Expedición alemana en Pasaje, Dgo.
En 2023 se cumple un centenario del eclipse total que cubrió en una franja y una sombra total por al país el 10 de septiembre de 1923, donde la penumbra total, provocada por la luna al tapar el sol, atravesó el territorio mexicano, oscureciendo a su paso desde Baja California Norte, cruzando por los estados de Sonora, Chihuahua, Durango, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí, Tamaulipas, Veracruz, y terminando sobre el territorio nacional en el estado de Campeche y Quintana Roo.
Este eclipse fue el primero del Siglo XX en México, pero no el primero en ensombrecer parte de los estados de Durango y Coahuila, aunque es importante aclarar que esto debe ser mencionado para los registros meramente humanos ya que sabemos de ellos al ir ligados a la historia humana registrada ya sea en el asombro, en el conocimiento y aprendizaje debido a la curiosidad y necesidad de entender los fenómenos, físicos, naturales, religiosos, celestiales, etc.
Un eclipse solar se da cuando la luna se interpone entre el sol y la tierra; esto provoca una sombra en esta última, en una franja determinada.
La distancia de la luna entre el astro rey y nuestro planeta, provocan que ésta oculte completamente al sol o que deje ver una parte de su circunferencia, siendo llamados estos según sea el caso, eclipse solar total o eclipse anular.
En un eclipse total el obscurecimiento mayor sólo es en una franja determinada dándole a los observadores que estén en ese ancho de sombra esa posibilidad de obscurecimiento mayor, para quienes se encuentren fuera de ese ancho de sombra y de ésta en una mayor distancia, el obscurecimiento será menor y sólo podrán ver como la luna en su paso tapa una parte del sol, siendo así para los observadores un eclipse parcial.
Las posibilidades de que un eclipse solar tota,l y sobre todo el camino de su sombra se dé en un mismo lugar, reducen a muy pocas sus probabilidades, sin embargo, para Durango y Coahuila, pero en especial la región de Yerbanís y Pasaje, lograron la coincidencia de haber sido testigos de un eclipse solar total que tuvo su paso en un trayecto similar al de 1923 en la fecha del 25 de septiembre de 1745 y para el 2024 estos mismos poblados estarán dentro de la franja de obscuridad mayor.
¿Pero qué significa o qué valor le damos a este hecho? Si sólo lo dejáramos como un momento extraordinario en nuestras vidas, o de haber vivido un suceso raro y diferente disfrutando el obscurecimiento del entorno en pleno día y poder observar el comportamiento de la naturaleza en este extraño momento, perderíamos o dejaríamos pasar toda la riqueza y significado en el campo de la ciencia, el conocimiento, la religión y muchas cosas más en el crecimiento de la humanidad.
La historia va de la mano con la descripción de todo un entorno por varios cientos de años, todo esto para poder apreciar el esfuerzo realizado no nada más por las expediciones extranjeras y nacionales que participaron en este eclipse de 1923.
Viajar hacia el pasado es hacerlo con la mentalidad de tratar de entender una época sin tecnología, una vida en la que con pocos conocimientos la humanidad comenzó a tratar de entender los sucesos; una evolución desde el miedo hasta el llegar a usar los descubrimientos en nuestro beneficio actual, donde por siglos los eclipses y el cielo fueron una herramienta importante en el crecimiento.
Por muchos años en el siglo XIX, países como Estados Unidos, Inglaterra, España, Portugal, México y otros, procuraban en el ámbito de la astronomía y de las ciencias, enviar expediciones en el mundo a los lugares donde se podría tener observación de diferentes eclipses solares, o de luna y observaciones de otros astros o planetas, pero su éxito dependía de muchas posibilidades y circunstancias. Quienes podían acudir, en sus mediciones e investigaciones aportaban una gran cantidad de datos que acrecentaban el conocimiento en física, química y otras ramas de la ciencia.
Al paso de los siglos desde la simple observación y la curiosidad de averiguar y querer explicar los sucesos en general fueron dando una formación a la ciencia y lentamente con los aportes logrados se iban acrecentando los conocimientos científicos.
Específicamente para viajar al día del 10 de septiembre de 1923 en nuestro país, tenemos que entender y conocer lo que en el mundo rodeaba a este gran suceso, las condiciones que vivía el entorno mundial y principalmente el europeo que salía de una primera guerra mundial, donde uno de los países involucrados para viajar a México era Alemania, país perdedor y con múltiples sanciones económicas impuestas por este gran conflicto que limitaron por varios años a sectores como el científico, que siempre procuraba realizar expediciones en el mundo a los lugares que podrían tener acceso para sus observaciones en las franjas de obscuridad de los eclipses. Por otro lado, para esa década de 1910 a 1920 existió una gran exaltación en la comunidad científica mundial provocada por el físico Albert Einstein con su teoría de la relatividad, que sugería la posibilidad de comprobación en base a mediciones y fotografías realizadas a la luz usando las estrellas en los eclipses solares totales. Para poder hacer esa comprobación por todo el mundo, astrónomos y científicos de diferentes países planeaban viajes, en donde sus cálculos les daban los mejores lugares en tierra firme y con relativa facilidad de acceso para viajar con toneladas de equipos y poder obtener mediciones y observaciones de la corona solar y otros tópicos, que sólo se lograba en los eclipses solares totales. La planeación dura
Ya habiendo pasado todos los obstáculos para llegar a los puntos elegidos de observación, se tenían minutos para realizar las encomiendas planeadas, desde que la obscuridad total se daba al cubrir la luna al sol, hasta el momento en que el paso de ésta dejaba retornar su luz. Muchas expediciones llegaban a ese punto de inicio de obscuridad y en ese preciso momento el cielo estaba con nubes o un cielo cerrado, evitando hacer las mediciones planeadas, provocando que las expediciones tuvieran un fracaso total, teniendo que esperar una nueva oportunidad en un eclipse solar total siguiente, que tuviera un relativo fácil acceso.
En 1919 una expedición inglesa viajó a realizar observaciones a un eclipse solar total a la isla Príncipe, cerca de la Guinea Ecuatoriana en África, con el fin de verificar la teoría de Einstein. Los astrónomos Frank Dyson y Arthur Eddington encabezaron la expedición, logrando buenos resultados para contrastar y validar la teoría de la relatividad de Einstein para la comunidad científica mundial; sin embargo, en los siguientes eclipses solares totales, siguieron las expediciones de varios países viajando a otros eclipses, para seguir validando la teoría dentro de esos minutos escasos y posibles que daban estos increíbles sucesos. Para el eclipse del 10 de septiembre de 1923 el gobierno mexicano invitó a Albert Einstein a realizar observaciones, pero el entorno conflictivo que se vivía en Europa y Alemania evitó que pudiera venir, enviando a un grupo selecto de colaboradores quienes sufrirían una gran cantidad de obstáculos para poder llegar y estar listos ese día.
El área que cubrió el eclipse en su franja de obscuridad total no le fue favorable a Estados Unidos, solamente le dio como punto de observación a la Isla Margarita ubicada frente a San Diego, dejando a nuestro país como área principal de observación. Y así fue como el eclipse del 10 de septiembre de 1923 trajo a México diversas expediciones científicas, la elección de los puntos de observación fue difícil, debido a la poca infraestructura en comunicaciones, además de múltiples factores que dentro de ellos favorecieron a Yerbanis y Pasaje, para que fueran dos de las sedes de este gran suceso de importancia mundial.
*TEXTO PUBLICADO NUEVAMENTE, A PETICIÓN DE NUESTROS LECTORES
