Nahualismo y Tonalismo: Vigencia Mesoamericana
Desde que la especie se hizo consciente hace representar todo aquello que le significa a través de la figura silvestre del animal como tal; desde representaciones de fuerzas naturales, credos religiosos, tribus comunales y diversos aspectos de la vida ordinaria del sujeto.
Los términos como nahualismo y tonalismo han sufrido cambios de significado desde que se abordó como un pragmatismo evidente alrededor de los pueblos de mesoamérica y aún en la actualidad tanto en México como en Guatemala son un bastión de creencia intensa y viva entre los pobladores.
La idea central del nahualismo reside en la mutabilidad que algunos individuos tienen (brujos, jerarcas de importancia social) para convertirse a voluntad en fauna y fenomenología diversa y así accionar un poder prodigioso sobre algo o alguien.
El tonalismo sin embargo es la relación coesencial que tiene una persona con el animal (alter ego) que le corresponde al momento de nacer, forjando de este modo su humor, carisma, carácter, resiliencia espiritual e incluso su último fin descubriendo el camino (destino).
Las transformaciones también se expresan en cuestiones naturales en el nahualismo como tonalismo sean en rayos, viento, fuego, elementos que coordinados y en su inteligencia crean un orden natural en la psique humana.
La posibilidad de estas concepciones se basa en que los diversos ingredientes de la realidad: lo físico, lo de especie y lo esotérico son mucho más intensos que en el mundo occidental cristiano, por lo tanto las fluctuaciones en las escaladas o niveles del ser son muy obvias y constantes ya que es un revestimiento o investidura (nahualli) que disfraza y que se disipa entre congéneres con un propósito específico.
La capacidad metamórfica y su ejercicio óntico de ser parte y fuerza de la naturaleza que se presenta y que naturamos con internalización humana, es algo que ha estado presente en muchas culturas del mundo con esa intención ardua que existe por pertenecer a lo escatológico y su intrínseca unión entre lo ordinario y lo extraordinario que nos sustenta la vida.
