Fue en 1969 cuando se construyó la primera cabaña, donde pernoctaban los primeros astrónomos e investigadores.
Con un telescopio robótico de 50 centímetros de diámetro, capaz de apuntar automáticamente a cualquier posición del cielo en menos de 10 segundos, el Observatorio Astronómico Nacional San Pedro Mártir, ubicado en Baja California, es considerado ya el mejor lugar en México para la investigación del Universo; aun así, ampliará sus capacidades con la construcción del telescopio Colibrí y del cuarto de máquinas, que estarán operativos el próximo 30 de septiembre.
El proyecto Colibrí es una colaboración entre México y Francia, en el que participan la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), mediante el Instituto de Astronomía, y el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt); por parte de Francia, la Universidad Aix Marseille, el Centro Nacional de la Investigación Científica y el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES).
Para las mencionadas obras, deberán trasladarse materiales hasta la Sierra de San Pedro Martir en Baja California, como alrededor de 130 metros cúbicos de concreto suministrado por Cementos de México (Cemex), además de personal como auxiliares de bombeo, mecánicos de bombas, mecánicos diésel, llanteros, técnicos de calidad y operadores; todo esto en condiciones climáticas extremas por la ubicación a unos 2 mil 800 metros sobre el nivel del mar.
Entre las condiciones que dificultan la operación en el lugar destacan los climas fríos en la temporada invernal; mientras que, en verano, el clima es permanentemente lluvioso, para dar paso al florecimiento de vegetación que pinta de verde el sitio operado por el Instituto de Astronomía de la UNAM.