
Yerbanis y Pasaje: Dos poblados que se oscurecieron en pleno día en 1923
(Tercera de 5 partes)
La planeación de cada expedición podía tomar años por las carencias de la época, muchos eclipses eran difíciles de alcanzar ya que su sombra podía presentarse en medio del mar o en lugares de difícil acceso, la importancia de las predicciones lograba formar una planeación en los lugares remotos.
La brecha del conocimiento científico con la población en general era extremadamente amplia, generalmente los científicos, en una forma coloquial, eran llamados "sabios", era difícil pertenecer a ese grupo selecto de eruditos. En el caso del medio astronómico, a finales del siglo XIX, era dominado por europeos, especialmente de alemanes e ingleses, pero al iniciar el siglo XX la astronomía americana era la que rápidamente comenzaba a dominar, muchos de los principales astrónomos americanos que habían viajado a mejorar estudios astronómicos a Europa, a su regreso en sus instituciones impulsaron la astronomía con posgrados en ciertas universidades, como California, Chicago, Harvard y Princeton. De estos centros y otros más comenzaron a tener mayor comunicación con el grupo reducido de astrónomos mexicanos, con los que realizaron intercambio de información, visitas recíprocas, expediciones, etc., en diversos temas en el tiempo, y de estas instituciones formaron parte las expediciones que visitaron la sombra de ese eclipse de 1923. Cabe mencionar que ampliar sobre la historia de la astronomía en México desviaría el enfoque del tema, aunque no deja de ser importante y con conexiones a este eclipse: sólo quisiera hacer notar que el esfuerzo de varios astrónomos y entusiastas dieron fruto a la popularización, el extensionismo de la astronomía y el acercamiento con instituciones astronómicas mundiales.
La situación de México para finales del siglo XIX e inicios del XX era de extrema desigualdad, no había cambiado en gran manera a lo largo en el tiempo, no solo en lo económico, aunque en mucho de los casos iban de la mano como una oportunidad para facilitar el estudio; el nivel educativo en México era muy básico, la poca población que acudía a las escuelas, en sus libros y enseñanzas, los temas que pudieran tener alguna relación con la astronomía se presentaban en una manera sencilla y básica. Sin embargo, para 1910, a trece años del eclipse, se comenzaban a unir algunos engranes o pequeños hilos que conducirían a mejorar el conocimiento astronómico en la población en general.
El 1 de marzo de 1902, fue fundada la Sociedad Astronómica de México con el firme propósito de reunir a todas aquellas personas que en México se dedicaban al estudio de la Astronomía, pero que no tenían medio de comunicarse unas con otras, ni tenían manera de saber oportunamente los descubrimientos que se hacían en el cielo. Inició con veinte socios, estableciendo su sede en la calle Santa Catalina de Siena en el edificio de la Normal de Profesoras, que en la actualidad es llamada la calle República de Argentina, y el edificio actualmente lo ocupa la Secretaría de Educación Pública.
La sede posteriormente cambió de dirección a unas cuadras, siendo su sede oficial ya la calle de Cocheras número 7, actualmente es llamada República de Colombia. La Sociedad desde sus inicios procuró la divulgación de la astronomía en todos los estratos sociales, estableció puntos de observación con telescopios para compartir sus conocimientos al público en general, la participación gubernamental fue importante, en sus múltiples sesiones se presentaron temas actuales y astronómicos, teniendo en ocasiones al presidente Porfirio Díaz como invitado, varios de los socios tuvieron puestos en el gobierno federal que favorecieron a la labor de la sociedad. Un personaje que se integra a este relato del eclipse fue el Presbítero Severo Díaz, un eclesiástico apasionado de la ciencia y que presentó algunas ponencias dentro de las sesiones de la sociedad astronómica; al paso del tiempo formó parte de la expedición mexicana en Yerbanís. El tema de su presencia será mencionado más adelante como parte de un entorno donde se cruzaron la ciencia, la filosofía y la teología, donde cada una tenía una postura dentro de un entorno en el que se involucran en cierta forma los eclipses, la teoría de la relatividad, la educación, creencias y otros puntos de vista que prevalecían en el mundo y en una parte en México.