2024, el año que no nos hemos aburrido
Ni oportunidad hemos tenido y, seguro, lo acabaremos a velocidad de un carro de Fórmula 1 acelerando en las rectas. O bajando de la montaña rusa del nuevo parque de Chapultepec.
Carlos Monsiváis escribió que 1994 (cuando vivimos ese célebre error de diciembre), hace exactamente 30 años, fue "el año en que no nos aburrimos". Así lo recuerda ese gran columnista Juan Viloro la semana pasada.
Y ¿cómo hacerlo? Si el peso después de estar súper fuerte acabó como un alfeñique más; perdió pero ganó a fuerzas Maduro, a quien se le ocurrio cambiar la Navidad al primero de octubre (y sin consultar a los Reyes Magos, que han de ser neoliberales). Entonces, ¿los Reyes llegarán el 1º de noviembre? Pero, ¿cómo? ¡si apenas están cepillando al camello! ¡Qué preocupación!. Ya Santa está quitandole la borra a su chamarra, pues no estará tan frio esta vez; los reyes de Dinamarca ya vienen en su avión privado a que los operen en el IMSS, que, según nos informan, ya es mejor que sus instituciones danesas. Casi 36 millones de mexicanos votaron por una presidenta el 2 de junio, y casí 35 millones votan todos los domingos en la casa de los famosos y sus habitantes son más conocidos que Fernandez Noroña, el flamante jefe del Senado, experto en matemáticas y quebrados (creo que solo en "quebraditas"). La legislatura con mayoría abrumadora discute qué nuevas leyes podrá aprobar sin oposición; por ejemplo, obligar a la selección nacional de futbol a usar siempre uniformes guinda con fotos de un tucán y del mapa de Cuba en la parte posterior de los calzoncillos. Mmm... no estaría mal, colega diputado. ¿No lo cree así? Lo de discutir el presupuesto vendrá después; eso es menos importante.
Cómo aburrirse al ver las fotos de los productos petroleros, que entran a Dos Bocas y, sin cambiar de chofer, salen a repartirlos a las gasolineras, como carrusel. ¡Qué bonito! Mientras tanto, los operadores usan las torres de las coquizadoras para llevar a sus niños a que las utilicen como resbaladeros, como los que hay en los restaurantes de hamburguesas, pero más grandotes.
El exmiembro de la Suprema Corte de los Estados Unidos; John Paul Stevens, expresó que elegir a los jueces por medio de elecciones populares no solo era "profundamente indeseable" sino era comparable a permitir a los fanáticos del futbol elegir a los árbitros. En ese caso los pondríamos de acuerdo en marcar penales cada tercer partido y favorecer a tal o cual equipo. Simpático, ¿no? Pero nada divertido.
Mientras tanto, a la par, nos divertimos con las ocurrencias de la selección nacional de futbol y su preparación ante el "Radiadores Libertad"de Nueva Zelanda, las olimpiadas sin becas, los programas de educaciónhaciendole el feo al inglés por ser un idioma "corrupto" y la minimización de la importancia de la ciencia y la tecnología. ¡Carambas! En resumen, 9 meses más divertidos que una película de Cantínflas en sus mejores tiempos.
Me disculpo por anticipado por hacer hoy el papel del profeta del desastre. Para mi siguiente entrega, estoy buscando temas aún más divertidos y tranquilizadores.
Ánimo, aunque hoy sea complicado tenerlo.