Cómo mantener tus pies cuidados

Los pies son una parte fundamental del cuerpo humano; son los que nos sostienen y, a la vez, los que nos permiten ir de un lugar a otro. La naturaleza nos ha dotado con unos pies resistentes y fuertes, pero eso no quiere decir que no se resientan. Es muy común es tenerlos agrietados, con callos o ampollas.

Para poder tener unos pies perfectos, sin durezas, callos ni talones agrietados, solo hay que disponer de un poco de tiempo cada semana. Los siguientes consejos pueden resultar útiles para comenzar con este hábito.

Semanalmente, realiza un baño caliente de pies con sal gruesa, durante media hora. Lo puedes hacer mientras ves televisión o te pintas las uñas de las manos. Esto hará que se vean más relajados y descansados, sobre todo, después de una larga jornada de trabajo.

Cada quince días, dales un baño de agua caliente unos minutos e inmediatamente uno de agua fría. Esta combinación hará que mejore la circulación de los pies; si le añades unas gotas de limón al agua, también evitarás el mal olor.

Utilizar la piedra pómez cada vez que puedas, resulta muy beneficioso para los pies. Se trata de una roca volcánica de porosidad elevada y baja densidad que se consigue en cualquier tienda de belleza. Después de la ducha o un baño caliente, no olvides usarla y raspar delicadamente las zonas donde se forman las durezas, especialmente los talones.

Masajea los pies con crema hidratante o aceite esencial cada noche antes de irte a dormir. Esto hará que se relajen y se suavicen las asperezas. El masaje se tiene que hacer con movimientos circulares y un poco de presión en la zona.