Nos falta mucho por hacer en favor de las mujeres

Cuando escuché a una representante del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informar que la violencia contra las mujeres en nuestro país solo ha disminuido en el rubro de las agresiones que se perpetran en el ámbito de las parejas, mi optimismo se vino por los suelos ya que fui víctima de "otros datos", de esos que en ocasiones revelan algunas autoridades federales (incluido nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador) en los que juran y perjuran que el sector femenino ya no sufre tanto, al menos por las acciones negativas que pueden ejercer contra ellas los hombres que les rodean en los distintos ámbitos en los que se desenvuelven.

Y aunque no pude escuchar con detalle esa cifra que refiere una reducción en la violencia contra las mujeres, el dato más desalentador es que una de cada dos féminas ha padecido un episodio de agresión sexual, una cifra que revela un panorama más que triste y vergonzoso, pues deja muy mal parado al sector varonil de nuestro país al representar una figura negativa, de un victimario que no ha sabido asumir su papel de compañero, amigo, pareja que inspire y transmita ese respeto que todo semejante merece por el simple hecho de que es un ser humano con derecho a ser tratado con dignidad.

De acuerdo con el Inegi, México llegó al 25N con 2 mil 594 mujeres asesinadas entre enero y septiembre de 2023, lo que supone una media de 9.5 al día, y un grado notable de desconfianza en la justicia, una situación que nos debería preocupar y, sobre todo, ocupar, para poner manos a la obra y exigir a las autoridades que hagan lo que les corresponde.

Aunado a ello, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública de 2023, tres de cada 10 mujeres víctimas de un delito no denuncian porque sería "una pérdida de tiempo", algo que todos sabemos que es más que cierto, y hasta me atrevería a enfatizar que esta estadística se queda corta, pues está más que comprobado que la cifra negra de los delitos que no se denuncian rebasa generalmente el 90 por ciento, es decir, solo se interpone una querella en uno de cada 10 delitos que se cometen en nuestro país, desde un simple robo, hasta ilícitos de los denominados de alto impacto, como son la extorsión, el secuestro y el homicidio doloso, ese que se comete con intencionalidad.

Recordemos, además, amable lector, que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, afirmó en marzo de este año que, desde su llegada en 2018, los feminicidios se habían reducido, pero la representante de ONU Mujeres en México, Belén Sanz Luque, dijo que en los últimos seis años no ha habido "una disminución sustantiva" en la violencia machista en el país.

De esta forma, se indicó que la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares de 2021 constató que el 70.1% de las mujeres mexicanas de 15 años o más han vivido al menos una situación de violencia, dato que se ha mantenido generalmente a lo largo de los años.

También habría que considerar que Latinoamérica es una de las regiones con más casos por violencia contra las mujeres y niñas, situación que se ve agravada por la persistente desigualdad, la pobreza, el temor a denunciar y la falta de políticas para frenar este flagelo.

Con base en datos del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en 2022 y en lo que va de este año se ha reportado al menos un feminicidio cada dos horas.

Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemoró este sábado, la ONU y organismos defensores de los derechos de las mujeres y las niñas reiteraron sus llamados a que los Estados aumenten esfuerzos y presupuestos para generar políticas que prevengan estos actos violentos y que haya una respuesta oportuna a las víctimas en materia judicial y sanitaria, aunque conviene precisar que esos exhortos no sirven de mucho cuando no existe voluntad de los gobiernos en turno para proteger al sector femenino del país.

Además, estos factores son en parte una de las principales causas por las que muchas mujeres o niñas no denuncian por temor a ser revictimizadas o por amenazas por parte de los agresores.

Nuestra sociedad, estimado(a) lector(a), le ha quedado a deber al sector de las mujeres, y una parte fundamental tiene que ver con lo que, desde la familia, nos ha faltado por hacer para que las féminas tengan acceso a mejores condiciones de bienestar y desarrollo no solo dentro del hogar, sino en todos los ámbitos donde se desenvuelven.

Ya es tiempo de que, de una vez por todas, asumamos un compromiso real en el que todos aportemos la parte que nos corresponde, empezando por el respeto a las diferencias y que, en lugar de separarnos, de dividirnos y de confrontarnos, deberíamos reconocerlas, aceptarlas y ofrecerles lo que por ley les corresponde.

Debemos reconocer que nos falta mucho por hacer en favor de las mujeres, pero no como una concesión, sino como un derecho al que deben tener acceso por el simple hecho de que, ante la ley, debemos contar con las mismas obligaciones.