Historia del queso menonita
La historia del queso menonita se remonta a los años treinta, cuando los menonitas habían logrado adaptarse al ambiente que encontraron en Chihuahua, luego empezaron a producir queso artesanal para el autoconsumo, elaborado, al igual que la mantequilla, con una rudimentaria técnica holandesa.
Ellos también vendían en sus campos estos productos a varios comerciantes, quienes los llevaban a otros lugares. Entre ellos estaba don Luis Lara Leos, un comerciante que viajaba desde Ciudad Juárez a vender dulces y hacia su recorrido pasando por Casas Grandes, donde tenía una muy buena relación con la comunidad mormona asentada en esa región.
Al llegar a la comunidad menonita, le llamó mucho la atención la producción de queso y se le ocurrió la idea de elaborar un producto con una técnica y calidad que pudiera ser aceptado por toda la comunidad chihuahuense y pudiera ser comercializado. Para tal efecto, invitó a un amigo mormón de Casas Grandes apellidado Coll, con quien después de un recorrido por la zona menonita y encontrado buena disposición de los mismos, establecieron una fábrica de queso elaborado con una técnica mixta, compuesta por la técnica holandesa de los menonitas y por la técnica mormona, para en 1936 crear lo que ahora conocemos como queso menonita o queso Chihuahua.
EL QUESO MENONITA EN DURANGO
Hasta hace aproximadamente dos décadas, en las colonias menonitas de Durango, se estilaba que los menonitas dieran un diezmo de dos centavos por litro de leche, mismo que fue utilizado para comprar tierras en otras partes del país como La Honda, Zacatecas y Campeche, y del extranjero, como Argentina. Esa costumbre perdió vigencia desde que los anteriores obispos emigraron a este último país por esa época.
Una de las versiones que tenemos en Durango sobre el origen del queso, es que la industrialización de este producto llegó en 1936, gracias a un menonita llamado Abraham Dickey, quien se trasladó desde Cuauhtémoc, Chih., a instalar una fábrica en la colonia Tierra Limpia. Según datos de David Friessen Nuffen, de la colonia Nueva York quien, cuando tenía 12 años, su familia vendía leche en ese lugar a 2 centavos el litro, y como tenían 4 vacas, les tocaba llevar la misma cantidad de veces la leche hasta la fábrica, ya que no había quien la recogiera y todas las familias, según el número de vacas que tuvieran, era la misma cantidad de veces que tenían que transportarla.
Posteriormente la fábrica desapareció y Pedro Friessen instaló en el mismo lugar otra quesería. Tiempo después inició sus operaciones la Quesería Holanda como cooperativa, precisamente en la colonia Nueva York. Con el paso del tiempo han ido surgiendo otras fábricas de queso, pero Holanda sigue creciendo.
Otra versión recogida en el interior de la comunidad menonita, nos dice que fue el menonita Pedro Friessen quien trajo consigo la técnica del queso y puso la primera fábrica, y el señor Dick fue únicamente el dueño del establecimiento y en un principio Pedro fue quien trabajó para él. Abraham Klassen Friessen, nieto de Pedro, asegura que su abuelo patentó el nombre de la primera fábrica de queso de la comunidad menonita de Durango y que su marca registrada es la tercera que existe, seguida de la Fábrica de cerillos La Moderna.
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Fuente: Salomón Meraz, Liliana. Historia de los menonitas radicados en Durango. (2004). México: Ed. PACMYC. 135 pp.