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Del origen Jesuita y la Fundación de Parras en la Antigua Provincia de la Nueva Vizcaya

Del origen Jesuita y la Fundación  de Parras en la Antigua Provincia  de la Nueva Vizcaya

Del origen Jesuita y la Fundación de Parras en la Antigua Provincia de la Nueva Vizcaya

DR. ENRIQUE SADA SANDOVAL

De manera muy independiente a las mercedes y concesiones realizadas por el asiento de la gubernatura en la Nueva Vizcaya o por la Corona misma desde ultramar, los primeros intentos civilizadores y de fundación en lo que sería el Valle de Parras y la Comarca Lagunera provendrían desde dos extremos muy opuestos, tanto en sus personajes como en sus fines, a partir del año de 1568: por el extremo poniente tendremos a Fray Pedro de Espinareda quien como misionero franciscano proveniente de Cuencamé, habrá de recorrer siguiendo la corriente del Río Medina o Buenaval (Aguanaval), y el Cañón de Ahuichila, cruzando la laguna del Álamo y la Peña hasta llegar al Valle del Pirineo, donde se asentaría la primer fundación de Parras a título de los frailes pertenecientes a dicha Orden.

En cambio, por el extremo oriente, proveniente del mineral de Mazapil, una vez cruzado lo que orográficamente se conoce como el Nudo Saltillense, nos encontraremos al conquistador Alberto del Canto atravesando tierras inhóspitas con rumbo a lo que a la postre él mismo vendrá a denominar como la Laguna de Nuevo México, girando hacia el sur por el afluente que alimentaría a la misma hasta llegar al Valle de Nueva Esperanza, estableciendo su primer fundo y estancia en lo que a la postre sería la antigua hacienda de Patos hasta el sur, llegando a las estribaciones de la Sierra de Patagalana, prácticamente el mismo año que Espinareda, como refieren Vito Alessio Robles y Esteban L. Portillo.

De aquí que la fundación primera tanto como posterior repuebla del Valle de Pirineos debe mucho su origen y descubrimiento a las fundaciones que se dieron primero entre los afluentes del antiguo manantial de Ocuila y sus muy inmediatas tierras de labor en Cuencamé, cuyo origen se debe también al franciscano Espinareda quien exploró dicha región desde 1566. Aún sin haber documentación suficiente para sostener este supuesto, es muy probable que también a sus esfuerzos se deba en su momento el que se hubiera establecido en dicho mineral la antigua Misión de Santiago de Concuemé o Cuencamé; aunque tampoco se descarta como posibilidad el hecho de que para aquel entonces ya se dispusiera de algunos colonos españoles avecindados en esta zona.

En cuanto a este fraile, sabemos que perteneció a la Provincia de Santiago en España y fue uno de los primeros doce religiosos que se envió a México. Su pertenencia a dicha Provincia pudo influir para que el pueblo de indígenas zacatecos llamado Concuemé tuviera por santo patrono a Santiago Apóstol, fundando la Misión de Santiago de Cuencamé debido a que los españoles no lograban pronunciar su nombre original, que significa "Las tierras labradas" o "las tierras de cultivo".

En sus primeros seis años de labor evangelizadora, Espinareda bautizó a 15,000 indios. Fue Guardián del Monasterio de Nombre de Dios y posteriormente del Convento de Zacatecas donde, luego de treinta años de servir a los indígenas, murió en octubre de 1586.

Sobre Alberto del Canto sabemos que nace en 1547 en Praia de la Isla de los Azores. Hijo de Sebastián Martín Do Canto y de María Díaz Viera, fue un militar luso-español de origen judío-sefardita que a la edad de 15 años se embarca al Nuevo Mundo en 1562.

Dotado con gallardía, de tez blanca y cabello rubio, llega a México para después cruzar por Zacatecas hasta las Minas de San Gregorio (Cerralvo, Nuevo León) donde recibe nombramiento de Alcalde. Partirá posteriormente de San Gregorio con dirección al sur en compañía de 25 soldados, donde en Julio de 1577 fundará la Villa del Saltillo y la actual Ciudad de Monterrey como Villa de los Ojos de Santa Lucía. A él se atribuye el nombre de El Cerro de la Silla, así como la fundación del Valle y la Villa de Couila (Monclova, Coahuila), en el mismo año.

Sin embargo, si algo queda a claro en Parras es que ni los esfuerzos humanitarios del primero ni la iniciativa visionaria del segundo serán suficientes para garantizar que su obra civilizadora prevalezca más allá de la memoria, en lo tangible, pues las constantes acometidas de los indios bárbaros pertenecientes a distintas tribus terminarán por hacer que los primeros habitantes opten por despoblar debido a la escasez de auxilios externos tanto como la dificultad para agenciarse elementos de defensa para resistir las hostilidades de las etnias referidas, mismas que llevarían incluso a que Fray Lorenzo de Gavira abandonara el convento franciscano de San José del Saltillo, fundado en 1582, trasladándose junto con sus hermanos espirituales hasta la lejana e inhóspita villa de Topia; en la sierra de Durango, tras su destrucción en 1591 .

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:

Peter Gerhard. La frontera norte de la Nueva España. Universidad Nacional Autónoma de México,1996, p. 238.

Jaime Favela González. Cuencamé. Tierra de Generales. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/ Instituto de Cultura del Estado de Durango, 2011, p. 12.

Eugenio del Hoyo. Historia del Nuevo Reino de León 1577-1723. Fondo Editorial Nuevo León, 1971, p. 95.

Escrito en: caleidoscopio LUGARES MÁGICOS Nuevo, Valle, origen, fundación

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