Rumbo a Pasaje y Yerbanís: eclipse de 1923
La teoría de la relatividad espacial se benefició en cierta forma con el desarrollo de la primera guerra mundial, este conflicto evitó, junto con el mal clima, que se tuvieran fotografías en el eclipse de 1914 en Crimea. De haber tenido buenas condiciones y excelentes fotografías en ese momento, la teoría postulada por Einstein se habría descartado completamente, ya que, de haberse realizado las fotografías y ver en los resultados una variación en la posición de las estrellas alrededor de la corona solar, no habrían coincidido con los cálculos propuestos por Einstein, y estos habrían sido totalmente erróneos.
Einstein tuvo que resguardarse, y en ese tiempo pudo escribir La teoría de la Relatividad General que fue publicada el 25 de noviembre de 1915. Esta fue una nueva teoría de la Gravitación que sustituyó a la de Newton; a partir de ese momento los cálculos, ya con las correcciones y ampliaciones pertinentes, daban el ajuste esperado a la desviación calculada, en comparación a lo propuesto previamente en la Teoría de la Relatividad Especial. Con esto, las capturas fotográficas en los siguientes eclipses eran más deseadas en esta carrera de ver quien lograba comprobar la teoría de la Relatividad. La guerra continuaba en esos años y Einstein fue invitado por el físico Max Planck a laborar en el Instituto Kaiser Wilhelm. Planck fue un científico que siempre creyó en él y le dio un gran apoyo. En este instituto un gran número de científicos alemanes participaron en el desarrollo del gas mostaza; Einstein, al darse cuenta, se retiró indignado debido a sus principios pacifistas. El gas fue usado causando miles de muertes, provocando una indignación mundial que derivó en grandes sanciones al país alemán.
En 1916 se tuvo una siguiente oportunidad en un eclipse: la sombra total cruzó por Venezuela, Europa seguía en guerra y el Observatorio de Lick volvía a tener una oportunidad al ser el único observatorio alejado del problema en Europa, pero el equipo que se recuperó de su confiscación en Crimea en 1914 por los rusos no llegó a tiempo.
Debido al fracaso de este eclipse, la oportunidad de comprobación se mantenía vigente y se recorría al siguiente eclipse total, y este ocurrió el 29 de mayo de 1919. El contexto mundial seguía vibrando por la guerra en Europa, pero con todo el entorno en contra para realizar viajes, los astrónomos ingleses Arthur Eddington, junto con E. Cottingham, lograron conformar una expedición científica y establecerse en la isla Príncipe.
El trayecto de la sombra total cruzó desde el continente americano en Brasil hasta el continente africano, y esto permitió que, en el poblado de Sobral, en Brasil, se estableciera otro grupo expedicionario inglés al mando de Andrew Crommelin, junto con el astrónomo Charles Davidson. Al momento del eclipse Eddington no tuvo buenas condiciones climáticas, se presentaron nubes en el momento preciso de la obscuridad total, solamente pudo sacar una docena de placas de muy poca calidad y claridad. En Brasil se lograron más fotografías que presentaron una mejor calidad para poder evaluar. Sin embargo, el entorno de la guerra invadió un rumor donde se formó un clima en el que los ingleses, al comprobar la teoría, le brindaban a este país un adelanto en la ciencia, junto con otros elementos que formaban el entorno del final de la guerra. La comisión que se conformó para dar la validación quedó inconforme en el resultado en la mitad de los científicos que participaron, argumentando que por la magnitud e importancia que esto representaba, el material obtenido era muy poco y con una claridad discutible. El comité sugirió seguir realizando toma de fotografías en los siguientes eclipses, para así tener una certeza indiscutible y total, dándole así una nueva posibilidad en este tema a los siguientes eclipses totales de Australia y México.
