António Guterres se preocupa por la seguridad global tras el fracaso de la conferencia nuclear
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, mostró este sábado su decepción por el fracaso de la conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación (TNP), que concluyó ayer sin un acuerdo, y subrayó que la falta de consenso amenaza la seguridad colectiva.
"Si bien el secretario general acoge con beneplácito el compromiso sincero y significativo de las partes del TNP y el hecho de que la conferencia haya reconocido el Tratado como la 'piedra angular' del régimen mundial de desarme y no proliferación, lamenta que no haya podido abordar los apremiantes desafíos que se plantean, lo que amenaza nuestra seguridad colectiva", dijo el portavoz de Guterres en un comunicado.
Asimismo, el político portugués subrayó que el actual contexto internacional y "el mayor riesgo de que se utilicen armas nucleares, por accidente o por error de cálculo, exigen una acción urgente y decidida".
El máximo representante de la ONU también hizo un llamado a todos los Estados para que se esfuercen en "aliviar las tensiones, reducir el riesgo nuclear y eliminar la amenaza nuclear de una vez por todas".
"Un mundo libre de armas nucleares sigue siendo la máxima prioridad de desarme de las Naciones Unidas y un objetivo con el que el Secretario General sigue firmemente comprometido", dijo.
La décima conferencia de revisión del TNP se clausuró anoche en Nueva York sin un acuerdo, después de que Rusia vetara una declaración de consenso por las críticas a su toma de la central atómica ucraniana de Zaporiyia.
En un momento en el que la guerra de Ucrania ha vuelto a hacer temer un conflicto nuclear, la comunidad internacional fue incapaz de pactar unos mínimos en esta reunión, considerada una cita clave para los esfuerzos de desarme atómico.
Rusia se negó a aceptar varios párrafos relativos a la situación en la central de Zaporiyia y a la necesidad de que vuelva al control de las autoridades ucranianas competentes.
La delegación de Moscú insistió en que ése era un lenguaje "politizado" y totalmente "inaceptable" y culpó a Kiev y a sus aliados del fracaso de las negociaciones.