Familias viven Viacrucis todos los días
La celebración del Viernes Santo se dedicó al Viacrucis que miles de familias padecen todos los días, mediante problemas que las afectan directamente, como la violencia familiar, migración forzada, narcotráfico, desempleo, agresiones sexuales y falta de dinero.
La Arquidiócesis de Durango celebró este viernes el Viacrucis partiendo desde el patio frontal del Arzobispado y recorriendo unas cuadras del Centro Histórico, hasta culminar con un
En cada una de las estaciones que representaron el martirio de Cristo se leyó un mensaje por parte de integrantes del Observatorio Ciudadano Durango y representantes de distintos sectores de la sociedad, en el que se refirieron las múltiples problemáticas que aquejan a la población.
En la primera y segunda estación se señaló que el país ocupa el último lugar dentro del grupo que integra la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en los temas de corrupción y seguridad;de hecho, México es uno de los 12 países más violentos del mundo.
“Seguimos llevando una cruz cargada sobre nuestros hombros como la que llevó Jesús; no una cruz de madera, sino de violencia, de injusticia y de inseguridad”.
En la tercera estación se señaló la falta de presupuesto destinado a un esquema de atención a víctimas de violencia en general, como factor que contribuye a la impunidad, falta de denuncia, suicidio y a la reincidencia delictiva.
Posteriormente se señaló que la violencia a la mujer en México es una constante que no deja de crecer, pues el año pasado terminó con los registros más altos de feminicidios, violaciones y violencia familiar.
“Estamos viviendo tiempos de cultura de agresión a la mujer a través de redes sociales, series y películas con alto contenido de violencia que marcan el perfecto estado de odio y educación en la agresión”.
Luego se tocó el problema del narcotráfico en México, de cuya magnitud se habla poco entre la sociedad que que propicia reclutamiento forzado o voluntario de miles de adolescentes y niños para incorporarlos a las redes de tráfico de drogas.
En la sexta estación se tocó el tema del desplazamiento forzado de personas por distintas causas, registrando más de cuatro mil muertes en las rutas migratorias de todo el mundo. “La Verónica limpió el rostro de Jesús, ¿nos atrevemos a limpiar el rostro de los inmigrantes, de los desplazados?”.
Luego se puso énfasis en que trabajar y construir la paz y la seguridad debe ser la premisa principal de los gobernantes, pues van en el mismo camino de la reconstrucción del tejido social como método de combate a la corrupción.
Se tocó el tema también del racismo, la discriminación y xenofobia, además de otras formas de intolerancia, que afectan la vida y derechos de miles de personas como los pueblos indígenas y migrantes, incluyendo las comunidades religiosas, pero se cuestionó las ocasiones que cada uno ha sido causa de la caída de otras personas con estas prácticas.
El despojo, entendido como el acto de apropiación de bienes mediante la fuerza, representa una de las actividades ilegales en auge en las sociedades contemporáneas; fue uno de los temas señalados dentro del Viacrucis, con un aumento en las cifras de violencia causada con fines de despojo de propiedades.
Frente a la puerta de la Catedral se planteó que la tortura y otros tratos crueles están fuera de control en México, con un aumento del 600 por ciento con respecto al año 2013 en el país.
En la última estación, ya frente al altar de la Catedral, se dijo que en México a esta fecha hay decenas de miles de personas desaparecidas y en al menos el 50 por ciento de los casos las familias no vuelven a ver los restos de sus seres queridos; la mayoría están enterrados en las más de cuatro mil fosas comunes que han sido detectadas por las autoridades desde el año 2006.
“El dolor de la Virgen María es el dolor de muchas madres de familia y de otras personas que sufren la desaparición de sus seres queridos”.
Durante el mensaje final ofrecido por el arzobispo de Durango, Faustino Armendáriz, ante una Catedral Basílica Menor abarrotada de feligreses que acompañaron el Viacrucis por el Centro Histórico, señaló que este año se decidió que fuera como un camino de reflexión sobre la realidad que se vive en el país.
“Una realidad lacerante, una realidad en la que se pide a gritos justicia, se pide salud, trabajo, donde las familias también piden ser atendidas. Un camino que el pueblo va recorriendo todos los días, es el mismo Viacrucis de Jesús”, dijo el Arzobispo.
Explicó que por esto en la organización del Viacrucis se acordó que en cada estación se abordaran algunas de esta problemáticas.
Pero sobre todo, en el contexto del proceso electoral que vive Durango actualmente en el que se establecen compromisos con la sociedad por parte de los aspirantes, para que “sean servidores” y que entiendan las verdaderas necesidades que reciben al estar cerca de la gente.
Finalmente, como iglesia misionera invitó a seguir orando por la paz desde los hogares para ser agentes de cambio y evangelización.