del alumno con la naturaleza en esos años.
Varios engranes a la distancia de esos momentos se fueron formando y entrelazando, en el caso de la formación de los científicos mexicanos comenzaba en la ingeniería y en la geografía, la astronomía requería de un espacio adecuado para su desenvolvimiento, así como un lugar institucional acorde a las necesidades nacionales y ya mundiales, que se requerían para una interacción en varios tópicos científicos.