Menos cigarro, más salud
Uno de las principales amenazas a la salud del mexicano es el tabaquismo. Además de ser una de las primeras causas de muerte, erosiona al medio ambiente y destruye a la sociedad.
La Secretaría de Salud refiere que Gady Zabicky Sirot, titular de la Comisión Nacional contra las adicciones (Conadic), asegura que se trata de una enfermedad que más muertes prevenibles causa en el mundo. En México, cada año 65 mil personas mueren por causas relacionadas con el tabaquismo.
Su consumo no se detiene solamente en adultos, también existen cerca de 38 millones de niños de entre 13 y 15 años que lo consumen, aun cuando la venta a menores es ilegal en la mayoría de los países.
Mortífero no solo para los fumadores
El humo del tabaco es una mezcla de siete mil sustancias químicas de las cuales al menos 70 de éstas ocasionan cáncer en personas y animales, mismas que aumentan entre 15 y 30 veces más el riesgo de contraerlo o morir en comparación con las personas que no son fumadoras, según datos de la dependencia. Puede causar cáncer en pulmones, nariz, boca, garganta, cuerdas vocales, esófago, vejiga, riñones, páncreas, cuello uterino, estómago, sangre y médula ósea.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona que la exposición al humo del tabaco ajeno se asocia con resultados de salud adversos y provoca 1,3 millones de defunciones de forma anual, de los cuales aproximadamente 65 mil son niños.
El dejar de fumar disminuye el riesgo de cáncer y la presencia de otras enfermedades asociadas con esta adicción. Asimismo, tiene beneficios inmediatos. A los 20 minutos disminuye la frecuencia cardíaca, a las 12 horas las concentraciones de monóxido de carbono en la sangre vuelven ala normalidad y a las 24 horas de haber dejado de fumar, la presión arterial y la probabilidad de un ataque al corazón disminuyen, detalla información compartida por parte de la Jurisdicción Sanitaria VI en Torreón, Coahuila.
¿Por qué fumas?
Mayo Clinic resalta algunas de las situaciones que desencadenan el impulso de fumar, tales como el tomar café, hacer descansos en el trabajo, hablar por teléfono, consumir bebidas alcohólicas, conducir o pasar tiempo con amigos. Es posible considerarlas como actividades de liberación de tensión después de estar expuesto a lapsos de estrés.
Sumado a esto, la nicotina, que es la sustancia química que causa adicción, aumenta la liberación de sustancias químicas cerebrales que ayudan a regular el estado de ánimo y el comportamiento. Mientras más se fuma, más nicotina se necesita para sentirse bien, sin embargo, traerá mayores consecuencias.
Entre los factores de riesgo Mayo Clinic destaca los siguientes:
Edad: la mayoría comienza desde la infancia, lo que aumenta las probabilidades de generar adicción.
Genética: la probabilidad de que empieces a fumar y sigas fumando puede ser parcialmente heredado debido a que “los factores genéticos pueden influir en la manera en que los receptores de la superficie de las células nerviosas del cerebro responden a las altas dosis de nicotina de los cigarrillos”.
Padres: los niños que crecen con padres o cuidadores que fuman, tienen más probabilidades de fumar.
Depresión u otra enfermedad mental: existe asociación entre la depresión y el tabaquismo demostrada en diversos estudios.
Uso de sustancias: el abuso de alcohol y drogas ilegales aumenta la posibilidad de consumo.