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Misántropo: el miedo a verse en el espejo

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HUGO J. CASTRO

El director argentino Damián Szifrón (1975) nos lleva a través de su más reciente trabajo Misántropo (To Catch a Killer) a cuestionarnos algo que tenemos en nuestras manos, ¿será nuestra propia cultura, para que pueda sobrevivir esta, nos está exigiendo que vivamos en una total inseguridad, en el miedo hacia nosotros mismos? 

Esta película protagonizada por Shailene Woodley, Ben Mendelsohn y Jovan Adepo, es un viaje hacia las entrañas de una sociedad estadounidense, en la que millones viven con la incertidumbre de que en cualquier momento alguien con un rifle pueda disparar hacia ellos. Ya no solo en las escuelas, los antros o los cines sino en cualquier lado. 

La historia comienza con un asesinato masivo de 29 personas, quienes justo en los primeros minutos del año nuevo en Baltimore, un francotirador decide darles fin. "No es en contra de la naturaleza, sino en contra de la cultura" dice Mendelsohn al momento de estar en la morgue frente a los cuerpos de las víctimas. 

Es decir, este filme de suspenso no va de solo mantenerte con la atención y la tensión por dos horas, sino que no hace pensar, que más allá del derecho que tienen los ciudadanos de este país a portar un arma, los diversos eventos violentos vienen acompañado no solo de una disconformidad sino de una connotación de realización, pero en un sentido opuesto a lo que permite la sociedad.

Y aunque esta es una ficción, se acerca mucho a la realidad. Si bien la narrativa de Szifrón dista mucho de lo que hemos estado acostumbrados a consumir en cuanto a las películas de este género (thrillers o suspenso), su hilo conductor va sellada con una crítica al interior de esta sociedad, como si fuera una bala dirigida, que penetra y molesta porque no están acostumbrados a verse este pueblo en un espejo.

Posiblemente, la interpretación que hace Szifron de la realidad estadounidense va más allá de la visión maniquea de quién es el bueno y quién es el malo, para representarnos una sociedad donde no hay compasión, en donde la ley está por encima de toda intuición o sentimiento, y con ello tratar de apagar el fuego de la violencia echándole gasolina.

Si el espectador espera una historia de acción, explosiones o persecuciones, aquí no las hay como en el cine de suspenso, pero si encontrará un tema muy importante, hasta donde el ser humano es producto de una cultura que, en aras del famoso progreso, se olvida de lo elemental, de aquello que lo tiene aferrado a la tierra. Por ello no encuentra en sí mismo la satisfacción por su entorno, por los demás o por si mismo, se mete una carrera en contra de todos, debido a que en parte como decía Sartre "el infierno son los otros". 

La historia no busca la reivindicación fácil de la transfiguración del elemento negativo, si no que nos muestra hasta qué punto somos verdaderamente crueles con todo lo que se nos ponga enfrente, para trata de usar a la vida como una divisa de insatisfacción, sin ningún mérito más que el de hacer valer la ley de utilizar las armas para demostrar que la naturaleza del ser humano es violenta. Y aun con la conclusión que todos esperarían, esta película te deja con una serie de cuestionamientos en la reflexión de que tanto este espejo realmente nos permite vernos a los ojos, en busca de por lo menos un resplandor de inocencia, no volver a lo natural porque eso no existe, sino vernos sin ninguna máscara. 

Esperemos que Szifron siga adelante con una experimentación, a pesar de que a los vecinos del norte no le gusten las escenas de mataderos, porque no les gusta tener relación sentimental con lo que comen o mejor dicho comemos. 

El Misántropo es una buena reflexión del riesgo de ser humano hasta para nosotros mismos. 

Escrito en: Quiero Palomitas sino, solo, humano, hacia

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