96% de las mujeres duranguenses viven con codependencia
La codependencia es una enfermedad emocional que afecta hasta en un 96 por ciento de las mujeres, se caracteriza por querer controlar de manera obsesiva la vida de las personas que se encuentran en su círculo cercano, buscando un reconocimiento y aceptación.
La persona permite que las conductas de los demás, ya sea una pareja, un hijo, hija, papá, mamá, abuelos, incluso amistades, la afecten, pero vive con miedo y con pensamientos negativos de derrota, siempre con la idea de que algo malo va a pasar.
Los comportamientos que se realizan no se perciben, hay una negación, aunque todos alrededor piensen otra cosa, porque no es consciente del daño que hace a los demás y a ella misma.
BAJA AUTOESTIMA
Uno de los factores que hacen que se presente la codependencia, es la baja autoestima, los problemas familiares en la infancia, situaciones aprendidas en la familia y miedo al abandono.
Cuando ya es una situación muy avanzada, se presentan conductas de maltrato a los demás, pero buscando supuestamente el bienestar de los demás.
Puede consumir sustancias tratando de sentirse bien, realizar actos negligentes, perder el interés, desarrollar círculos de violencia, incluso comenzar con ideas suicidas si también hay depresión.
VIOLENCIA EN PAREJA
En casos de personas que presentan relaciones violentas, aunque la vida corra peligro, las mujeres codependientes se quedan ahí porque no saben cómo irse, saben que están mal, pero si se van sienten hasta cierto punto que son malas personas.
Tienen una alta tolerancia al sufrimiento, por eso se permiten seguir en esas relaciones, porque vieron esas conductas en su casa donde le enseñaron que así debía ser la vida.
PATRONES
Las historias pueden ser distintas, pero las conductas son las mismas y desde pequeñas se empiezan a presentar algunos rasgos, aseguró Karen, codependiente anonima (CA).
“No importa que las otras personas tengan problemas de adicciones, que sean malas personas, que fallen, el problema está en mí si estoy tratando de controlarlo”.
Al momento en que se permite que la conducta de otra persona me afecte, es necesario recapacitar y buscar ayuda.
En mi caso, ya con una conducta codependiente avanzada, explotaba en ataques de ira, presentaba desajustes emocionales, crisis, cambios de humor del llanto a la risa, desinterés por muchas cosas y pensamientos suicidas.
La realidad es que no se sana al cien por ciento, pero se aprende a vivir de una manera diferente y sana, sobre todo se cambia ese chip.
APOYO
En Durango se encuentra el grupo Despertares que lleva 19 años apoyando a Codependientes Anónimas (CA) con un proceso de recuperación basado en 12 pasos adaptados a la enfermedad.
Las personas que necesiten apoyo pueden acudir a Salvador Nava #1105 en la colonia Real del Prado y pueden llamar al 618 132 7145.