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Cleptomanía: cómo ayudar a quien la padece

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Cleptomanía: cómo ayudar a quien la padece

IGNACIO ESPINOZA

Definida como un padecimiento mental poco frecuente, la cleptomanía puede acarrear graves consecuencias, en el que la persona tiene la pulsión incontrolable de robar cosas innecesarias y de escaso valor, que afecta su salud emocionalmente y su entorno personal, familiar y profesional.

Se trata de un trastorno que, según especialistas, lo padecen dos tercios las mujeres y el restante tercio afecta a los varones; es un trastorno compulsivo que se caracteriza por experimentar dificultades para autocontrolar emociones y conductas. Según los especialistas, lo sufren más las féminas debido a que este género es más emocional, mientras que los varones son más racionales.

Uno de los aspectos que llama la atención es que, si bien se trata de una enfermedad incurable, la buena noticia es que puede ser controlada a través de psicoterapia y medicamentos que ayudan a disminuir el impulso o deseo de robar compulsivamente. Mientras más oportuno sea el diagnóstico y el tratamiento, menores serán los daños y complicaciones, señalan lo mismo psicólogos que psiquiatras.

El origen de la cleptomanía sigue siendo un misterio; sin embargo, algunas investigaciones consideran que algunos cambios cerebrales pueden detonarla, entre ellos: niveles bajos de serotonina, que es la sustancia química que ayuda regular las emociones y el estado de ánimo; liberación de dopamina, que es el neurotransmisor de sentimientos placenteros; desequilibrios en el sistema opioide que puede desencadenar impulsos; y un último aspecto es que puede ser de origen genético, es decir, heredado.

Se han identificado algunos factores que, por sí solos o combinados, pueden contribuir al desarrollo de este trastorno, entre los que destacan haber consumido drogas o alcohol por tiempo prolongado, y padecer otra enfermedad mental como bipolaridad o trastornos de alimentación, ansiedad o personalidad.

En caso de no recibir tratamiento, las complicaciones inherentes comienzan a aparecer y pueden afectar gravemente la vida de la persona, tales como: abandono de estudios y trabajos; alcoholismo y drogadicción; aislamiento social y familiar; baja autoestima; culpa, humillación, vergüenza; complicaciones de salud física; otros trastornos compulsivos como el juego y el consumismo.

Además, episodios de ansiedad y depresión que van incrementando su frecuencia e intensidad progresivamente; ideas suicidas; problemas legales por robo; trastornos de alimentación o de personalidad.

En cuanto a los signos y síntomas de la cleptomanía, los expertos mencionan los siguientes: excitación antes de robar; impulso irresistible de robar cosas que no se requieren; alivio o placer al robar; culpabilidad, remordimiento, odio y vergüenza hacia sí mismo; deseos continuos e incontrolables de seguir robando; miedo de ser arrestado después de robar

Quienes padecen cleptomanía roban por impulso y de manera espontánea, generalmente en tiendas o lugares públicos, aunque pueden hacerlo también en casa de amigos o conocidos. Los objetos robados carecen de valor y no los requieren, por lo que pueden esconderlos, regalarlos, donarlos o regresarlos al sitio donde fueron extraídos, ya que no buscan lucrar económicamente por ellos.

La cleptomanía, por lo general, aparece en la adolescencia o juventud, pero también puede manifestarse en la etapa adulta.

El médico, además de analizar la sintomatología e historial clínico, realizará una exploración física y estudios psicológicos para medir el control de los impulsos a través de diversas pruebas y preguntas.

Una vez establecido el diagnóstico, se decidirá el tratamiento vitalicio a seguir para controlar los síntomas y ayudar al afectado a tener una vida lo más normal posible, el cual incluye fármacos, psicoterapia y grupos de autoayuda.

De acuerdo con los expertos, es muy importante buscar apoyo para tratar la cleptomanía, pues resulta difícil superarla solo, ya que ocasionará que el impulso por robar se incremente y desencadene múltiples problemas.

Si sospechamos que un amigo cercano o un familiar podría presentar cleptomanía, se rcomienda hablar delicadamente sobre nuestras inquietudes con esa persona. Debemos tener presente que la cleptomanía es un trastorno de salud mental, no un defecto de la personalidad, y acerquémonos a ese ser querido sin juzgarlo ni culparlo.

Podría ser útil poner énfasis en estos puntos: demostrar preocupación porque nos importa la salud y el bienestar de la persona; estamos preocupados por los riesgos del robo compulsivo, como ser arrestado, perder un empleo o dañar una relación valiosa.

Además, hay que entender que, cuando se tiene cleptomanía, el impulso de robar puede ser demasiado fuerte como para resistirlo con tan solo proponérselo.

Recordemos que existen tratamientos eficaces disponibles para minimizar el impulso de robar y vivir sin adicción ni vergüenza.

Es importante hacer énfasis en que la persona que padezca el mencionado trastorno, para poder acceder al tratamiento, en principio, debe reconocer que necesita ayuda, es decir, no debe ser forzada ya que, de lo contrario, se corre el riesgo de que dicho tratamiento no arroje los resultados esperados, que es controlar la enfermedad mental, pues recordemos que no tiene cura.

Demostremos un genuino interés por ayudar a esa persona que no sabe cómo lidiar con esa enfermedad mental, ya que si no sabe a quién recurrir para tratar de controlar su trastorno, podría agravarse su situación a tal grado de que, si es sorprendida por un extraño y es denunciada ante las autoridades, podría perder su libertad.

En la medida de lo posible, demos el apoyo que esté a nuestro alcance y, si es necesario, ofrezcamos el respaldo de un profesional de la salud mental para que sea él quien nos dé luz para prescribir el tratamiento más adecuado.

Escrito en: PADRES E HIJOS robar, impulso, que,, cleptomanía,

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